1. La opinión es barata, como el habla (“Talk is cheap”). Es decir, hay tanta en las redes que ya no sobresalen las excelsas e informadas. ¿Cómo darle fuerza a las nuestras? No es fácil pero hay algunos recursos. Yo uso números, estadísticas o conceptos basados en estadísticas. Les pongo un ejemplo.
Fernando Nunez-Noda – El Político
El otro día discutí con una autodenominada “progre” española. Fue una discusión cordial, aunque sarcástica. Cuando digo que en Venezuela, país sin democracia, gobierna un régimen autoritario, los dolientes de ese régimen autoritario o los socialistas de alma me dicen que ésa es mi opinión, que ellos también tienen la suya y, en esencia, que cómo pruebo eso.
En vez de listar violaciones de DD. HH. o el caso de la ANC, apelo a una autoridad reconocida y técnica. Cito el “Índice de Democracia” de The Economist, una de las publicaciones más prestigiosas del mundo y uno de los estudios más completos sobre funcionamiento democrático. En la imagen se ve claramente que Venezuela está en los últimos lugares (puesto 140 puntos de 167) con 2.88 puntos y se le califica como un “régimen autoritario”.
Fuente: The Economist Intelligence Unit’s Democracy Index
Como referencia, en 2018 Venezuela tenía 3.85 puntos y ocupa el lugar 117 de 167 con 3.85 puntos. Es decir, estaba entones un poco menos autoritaria que este año.
2. En otro intercambio completamente diferente un chavista me preguntó porqué llamaba al de Venezuela “régimen” y no “gobierno”, que eso eran ganas de satanizarlo. Pues The Economist me ayudó otra vez, porque de acuerdo con características tipificadas por expertos que diseñaron el Índice de Democracia, el estudio cataloga al venezolano en el grupo de los "regímenes autoritarios":
"Naciones donde el pluralismo político se ha desvanecido o es extremadamente limitado. Estas naciones a menudo son monarquías absolutas o dictaduras, pueden tener algunas instituciones convencionales de democracia pero con escasa importancia, las infracciones y abusos de las libertades civiles son comunes, las elecciones (si tienen lugar) no son justas y libres, los medios son a menudo de propiedad estatal o controlado por grupos asociados con el régimen gobernante, el poder judicial no es independiente, y se caracterizan por la presencia de una censura omnipresente y la supresión de la crítica gubernamental."
¿Qué tal? El chavista se esfumó, no apareció más. Suele ocurrir. Obviamente los argumentos no convencen a quien no quiere ser convencido y la autoridad tampoco si no se le reconoce.
La "progre" (recordemos que así se autodefinió) fue más cordial. Intentó desprestigiar la fuente, pero se autocorrigió y terminó por argumentar que la “sólida” democracia que había dejado Chávez había sido destruida por Maduro. Aunque es una barbaridad, al menos aceptó algo.
Disculpen si creé expectativas al prometer "cómo discutir con una progre", la verdad es que jamás se podrá cambiar una opinión que se cree hecho. Pero no se trata de “ganar” la discusión, porque con radicales o emocionales eso es imposible, pero al menos quedamos satisfechos con nosotros mismos y con aquellos pocos que buscan lo cierto y no la reafirmación de sus dogmas.
Algo es algo. No se puede cambiar el mundo en un día, pero sí podemos ir defendidendo los hechos y apalancando nuestros ideales un “índice de democracia” a la vez.