Pese a la virulenta crisis económica que ha paralizado el aparato productivo del Estado, el Gobierno venezolano sigue invirtiendo recursos monetarios en la maquinaria propagandística del Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), un aparato de publicidad gubernamental que le generaría rubor hasta al mismísimo cadáver de Joseph Goebbles.
Andrés Manuel / El Político
A través de una retórica populista y métodos demagógicos – como promesas de depósitos bancarios, transferencias de bonos alimenticios y entregas de obsequios mediante el carnet de la patria – el Psuv movilizó este domingo a sus partidarios para que participaran en los comicios municipales. Durante esta ocasión, los dirigentes y postulados oficialistas no intentaron disimular su accionar.
“Todo nuestro pueblo, con lealtad y con la mirada puesta en el futuro, que lleve su carnet de la patria. Es muy importante que se lea en las afueras de los centros de votación el código QR", exigió el ministro de Comunicación e Información, Jorge Rodríguez, quien justificó la medida al explicar que representa una forma válida para contabilizar el porcentaje de participación de la base del partido.
Con el fin de precisar la magnitud del despliegue de sus adeptos, la cúspide del partido oficialista apostó a sus militantes en las adyacencias de los múltiples centros de votación ubicados en el municipio Libertador de Caracas. Según un representante del Psuv, quien prefirió conservar el anonimato, la implementación de los puntos rojos de control fue ordenada por el presidente Nicolás Maduro.
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“El carnet de la patria es para revisar los movimientos de todos los venezolanos”, señaló el desconocido proselitista del madurismo.
A pesar de ser una medida auspiciada por el Gobierno, no todos los simpatizantes del oficialismo están conformes con el mecanismo de control.
“Camarada, yo tanto que critiqué a los adecos y los copeyanos y mira como estamos. El carnet de la patria es un control total, ahora tenemos miedo de votar libremente. Tantos controles y uno no tiene qué comer. Viviendo en el barrio me daba el gusto de invitar a mis amigos a comer camarones al ajillo, churrasco, pasticho y ahora no tengo qué comer en Navidad”, expresó una ciudadana de corriente chavista frente al Colegio Andrés Bello.