Por un lado, aliados naturales de Estados Unidos en Europa, entre ellos Alemania, Francia y España, progresan en el establecimiento de acuerdos de inversión con China y que tanto inquietan a Washington. Por otro, la Comisión Europea se dispone a anunciar su plan global de inversiones y sociedades en infraestructuras por (€) 300 millones (US$ 341 mil millones de dólares) de Europa, aspira competir con un enorme plan del gigante asiático para contrarrestar la influencia china especialmente en África y Asia.
El Político
Conforme a la versión noticiosa digital de ABC, en su estrategia de recomponer las relaciones con los socios europeos tras las tensiones de la era Donald Trump, Joe Biden se ha encontrado con un punto de resistencia: China.
El diario español recuerda que durante una conversación que sostuvieron en julio en la Casa Blanca la canciller alemana saliente, Angela Merkel, ésta le dijo a Biden que la posición europea con respecto a China es irreconciliable con la de Washington. En forma similar se manifestó el francés Emmanuel Macron. Así como el español Pedro Sánchez, quien defiende la necesidad de mantener una diplomacia multilateral tras sus conversaciones con el mandatario chino Xi Jinping.
Mientras esto ocurre, la agencia de noticias alemana Reuters reseña que este miércoles la Unión Europea lanzará a bombo y platillo el plan Global Gateway. El mismo se diferenciará de la Iniciativa de la Franja y la Ruta que impulsa el régimen de Xi Jinping. Ya que brindará “condiciones justas y favorables para limitar el riesgo de endeudamiento”.
We will soon present our new connectivity strategy called Global Gateway – to invest in quality infrastructure, connecting goods and people around the world.
We will take a values-based approach. We want to create links – and not dependencies!#SOTEU pic.twitter.com/uu08d3QWWs
— European Commission ?? (@EU_Commission) September 15, 2021
Washington entre dos frentes europeos
Hace un año, el Consejo Europeo anunció un acuerdo de inversión con China para beneficiar notablemente a las industrias alemanas y francesas, preferiblemente las automovilísticas. En este sentido, Merkel estaba decidida a que se aprobara dicho acuerdo con Pekín antes de abandonar la cancillería a finales de este año. Ese acuerdo quedó cancelado, aunque no anulado, en mayo, en el contexto de los abusos que el régimen comete en China.
La Casa Blanca viene preocupada desde la anterior administración republicana de Donald Trump por la entrega de Europa a la tecnología china. Y su decisión de aceptar que empresas dominadas directa o indirectamente por el régimen comunista tuvieran el control de nuevas redes de telefonía móvil 5G. La respuesta de la Unión Europea ha sido que considera a China un socio en comercio y medioambiente. Y un competidor en el mercado tecnológico y un adversario en derechos humanos.
En agradecimiento a esa defensa de la relación entre Bruselas y China, Xi llamó a Merkel “vieja amiga”. Esto ocurrió durante una conversación de despedida captada en videos el mes pasado.
En adición, la diplomacia estadounidense mira con reservas que el gobierno de Sánchez en España defienda abiertamente que las grandes empresas tecnológicas chinas, comandadas por Huawei, entraran en el mercado español del 5G. Alegando para ello la importancia del comercio con el gigante asiático. Finalmente, sin embargo, las tecnológicas españolas tomaron sus propias decisiones y Telefónica, por ejemplo, optó por Ericsson y Nokia, de Suecia y Finlandia, respectivamente, para gestionar sus redes de telecomunicaciones.
Global Gateway de la UE: una alternativa democrática
Desde otra óptica, la iniciativa de la UE Global Gateway (puerta global) propone movilizar y apoyar proyectos que impulsen el comercio y los lazos entre Bruselas y los países socios de todo el mundo durante seis años.
Conforme a la versión informativa de Reuters, el plan, lanzado en septiembre por la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pretende rivalizar con la Iniciativa de la Franja y la Ruta de China. La misma ha promovido proyectos que vinculan a los países asiáticos, africanos y otros en una red comercial global con Beijing.
La iniciativa ha suscitado duras críticas de algunos países receptores. Estos en general sostienen que los proyectos son sobrevalorados. Y que conducen a una deuda insostenible los empaña la corrupción, todo con el objetivo de incrementar la presencia del régimen comunista de Jinping.
Aunque los documentos no mencionan específicamente a China, Bruselas remarca que Global Gateway es una alternativa democrática y “pretende forjar vínculos y no crear dependencias”.