Su aprobación enfrenta a China con Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido, muy críticos con la medida.
La transferencia de la soberanía de Hong Kong por parte del Reino Unido a la República Popular China, conocida como «el retorno» o «la reunificación» por los chinos y «la entrega» por algunos británicos, tuvo lugar el 1 de julio de 1997. El evento marcó el fin del dominio colonial británico y el restablecimiento de la soberanía china sobre Hong Kong.
El Político
La dirección de la Asamblea Nacional Popular (el Parlamento chino) ha promulgado este martes la nueva ley de Seguridad Nacional para Hong Kong, tras una tramitación a toda velocidad, según informan medios del territorio autónomo.
La temida medida introduce los mayores cambios al marco legal y el modo de vida del centro financiero internacional desde que la antigua colonia británica regresó a la soberanía china en 1997, y sus críticos consideran que asesta un golpe mortal al régimen de libertades que China se comprometió a garantizar hasta 2047 en el territorio autónomo.
Esta ley de seguridad nacional permitirá las autoridades perseguir la actividad subversiva y secesionista en Hong Kong. Muchos consideraron la medida como la iniciativa más agresiva de Beijing hasta ahora para borrar las separaciones legales entre el territorio semiautónomo y el sistema autoritario del Partido Comunista en la China continental.
Tam Yiu-Chung, único representante de Hong Kong ante el Comité Permanente del Congreso Nacional Popular, confirmó hoy a la prensa que la ley se había aprobado. El texto no incluía la pena de muerte entre sus sanciones, señaló, aunque no entró en detalles como si la ley podría aplicarse de forma retroactiva.
“Confiamos en que la ley sirva como disuasión para impedir que la gente cause problemas”, dijo Tam en la entrevista. “No dejen que Hong Kong sea utilizada como herramienta para fragmentar el país”.
La ley se aprobó en medio de críticas y advertencias tanto en Hong Kong como en la comunidad internacional sobre que se utilizaría para sofocar las voces discrepantes en el núcleo financiero asiático. Estados Unidos ya ha iniciado los trámites para poner fin a los términos especiales de comercio y otras dispensas concedidas a Hong Kong después de que la excolonia británica fuera devuelta al gobierno chino en 1997.
El gobierno ha dicho que el texto pretende frenar las actividades subversivas, secesionistas y terroristas, así como la intervención extranjera en los asuntos locales. Sigue a meses de protestas contra el gobierno en Hong Kong el año pasado, que en ocasiones derivaron en violencia.
Por su parte, las voces críticas la han descrito como la mayor erosión hasta la fecha del estado de derecho al estilo británico que rige Hong Kong y del alto grado de autonomía prometido a Hong Kong al menos hasta 2047, dentro del modelo de “un país, dos sistemas”.
Se desconoce qué penas impondrá, aunque se teme que incluya la cadena perpetua. También autoriza, por primera vez desde el regreso del enclave a la soberanía china en 1997, la operación de los servicios de seguridad de la China continental en la antigua colonia británica.
Washington había advertido que retiraría el estatus especial comercial que concedía a Hong Kong, al considerar que la nueva ley elimina el alto grado de autonomía del enclave acordado entre Pekín y Londres en las negociaciones de traspaso de la soberanía
. Inmediatamente después de conocerse la aprobación, ha anunciado que dejará de exportar material de Defensa o de uso dual —con posible uso civil o militar— al enclave. “No podemos arriesgarnos a que estos bienes caigan en manos del Ejército chino, cuyo objeto es mantener la dictadura del Partido Comunista de China de la manera que sea”, ha tuiteado la portavoz del Departamento de Estado, Morgan Ortagus.
El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, calificó de “deplorable” la decisión y la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, afirmó que el bloque estudia con socios internacionales medidas de respuesta. En Tokio, el Gobierno japonés ha calificado la aprobación de la ley como “extremadamente lamentable”.
La norma entrará en vigor una vez sea publicada en el boletín oficial de Hong Kong, algo que se espera que ocurra en las próximas horas, de modo que ya esté activada este miércoles 1 de julio, cuando se cumple el 23 aniversario del traspaso de la soberanía. La policía ha vetado, por razones de salud pública debido a la pandemia, la manifestación de protesta que se celebra cada año. Se prevé, no obstante, que se lleve a cabo algún tipo de concentración, que podría convertirse en la primera piedra de toque de la medida.
Entre las primeras consecuencias de la aprobación se encuentra la salida del activista y antiguo líder estudiantil Joshua Wong al frente del partido que fundó, Demosisto. El propio Wong, que había asegurado que sería un “objetivo preferente” de la nueva ley, ha anunciado su marcha a través de las redes sociales.
La legislación se ha tramitado a una velocidad insólita. Desde el anuncio de que se propondría en la sesión plenaria anual de la ANP el mes pasado a su promulgación apenas han transcurrido 40 días. Durante el procedimiento apenas se dieron a conocer detalles e incluso dentro del Gobierno autónomo de Hong Kong pocos tuvieron acceso al borrador. En una breve rueda de prensa en Hong Kong, la jefa del Gobierno autónomo, Carrie Lam, no quiso contestar las preguntas sobre la nueva medida, al indicar que “no sería apropiado” que respondiera mientras continuaba la reunión en la capital china.
Con esta ley, Pekín busca impedir una repetición de las protestas, en ocasiones violentas, que el año pasado paralizaron el enclave y que solo se detuvieron debido a la alerta sanitaria contra la pandemia de coronavirus. La medida también puede tener un impacto en las elecciones legislativas hongkonesas del próximo septiembre, en las que por primera vez la oposición demócrata tenía visos de lograr la mayoría en el Parlamento local. La nueva norma puede hacer más fácil el inhabilitar como candidatos a algunos representantes de la oposición.
La polémica medida no solo permitirá las operaciones de los servicios de seguridad chinos en Hong Kong, que establecerán una oficina en el territorio para “supervisar, guiar y apoyar” al Gobierno autónomo. También les concederá jurisdicción sobre “un muy pequeño número de delitos que pongan en peligro la seguridad nacional en determinadas circunstancias”, según había adelantado la agencia Xinhua en un resumen la semana pasada. Xinhua no aportó detalles sobre cuáles serían esas circunstancias.
La nueva ley, que quedará inscrita en un anexo de la miniconstitución hongkonesa y por ello primará sobre otras normas ya existentes en la antigua colonia, borra las fronteras en el principio de la separación de poderes. La potestad de nombrar a los jueces en las causas relacionadas con la seguridad nacional corresponderá a la jefa del Gobierno autónomo, cuando hasta ahora las designaciones correspondían al Poder Judicial.
La Ley Básica, la miniconstitución hongkonesa, prevé que el territorio autónomo desarrolle su propia legislación de seguridad nacional. Pero las manifestaciones de protesta contra un primer intento en 2003 obligaron a archivar aquel proyecto de ley.
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China limita visas a Estados Unidos
China decidió imponer restricciones de visado a individuos estadounidenses que hayan actuado maliciosamente en asuntos relacionados con Hong Kong, según informó hoy lunes un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores.
El vocero Zhao Lijian hizo estas declaraciones en una rueda de prensa en respuesta a la imposición de restricciones de visado por parte de Estados Unidos a funcionarios chinos.
Zhao indicó que los asuntos de Hong Kong son exclusivamente asuntos internos de China, y no permiten ninguna interferencia extranjera. El Gobierno chino está decidido a salvaguardar la soberanía nacional, la seguridad y los intereses de desarrollo, a implementar el principio de "un país con dos sistemas" y oponerse a la interferencia externa en asuntos de Hong Kong, dijo.
El intento de Estados Unidos de obstruir la legislación de seguridad nacional de China para la Región Administrativa Especial de Hong Kong (RAEHK) con la adopción de llamadas sanciones será en vano, añadió Zhao.
En respuesta a la aprobación de la llamada Ley de Autonomía de Hong Kong y otros proyectos de ley relacionados con Hong Kong por el Senado de Estados Unidos, Zhao dijo que las fuerzas separatistas que intentan alterar a Hong Kong pueden clamar lo que quieran y las fuerzas externas anti-China pueden tratar de ejercer presión, pero ninguna detendrá la firme acción de China para avanzar con la legislación.
"Se trata de una denigración atroz de la legislación de seguridad nacional para Hong Kong, de una grave interferencia en los asuntos de Hong Kong y en los asuntos internos de China, y de una violación al derecho internacional y a las normas básicas de las relaciones internacionales", dijo el portavoz, quien agregó que China la rechaza y ha presentado gestiones solemnes ante Estados Unidos.
La legislación de seguridad nacional para Hong Kong busca salvaguardar la soberanía nacional, la seguridad y los intereses de desarrollo de China, la paz, la estabilidad y la prosperidad duraderas de Hong Kong, así como la implementación estable y sostenida de "un país con dos sistemas", dijo.
"Exhortamos a la parte estadounidense a comprender la situación y a dejar de inmediato de entrometerse en los asuntos de Hong Kong y en los asuntos internos de China en cualquier forma. No debe impulsar o implementar proyectos de ley negativos relacionados con Hong Kong, y mucho menos imponer sanciones a la parte china basada en ellos. De otra manera, China reaccionará firmemente con contramedidas fuertes y Estados Unidos asumirá todas las consecuencias", dijo Zhao.
El territorio de Hong Kong fue adquirido a partir de tres tratados separados: el Tratado de Nankín en 1842, el Tratado de Pekín en 1860, y el Convenio para la Extensión de Hong Kong en 1898, que dio al Reino Unido el control de la «isla de Hong Kong», «Kowloon» (zona situada al sur de Boundary Street) y «los Nuevos Territorios» (zona norte de Boundary Street y al sur del río Shenzhen, y las islas periféricas), respectivamente.
Aunque la isla de Hong Kong y Kowloon habían sido cedidas al Reino Unido a perpetuidad, el control en los Nuevos Territorios fue un contrato de arrendamiento de 99 años (expirando en 1997). La naturaleza finita del contrato de arrendamiento de 99 años no impidió el desarrollo de Hong Kong mientras los Nuevos Territorios se aglomeraron como parte de Hong Kong.
En 1997, no era práctico separar los tres territorios y sólo devolver «los Nuevos Territorios». Además, con la escasez de tierras y recursos naturales en Hong Kong y Kowloon, los Nuevos Territorios se desarrollaron con grandes infraestructuras y otras cuestiones, con el día de salida extendiéndose mucho más allá del 30 de junio de 1997. Por lo tanto, la situación de los Nuevos Territorios después de la expiración del contrato de arrendamiento de 99 años llegó a ser importante para el desarrollo económico futuro del Hong Kong restante.
Negociaciones
Cuando el gobierno de la República Popular China obtiene su asiento en la Naciones Unidas como resultado de la Resolución 2758 en 1971, se comenzó a actuar diplomáticamente en cuestiones de la soberanía de Hong Kong y Macao.
El Premier chino Zhou Enlai estaba especialmente preocupado por los problemas, y el representante chino de la ONU, Huang Hua, enviado de las Naciones Unidas de De-colonización Comité de Estado el punto de vista del gobierno chino:
"Hong Kong y Macao son territorios chinos capturados por Gran Bretaña y Portugal, y el acto de resolver los problemas de Hong Kong y Macao se encuentra dentro del rango de la soberanía de China.
Estas cuestiones son acerca a China como un Estado soberano en la restauración de su soberanía en los territorios que fueron capturados, y son diferentes de los números regulares dentro del rango de colonización, y no son definitivamente sobre la concesión de la independencia".
El mismo año, el 8 de noviembre, la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó la resolución sobre la eliminación de Hong Kong y Macao de la lista oficial de las colonias. Esto creó las condiciones para el gobierno chino para resolver las cuestiones de soberanía de Hong Kong y Macao, con toda tranquilidad.
En marzo de 1979, el gobernador de Hong Kong, Murray MacLehose, realizó su primera visita oficial a la República Popular China (RPC), tomando la iniciativa de plantear la cuestión de la soberanía de Hong Kong con Deng Xiaoping.
Sin aclarar y establecer la posición oficial del Gobierno de la República Popular China, la organización de los arrendamientos de bienes raíces y los acuerdos de préstamos en Hong Kong en los próximos 18 años sería bastante difícil.
De hecho, a mediados de 1970, Hong Kong se había enfrentado a riesgos adicionales de empréstitos para los grandes proyectos de infraestructura, tales como su sistema de MTR y un nuevo aeropuerto. Desprevenido, Deng afirmó la necesidad del retorno de Hong Kong a China, en la que a Hong Kong se le daría estatus especial por el Gobierno de la República Popular China.
Muchos argumentan que si no hubiera sido por la imprudencia de MacLehose, el Gobierno de la República Popular China no podría haber presionado para poner la cuestión de Hong Kong en su agenda.
Debate aparte, la visita de MacLehose a la República Popular China hizo levantar el telón sobre la cuestión de la soberanía de Hong Kong: el Reino Unido fue muy consciente de la aspiración de la República Popular China de reanudar la soberanía sobre el territorio y empezó a tomar las medidas pertinentes para garantizar el sustento de sus intereses dentro el territorio, así como iniciar la creación de un plan de retirada en caso de emergencia.
Tres años más tarde, Deng recibió al ex primer ministro británico Edward Heath. Heath iba en calidad de enviado especial de la primera ministra Margaret Thatcher para establecer un entendimiento de la posición de la República Popular China con respecto a la cuestión de Hong Kong.
A lo largo de su reunión, Deng expresó claramente por primera vez la voluntad de la República Popular China de resolver la cuestión de la soberanía con el Reino Unido a través de negociaciones formales.
En el mismo año, Edward Youde, que sucedió a MacLehose como el 26.º gobernador de Hong Kong, encabezó una delegación de cinco consejeros ejecutivos a Londres, incluyendo a Chung Sze Yuen, Lydia Dunn, Roger y Lobo.
Chung presentó su posición sobre la soberanía de Hong Kong a Thatcher, animándola a tener en cuenta los intereses de la población nativa de Hong Kong en su próxima visita a China.
A la luz de la creciente apertura del Gobierno de la República Popular China y las reformas económicas en aquel país, la entonces primera ministra británica Margaret Thatcher buscó un acuerdo con la República Popular China para una continuidad de la soberanía británica sobre el territorio.
Sin embargo, la República Popular China adoptó una posición contraria: no sólo la República Popular China deseaba que los Nuevos Territorios, en régimen de arrendamiento hasta 1997, fueran colocados bajo la jurisdicción de la República Popular China, sino que también se negó a reconocer los «tratados injustos y desiguales» en que Hong Kong y Kowloon habían sido cedidos al Reino Unido a perpetuidad.
Por lo tanto, la República Popular China reconocía sólo la administración británica sobre Hong Kong, pero no su soberanía.