Uno de los deportes favoritos del marxismo y todas sus aristas es el revisionismo histórico.
Ya han alcanzado a la perfección el cómo distorsionar y ocultar hechos de la historia que no les favorecen o no convienen que se sepan. Como las mentiras no son eternas, poco a poco se han ido desempolvando en la actualidad hechos, personalidades y conociendo capítulos del mundo que por convenientes y variadas razones se han ocultado o modificado.
El feminismo en la actual ola, tiene un particular interés en este tema, y es del que hoy quiero hablar en mi columna de opinión.
Así como a la fuerza quieren obligar a todos a incluir mujeres en todos los ámbitos solo por ser mujeres y si no se les hace caso arman grandes escándalos, traen una propuesta en la que vienen trabajando silenciosamente desde hace algún tiempo.
Poco a poco han ido introduciendo la propuesta de renombrar calles, edificios o instituciones con nombres de mujeres ilustres, mujeres de esa generación que dio la vida para que hoy nosotras tuviéramos derechos y en la actualidad quizá de la indignación volverían a morir.
La gesta se hace con cuidado y tímidamente, sin embargo, como todas las propuestas del lobby violeta, nadie descansa, nadie se rinde, no se hace pausa, se procura todo con dinero para financiar locuras de sobra y siempre a la orden existen manos cómplices para ejecutar el mal.
Van de edificio en edificio, de objetivo en objetivo llevando paso a paso la meta y nadie se da cuenta que poco a poco lo están logrando.
Esto hay que desmenuzarlo, porque los totalitarismos, las generalizaciones y yo, no somos buenos amigos.
La propuesta pareciera ser inocente, pero no lo es. La idea, como con cada idea u objetivo, es ir borrando a los hombres de todas partes, sea del ámbito que sea. El discurso del feminismo actual está cargado de profundo revanchismo y resentimiento.
Por eso repiten tanto: “El futuro será femenino”.
No se trata de ese objetivo loable e inocente de darle el lugar que les corresponde a las mujeres de la historia, como suelen presentarlo. En realidad, lo que está ocurriendo es un desplazamiento de los hombres en tiempo real.
Es por ello el especial empeño que se está haciendo en borrar las identidades, que los hombres sean femeninos y las mujeres una copia con útero de los hombres.
Cada propuesta del feminismo actual es más absurda y antinatural que la siguiente.
Estoy totalmente de acuerdo con reconocer la valiosa labor que hicieron muchas mujeres a lo largo de la historia, como por ejemplo, el pardon póstumo que le diera el ex presidente Donald Trump a Susan B. Anthony, quien fuera la voz más resaltante de las mujeres que lucharon alrededor del mundo para que en la actualidad nosotras podamos votar y ser parte de la política. Ella fue líder del movimiento sufragista, y aunque fue una movida política de Trump capitalizando una torpeza de las millones cometidas por Joe Biden, fue una gran idea, que hace rato ha debido tener lugar.
Sin embargo, jamás nadie racional, empezando por mí, podría estar de acuerdo con borrar la historia para reescribirla con el lápiz que nos convenga.
Si la intención es inocente y de buena fe, podrían hacerse otras cosas, como construir nuevas calles, edificios, dedicar bibliotecas, nombres de instituciones y pare usted de contar.
Es absolutamente innecesario quitar a nadie de la historia para destacar, así tal como en la vida, no es necesario opacar a nadie para brillar.
Aunque por momentos, guiados por la adrenalina, en particulares contextos o circunstancias pueda ser placentero la remoción de pinturas, estatuas, entre otras alternativas, hablando esto con cabeza fría, creo necesario que no se toque nada.
En los episodios de la historia, es imperativo que nos quede todo registro posible, para que ese momento de oscuridad jamás se vuelva a repetir. A veces, aunque el discurso ayuda, el tener memorias visuales puede ser un recordatorio eterno para no volvernos a equivocar.
Aunque en este caso no necesariamente aplicaría, sí considero importante que se respete la historia, en esta cruzada patética y macabra en satanizar a los hombres.
Hay miles de mujeres increíbles que hicieron historia y en la actualidad siguen ejerciendo un papel valiente o teniendo un legado trascendental como Mahsa Amini o Margaret Thatcher, es importante que también tengan reconocimiento, un lugar físico y visible en la historia, pero eso de borrar a los hombres de todas partes, es un precio demasiado alto a pagar que para variar el progresismo no está contemplando.
¡Hasta la próxima!
SOBRE JENNIFER BARRETO LEYVA
Abogada, periodista, conferencista y escritora, presidente de Club de los viernes capítulo Venezuela, coordinadora general de Mujeres en libertad, conductora y productora de TV y radio.
Miembro de la mesa editorial nacional del Republican National Hispanic Assembly. Ex-corresponsal de Fox News. Analista y consultora política. Corresponsal en Buenas Nuevas, Puerto Rico. Presidente de The Ladies Coalition. Directora de la plataforma El Dato Político.