Desde Europa hasta Asia, siete países con mujeres al frente destacan por su temprana intervención o por su capacidad para hacer oportunamente los test y aislar adecuadamente a los pacientes.
El Político
La revista Forbes, basándose en un informe del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, asegura que Alemania, Finlandia, Dinamarca, Taiwán, Noruega, Nueva Zelanda e Islandia reaccionaron más rápido ante la crisis. Y tuvieron muchos menos muertos.
Todos los países que están sufriendo con más fuerza el ataque del coronavirus tienen algo en común: están gobernados por hombres. Democracias, dictaduras, ricos, pobres, asiáticos, europeos, americanos, los países más afectados tienen a varones a cargo del gobierno.
Y las respuestas ante la pandemia del Covid-19 que han sido más exitosas y más alabadas han ocurrido en naciones lideradas por mujeres.
Son siete países en los cuales, según datos periódicos de la Universidad Johns Hopkins, se registra proporcionalmente un bajo número de contagiados y fallecidos por coronavirus.
Los países gobernados por mujeres que están entre los que mejor han gestionado esta crisis son: Alemania por Angela Merke; Finlandia por Sanna Marin; Dinamarca por Mette Frederiksen; Taiwán por Tsai Ing Wen; Noruega por Erna Solberg; Nueva Zelanda por Jacinda Ardern; e Islandia por Katrin Jakobsdottir.
En los repasos no sale Silveria Jacobs, primera ministra de San Martín, en el Caribe, que cautivó a las redes sociales por su manera de regañar preventivamente a su país. “Simplemente, no te muevas. Si no tienes en casa el pan que te gusta, come galletas”.
Tampoco aparece la alcaldesa de Bogotá Claudia López que ha exigido protocolos a los ministros para hcer un plan de incorporación al trabajo.
¿Qué tienen en común estas naciones?
La revista norteamericana Forbes señala que, aunque estos países no tienen mucho en común, estas mujeres están gobernando con algunas características en común: son más transparentes en el uso de la información y en cómo la comunican al público; fueron más rápidas a la hora de tomar medidas para contener la propagación del virus, y hacen que sus gobiernos usen más las nuevas tecnologías.
Los datos son incontestables. Los países europeos gobernados por mujeres son de los que menos muertos tienen. Alemania tenía este sábado 5.094, una cifra enorme pero muy inferior a la de sus grandes vecinos: 21.067 en Italia, 18.579 en España, 15.729 en Francia y 12.107 en el Reino Unido.
Noruega contaba el mismo día 201 fallecidos; Dinamarca 299; Finlandia 190. En Asia, Taiwán contaba 6 muertos mientras vecinos como Corea del Sur sumaban 225 y Japón 169. En Nueva Zelanda sólo han muerto 9 personas por coronavirus.
Las claves del éxito femenino
Todos esos países reaccionaron sin perder tiempo. La alemana Angela Merkel, física de formación y canciller en su país desde 2005, tomó medidas mucho antes que sus vecinos europeos.
“Es un asunto que hay que tomarse en serio" dijo en su momento, y advirtió que “entre el 60% y el 70% de los alemanes” se iban a infectar. Por eso mandó a hacer test a la población antes que otras naciones del mundo. El resultado es que la tasa de mortalidad en Alemania es mucho más baja que la de sus vecinos europeos.
Y, según el Instituto Robert Koch de Virología, responsable de la estrategia alemana frente al Covid-19, una de las claves habría estado en la identificación temprana de los portadores del virus para frenar la expansión de la enfermedad.
De hecho, su gestión frente a esta crisis sanitaria ha reforzado la imagen de Angela Merkel e incluso la ha posicionado en lo más alto del ranking mundial en la lucha contra el Covid-19.
Taiwán también fue rápido. La presidenta Tsai Ing-wen también reaccionó con rapidez y decisión. En enero, cuando apenas se habían detectado las primeras señales de un nuevo coronavirus en el plano internacional, la mandataria introdujo 124 medidas para frenar su avance, entre ellas el cierre de fronteras.
Para el 16 de abril tenía 395 casos confirmados (la mayoría de ellos importados), 124 recuperados y solo seis fallecidos.
La isla, cuya soberanía disputa China, cree haber pasado la crisis y ya exporta masivamente mascarillas a Europa.
La rapidez en el control
Igual de rápida fue Nueva Zelanda. El gobierno de la primera ministra Jacinda Ardern obligó a ponerse en cuarentena de dos semanas a todo aquel que llegara al país cuando apenas tenía contagios en su territorio. El confinamiento, que ha sido menos restrictivo que en los grandes países europeos, lo impuso cuando apenas había seis casos confirmados en todo el país.
Ardern propuso una estrategia que consiste en eliminar la curva (al contrario de aplanarla, como otros países). También prohibió la entrada de extranjeros y obligó recientemente a los neozelandeses que regresan a ciertas partes del país a aislarse por 14 días. Apenas cuenta con nueve muertos.
Dinamarca fue el país europeo que tomó las medidas que entonces se vieron casi con incredulidad. El gobierno de la socialdemócra y exministra de Justicia Mette Frederiksen, quien ocupa el cargo de primera ministra desde 2019, Mette Frederiksen fue el primero de Europa occidental en suspender actividades escolares y en cerrar las fronteras. Haciendo test masivamente como Alemania detectó y aisló a contagiados. Hoy cuenta con 299 fallecidos y la semana pasada ya empezó a poner en marcha de nuevo el sistema educativo, siendo el primer país de la Unión Europea en hacerlo.
La Islandia de Katrin Jakobsdottir es el ejemplo a seguir en Europa, aunque su escasa población (364.000 habitantes) facilitó la respuesta. El gobierno empezó a hacer análisis a la población antes incluso de detectar sus primeros enfermos. Como Alemania, al hacer análisis de forma masiva empezó a detectar a contagiados asintomáticos y a aislarlos al igual que a toda persona que hubiera tenido contacto con él.
No tuvo que cerrar jardines de infancia ni escuelas primarias. Tras ocho muertos, el 4 de mayo abrirá de nuevo las escuelas secundarias y universidades. Islandia fue tan rápida detectando contagiados que incluso registró cuáles personas que llegaban desde el Reino Unido tenían el virus, antes de que el gobierno británico detectara su primer contagiado.
Finlandia
La reacción de la primera ministra más joven del mundo, la finlandesa Sanna Marin, de 34 años, también ha sido muy aplaudida.
El índice de aprobación entre sus compatriotas por su gestión de la pandemia es del 85%, según datos nacionales: con solo 72 muertes hasta el 16 de abril, entre una población de 5,5 millones de habitantes.
Una de las claves fue el abastecimiento a lo largo de décadas de la Agencia Nacional de Abastecimiento de Emergencia para hacer frente a todo tipo de crisis, lo cual le permitió disponer de suministros médicos y equipos necesarios para tratar a los pacientes.
El país anunció miércoles pasado que pone fin al aislamiento en la región de la capital, Helsinki, después de tres semanas, aunque continúa recomendando a sus ciudadanos que eviten viajar y no descarta volver a introducir medidas si fuera necesario.
Noruega
Las claves de la gestión de este país escandinavo son, de nuevo, la previsión y el buen manejo del tiempo, aplicando medidas estrictas desde una fase temprana del brote.
Este país fue uno de los primeros de Europa en reaccionar a la pandemia desde que detectó el primer caso nacional, el 26 de febrero.
Una de las acciones más originales por parte de la primera ministra, Erna Solberg fue una conferencia de prensa en la que respondió a preguntas de los niños y trató de tranquilizarles, explicándoles que no pasaba nada por tener miedo o estar asustados.
Sólo 7% de líderes globales
El hecho de que haya una mujer al frente de estos países llama la atención en un mundo en el que menos del 7% de los líderes globales son mujeres, según estadísticas de la Unión Interparlamentaria publicadas por Naciones Unidas en 2019.
No es fácil encontrar un país gobernado por una mujer que haya tenido problemas a la hora de contener la propagación del virus. Pero como este puñado de gobernantes mujeres hay también unas naciones gobernados por hombres que en un principio parecían víctimas propiciatorias y que por ahora mantienen cifras muy bajas. En Europa destacan República Checa, Portugal y Grecia.
(Con información de revista Forbes, El Clarín, BBC Mundo)