El candidato republicano se ha rodeado recientemente de familiares de personas muertas a manos de extranjeros indocumentados, parte de su mensaje que busca vincular criminalidad e inmigración ilegal.
Laura Wilkerson sufrió la peor pesadilla que puede tener una madre. Cuando su hijo de 18 años Joshua se retrasó en volver a casa a la vuelta de su colegio en Pearland, un suburbio de Houston, llamó preocupada a la policía.
Una búsqueda masiva concluyó un día más tarde, el 18 de noviembre de 2010, con el descubrimiento del cuerpo de Joshua, atado y quemado en un descampado. Joshua había sido estrangulado y golpeado hasta morir por su amigo Hermilio Moralez, un indocumentado que vino con sus padres desde Belize cuando tenía 10 años. Moralez fue condenado por asesinato a cadena perpetua.
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Laura es una de las "madres ángeles", los padres de víctimas de criminales indocumentados que recientemente han sido invitados por Donald Trump a hablar en sus eventos de campaña. Sus testimonios conmueven a la audiencia y aportan un elemento de drama que pretende reforzar el agresivo plan contra la inmigración de Trump. De paso ayudan al candidato a mejorar su pésimo nivel de aprobación entre las mujeres, un fin para el que designó a su nueva jefa de campaña, Kellyane Conway.
La audiencia conservadora de medios como la web nacionalista Breitbart o la cadena de televisión Fox News conoce bien algunas de estas historias. Estos medios reportan de forma destacada los crímenes cometidos por indocumentados creando la falsa sensación de que son responsables de una cantidad desproporcionada del crimen perpetrado en Estados Unidos.
La web Breitbart (con más de 31 millones de usuarios únicos en julio) ha publicado 19 artículos con la etiqueta "extranjero ilegal previamente deportado" desde el 14 de abril.
Todas esta atención a los crímenes cometidos por indocumentados obvia que durante décadas, numerosos estudios han mostrado de forma consistente que los inmigrantes son menos propensos al crimen que los nacidos en Estados Unidos. De igual modo estudios en otros países han llegado a la misma conclusión.
Pero en una campaña donde los hechos parecen importar poco para Trump y sus seguidores, este importante dato ha quedado opacado por la desdicha de estas familias y el miedo que infunde el candidato.
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