El fallecimiento de Fidel Castro no supondrá, a corto plazo, ningún cambio en las relaciones de España con Cuba, pero éstas pueden tener un punto de inflexión el año próximo, si se llega a concretar lo que el Gobierno español lleva estudiando desde el pasado verano: una visita de Sus Majestades los Reyes o del jefe del Ejecutivo a la isla.
Según fuentes solventes consultadas por ABC, por ahora la posibilidad de un viaje de alto nivel a Cuba es sólo una idea que ha cobrado una nueva dimensión tras la muerte de Fidel Castro, durante cuyo mandato nunca se produjo una visita de Estado de un Monarca español y la última de carácter bilateral de un presidente del Gobierno fue hace treinta años, con Felipe González.
Visita no oficial en 1999
Tanto Don Juan Carlos y Doña Sofía como José María Aznar estuvieron en La Habana en 1999 para participar en la Cumbre Iberoamericana, pero aunque desarrollaron alguna actividad al margen del citado encuentro au presencia no tuvo un carácter oficial, algo que molestó a Fidel Castro.
Cuba es el único país iberoamericano que no ha recibido una visita de Estado de un Monarca español, a pesar de la historia común y los numerosos vínculos familiares que existen entre los cubanos y los españoles, y a pesar de que las autoridades castristas han intentado en diversas ocasiones terminar con lo que se considera una anomalía en la relación bilateral.
La frecuente conculcación de libertades y derechos humanos en Cuba han impedido la realización del viaje de los Reyes. Desde hace dos años, las promesas de cambio hechas por Raúl Castro y el restablecimiento de relaciones entre Washington y La Habana han llevado al Gobierno español a adoptar una actitud más pragmática, equiparándola a la que se mantiene con otros países en los que hay un sensible déficit democrático. Es el caso de algunas monarquías árabes o de China, a los que sí han viajado los Reyes o los presidentes del Gobierno.
Más que la muerte de Fidel Castro, lo que puede cambiar el escenario de las relaciones internacionales con Cuba es la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, y por ello, las autoridades españolas, están a la espera de ver cuáles son los primeros pasos de la nueva administración estadounidense en ese asunto. Rajoy podría tener oportunidad de conocer las intenciones de Trump si se llegara a concretar un encuentro entre ambos con ocasión de la estancia del jefe del Ejecutivo en Nueva York el próximo día 20.
En cualquier caso, no hay intención en el Gobierno, según las fuentes consultadas, de dar marcha atrás en la política que viene desarrollando de favorecer, tanto a nivel bilateral como en el seno de la Unión Europea el, por ahora, tímido proceso de reformas en Cuba, que afecta casi de manera exclusiva a la economía.
Don Juan Carlos en La Habana
Una muestra de ello es la decisión de enviar al Rey Juan Carlos en representación de España a los actos en memoria de Fidel Castro, quien sí estuvo en España en tres ocasiones. Aunque las autoridades cubanas hubieran deseado contar con la presencia de algún miembro del Gobierno español, han apreciado la presencia del Rey emérito como una deferencia por parte de España, teniendo en cuenta el escaso nivel de la representación que hubo de los países europeos.
Junto a eso, se valoran gestos como el apoyo español al fin de la Posición Común de la Unión Europea sobre Cuba o la condonación de 1.500 millones de euros de la abultada deuda cubana con España. Pero La Habana espera que nuestro país eleve el nivel de sus visitas, que, en los dos últimos años, han protagonizado varios ministros entre ellos el hasta hace poco titular de Exteriores, José Manuel García-Margallo, en dos ocasiones, y los responsables de Industria, Fomento y Economía. Posiblemente el relevo en Exteriores, reclame un primer encuentro entre el nuevo ministro, Alfonso Dastis, y su colega cubano, Bruno Rodríguez, antes de programar una visita de Felipe VI -que sería la más simbólica-; o si no resultara posible o conveniente el desplazamiento del jefe del Estado, un viaje del presidente Mariano Rajoy.
Desfile de mandatarios
En cualquier caso, la idea en la que se trabaja es que, si no surgen situaciones que lo desaconsejen, la visita pueda materializarse en 2017, entre otras razones, porque en los últimos tiempos han desfilado por la capital cubana numerosos mandatarios europeos, entre ellos el presidente francés, François Hollande; el primer ministro italiano, Mateo Renzi; o el presidente portugués, Marcelo Rebelo da Sousa, además del presidente estadounidense, Barack Obama, o el primer ministro canadiense, Justin Trudeau.
El Ejecutivo considera que no se puede perder mucho tiempo, porque es plenamente consciente de que esas visitas tienen como objetivo abrir camino en un mercado en el que hasta ahora España ha tenido una posición prominente, convirtiéndose en el principal inversor en la isla y en su tercer socio comercial, sólo por detrás de Venezuela y China.
España aspira a mantener el primer puesto como inversor; tercero, como socio comercial
Las expectativas creadas en las empresas españolas por los anuncios de apertura económica en Cuba no han terminado de cumplirse. Las reformas son demasiado tímidas como para que los empresarios extranjeros, entre ellos los españoles, se arriesguen a lanzarse al mercado cubano, donde todavía hay muchas restricciones que impiden el buen funcionamiento de las empresas, incluso en la zona especial del Mariel, que el régimen quería presentar como un lugar de atracción de capitales extranjeros.
El mantenimiento del grueso del embargo estadounidense y, sobre todo, la incertidumbre sobre si el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, dará marcha atrás en la política de deshielo emprendida por Barack Obama, hace, además, que los inversores se muestren cautelosos.
España sigue siendo, hoy por hoy, el principal inversor en Cuba, con un 45 por ciento del total de las inversiones extranjeras, por delante de Canadá. Sin embargo, resulta difícil conocer el montante total, entre otras razones, porque las autoridades cubanas han ocultado tradicionalmente los detalles de los inversores para protegerlos de posibles actuaciones de Estados Unidos.
Las inversiones españolas se encuentran en sectores como el turismo, industrias varias, servicios financieros, suministro de aguas, o cemento, aunque es en el primero de ellos, en el que la presencia es mayor. De manera particular, las inversiones son muy relevantes en el sector hotelero, con una decena de compañías de nuestro país gestionando el 90 por ciento de las camas en hoteles de cinco estrellas y el 60 por ciento en los de cuatro estrellas.
Industria hotelera
La industria hotelera española confía en poder mantener su liderazgo en este campo, a pesar de la posible llegada de empresas de otros países, sobre todo estadounidenses, si se mantuviera la política de apertura de la administración Obama, De hecho, la compañía Starwood Hotels ya ha suscrito un acuerdo de gestión para varios establecimientos en Cuba.
Pero España, que es el tercer socio comercial de Cuba, tras Venezuela y China, espera que su presencia en la isla no se limite a lo relacionado con las actividades turísticas y que se extienda a otros sectores. Unas 270 empresas españolas están implantadas en el país, la mayoría pymes, que exportan de media en torno a un millón de dólares anuales.
Según los economistas, existen oportunidades para exportar a Cuba en casi todos los sectores, aunque hay que tener en cuenta la financiación y valorar los riesgos de cobro.
Los acuerdos suscritos a lo largo de este año con Cuba por parte de España, condonando parte de la deuda cubana -1.500 millones de los 2.500 suscritos con nuestro país- y la reanudación de la cobertura CESCE para operaciones de seguro de crédito en la isla pueden favorecer el aumento de las relaciones económicas entre los dos países. Las exportaciones españolas en la isla alcanzaron el año pasado un máximo histórico de 964 millones, mientras que las importaciones ascendieron a 125 millones.
Con información de: ABC