El ministro de Energía, Juan José Aranguren, explicó en cinco reuniones su plan para la audiencia pública del viernes 16. Habló sobre la propuesta del Gobierno para el precio del gas en boca de pozo. Hoy, el Estado nacional subsidia un 81% de los US$ 4.000 millones que cuesta calefaccionar el país, mientras que los consumidores pagan un 19% de esa cuenta.
El Poder Ejecutivo quiere que los consumidores abonen la mitad de la cuenta del gas desde octubre hasta marzo de 2017. A partir de allí, buscará un sendero para finalizar con las subvenciones públicas en octubre de 2019, cuando termine el mandato de Mauricio Macri. Para eso, piensa en recomposiciones de tarifas en forma semestral. Eso se planteará en la revisión tarifaria integral cuya audiencia es en octubre.
El Gobierno plantea que, en octubre de 2017, el Estado subsidie el 38% del costo del gas. Para el mismo mes de 2018, la subvención sería del 22%. En octubre de 2019, busca 0% de subsidios.
Aranguren arrancó el día con el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, y los sindicatos del sector, junto con Gustavo Lopetegui, uno de los coordinadores de jefatura de Gabinete. Luego se encontró con el bloque parlamentario de Cambiemos -Nicolás Massot, Mario Negri- y con senadores como Gabriela Michetti y Federico Pinedo.
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A la tarde, convocó a 32 legisladores de la oposición, pero solo 7 concurrieron a la cita. Entre ellos Darío Giustozzi y Néstor Pitrola. A esa conversación, le siguió otra con “defensores de pueblos”, representantes de las provincias.
El país paga cinco valores diferentes por el gas. Cuando proviene de producción de pozos que operaban anteriormente, lo abona a US$ 2,49 por millón de BTU (la unidad de medida). Se trata del 45% del gas disponible. Cuando es gas “nuevo” -de producción incremental, a partir de un programa de fomento de 2013-, su precio es de US$ 7,33 por millón de BTU. Ese tipo de fluido representa un 26% de lo que pasa por el sistema.
El gas de producción nacional solo cubre el 71% de la demanda. El resto se importa. El Gobierno estableció un precio de US$ 6,78 por millón de BTU por “gas nuevo”. De esa forma, quiere que las empresas vengan a invertir en el sector.
A ese importe, las provincias cobrarían más dinero por regalías, se crearía empleo local y se ahorraría en relación a las importaciones. El precio local estaría por arriba de los valores internacionales, lo que haría al país más atractivo para los inversores.
Un 29% del gas que circula en el país es extranjero. El 12% proviene de Bolivia. Este año se pagó a US$ 3,56, pero en 2015 se lo abonó a US$ 6,21. El 11% se compra en Chile, destinando US$ 6,65 por millón de BTU.
Precisamente, lo que se importa desde Chile reemplaza la compra de gasoil que hacía la gestión K, desembolsando US$ 11,54 por millón de BTU.
Con información de Clarín