La emergencia humanitaria compleja que aqueja Venezuela debe ser estudiada en pretérito.
El Político
El empleo del “tiempo pasado” no es un abuso, cuando se trata de entender que la crisis política, económica y social que golpea a los venezolanos es anterior a las sanciones impuestas por Estados Unidos.
Ciertamente, fue el ex presidente Donald Trump el que aplicó las primeras penalidades, tanto individuales como colectivas.
Igual de cierto resulta el hecho de que Joe Biden ha conservado, en cierta medida, la línea de su antecesor.
Aunque intensificadas durante la administración Trump y mantenidas por la administración Biden, las acciones de Washington para penalizar a Nicolás Maduro se remontan al gobierno de Barack Obama.
En el transcurso de su gestión, el ex mandatario demócrata emitió la orden ejecutiva que declaró a Venezuela una amenaza inusual y extraordinaria para la paz y la seguridad de los Estados Unidos.
Sin demeritar lo hecho por sus sucesores, fue el decreto de Obama el que brindó el sustento jurídico que sirvió de asidero para que Trump y Biden pudiesen actuar contra la dictadura chavista.
Por lo anterior, resulta risible – y a su vez descabellado – que Alexandria Ocasio Cortez, la camarera que se convirtió en miembro de la Cámara de Representantes, considere que la debacle económica venezolana tiene su génesis en las sanciones estadounidenses.
En una entrevista reciente, concedida a la cadena NBC, Ocasio Cortez, miembro del ala más progresista del Partido Demócrata, justificó al socialismo “madurista” y culpó, a la política exterior de Estados Unidos, de los infortunios de Venezuela.
A juicio de la parlamentaria, “las amplias sanciones de (Donald) Trump (como jefe de Estado) / (Marco) Rubio (como líder republicano en el Congreso) han jugado un papel fundamental en la salida de millones de personas de Venezuela”.
Tal vez por su visión reduccionista, la legisladora parece olvidar las expropiaciones que adelantó el chavismo. Esas estatizaciones, además de ahuyentar la inversión local y foránea, terminaron por desmantelar el sistema productivo venezolano.
En su reflexión, Alexandria Ocasio Cortez también parece dejar de lado los escandalosos hechos de corrupción que desangraron Petróleos de Venezuela S.A (Pdvsa), una empresa evidentemente saqueada en los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro.
A la hora de hacer su afirmación, Ocasio Cortez no consideró, por ejemplo, el rosario de obas que jamás se concluyeron, pero que fueron “hechas en socialismo”.
Por último – y para no cometer el pecado de llover sobre mojado – queda decir que la congresista optó por la “demencia selectiva”, cuando dejó de mencionar la represión que, como política de Estado, se ha impulsado desde el Palacio de Miraflores.
Los precitados males (no las sanciones del Gobierno de Estados Unidos a Nicolás Maduro y su entorno) son la real causa de que Venezuela sea hoy un país en caída libre, con más de siete millones de nacionales desperdigados por el mundo.