El exsecretario de Estado de EEUU Henry Kissinger advirtió de la urgencia de descubrir una cura para el coronavirus y la necesidad de proteger el "orden mundial liberal".
El Político
El político estadounidense vaticinó tiempos difíciles para la economía global a pesar de que la Casa Blanca realizó un "trabajo sólido para evitar una catástrofe inmediata".
A tiempo de advertir de que el mundo nunca más será el mismo después del coronavirus, el exsecretario de Estado aconsejó, en un artículo de opinión para The Wall Street Journal, a EEUU intensificar sus esfuerzos y trabajar de manera eficiente en la búsqueda de la cura para el COVID-19 para detener la amenaza viral y afirmó que "cuando la pandemia del COVID-19 haya terminado se percibirá que muchos países han fallado".
La exautoridad estadounidense también alertó sobre la necesidad de subsanar los daños que ha provocado el COVID-19 a la economía mundial y que para ello deberían implementarse programas especiales para ayudar a los más afectados por el cierre causado por la pandemia.
Según Kissinger, EEUU debería ayudar en la reconstrucción de la economía global porque "los principios del orden mundial liberal deben protegerse" luego de que la pandemia haya provocado un anacronismo en una época en que la prosperidad depende del comercio mundial y el movimiento de personas.
El político considera que "un retroceso mundial del equilibrio entre el poder y la legitimidad hará que el contrato social se desintegre tanto a nivel nacional como internacional".
La atmósfera surrealista de la pandemia de Covid-19 me recuerda cómo me sentí cuando era joven en la 84ta. División de Infantería durante la Batalla de las Ardenas. Ahora, tal como a fines de 1944, existe una sensación de peligro incipiente, dirigido no a ninguna persona en particular, sino que golpea al azar y con devastación. Pero hay una diferencia importante entre ese tiempo lejano y el nuestro. La resistencia estadounidense fue entonces fortificada por un más elevado propósito nacional. Ahora, en un país dividido, es necesario un gobierno eficiente y con visión de futuro para superar los obstáculos sin precedentes en magnitud y alcance global. Mantener la confianza pública es crucial para la solidaridad social, para la relación de las sociedades entre sí y para la paz y la estabilidad internacionales publicó Kissinger.
Las naciones son coherentes y prosperan con la creencia de que sus instituciones pueden prever calamidades, detener su impacto y restaurar la estabilidad. Cuando termine la pandemia de Covid-19, se percibirá que las instituciones de muchos países han fallado. Es irrelevante si este juicio es objetivamente justo. La realidad es que el mundo nunca será el mismo después del coronavirus. Discutir ahora sobre el pasado sólo hace que sea más difícil hacer lo que hay que hacer.
El coronavirus ha golpeado con una escala y ferocidad sin precedentes. Su propagación es exponencial: los casos estadounidenses se duplican cada 5to. día. En este escrito, no hay cura. Los suministros médicos son insuficientes para hacer frente a la creciente ola de casos. Las unidades de cuidados intensivos están al borde, y más allá, de sentirse abrumadas. Las pruebas son inadecuadas para la tarea de identificar el alcance de la infección, y mucho menos revertir su propagación. Una vacuna exitosa podría demorar entre 12 y 18 meses.
Ningún país, ni siquiera Estados Unidos, puede en un esfuerzo puramente nacional superar el virus. Abordar las necesidades del momento debe, en última instancia, combinarse con una visión y un programa de colaboración global. Si no podemos hacer las dos cosas a la vez, enfrentaremos lo peor de cada una.
Fuente: Lapatilla