Israel intensificó sus ataques aéreos contra Líbano, provocando la muerte de 492 personas y dejando más de 1,645 heridos, en el día más letal desde la guerra de 2006 entre Israel y Hezbollah, según informaron fuentes oficiales de salud. Entre las víctimas se encuentran mujeres y niños, mientras miles de personas intentaron escapar en vehículos sobrecargados hacia Beirut, aunque la capital también fue blanco de ataques.
El objetivo principal de los bombardeos parecía ser Ali Haraki, comandante de Hezbollah en el frente sur. Sin embargo, la milicia respaldada por Irán informó que Haraki sobrevivió y se encuentra en buen estado de salud.
El ministro de Salud de Líbano, Firass Abiad, detalló que los ataques afectaron hospitales, centros médicos y ambulancias. Como medida de precaución, el gobierno ordenó el cierre de escuelas y universidades, y comenzó a preparar refugios para los desplazados.
El ejército israelí afirmó haber atacado 800 sitios relacionados con armas de Hezbollah en distintas zonas del país, incluyendo el valle de Bekaa y áreas cercanas a la frontera con Siria. En respuesta, Hezbollah lanzó más de 100 cohetes hacia Israel, intensificando el conflicto.
Los ataques aéreos también han puesto presión sobre Hezbollah, que recientemente sufrió una operación que inutilizó miles de dispositivos de comunicación utilizados por sus combatientes, atribuyendo la acción a Israel, aunque no ha sido confirmada oficialmente.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, instó a los civiles libaneses a abandonar las zonas controladas por Hezbollah, enfatizando que el objetivo de Israel es la milicia y no la población civil.
El conflicto ha elevado la tensión en la región, con temores de una posible incursión terrestre israelí en Líbano, aunque fuentes militares de Israel aseguran que, por el momento, las operaciones se limitarán a ataques aéreos.
Reuters, AP, The Independent