Este martes, Ebrahim Raisi comenzó su mandato al frente del Ejecutivo iraní. Aupado por el Consejo de Guardianes, que le despejó el camino a la presidencia, podría ser el sucesor de Ali Jamenei. Su rol va a ser determinante en el tablero geopolítico del volátil Medio Oriente.
El Político
Ebrahim Raisi es conocido como un clérigo tradicionalista cercano a Jamenei, actual Líder Supremo de Irán. Este jueves asumió como nuevo Presidente de su país. En los cuatro años que dura su mandato intentará revertir la crisis económica y sanitaria que enfrenta la nación persa.
Según los analistas conviene aprenderse su apellido, porque Raisi va a ser una pieza central de la actualidad internacional. Porque el nuevo presidente es considerado como el posible sucesor de Ali Jamenei.
"Todos sus movimientos van a ser examinados con lupa, especialmente desde Washington en un momento en el que el posible retorno de Estados Unidos al acuerdo nuclear iraní pende de un hilo", apunta un reporte de El Confidencial.
Raisi continúa despertando incógnitas. Descrito como fanático, fundamentalista, ultraconservador, y su característica más importante: su oportunismo. Es además el primer presidente iraní sancionado por EEUU antes de ostentar el cargo.
Irán será una sociedad más cerrada
Análisis de Kasra Naji, BBC Persa
Las elecciones fueron diseñadas para pavimentar el camino a la victoria de Raisi.
Esto ha alienado a un buen número de iraníes ya profundamente descontentos con sus condiciones de vida en una economía paralizada por las sanciones de Estados Unidos, pero también por la mala gestión.
El resultado de las elecciones no ayudará a sus preocupaciones e incluso puede llevar más inestabilidad en el país. En los últimos años, Irán ha sido testigo de al menos dos oleadas de graves protestas a nivel nacional, con cientos, algunos dicen que miles, de muertos.
Control de los centros de poder
Con la llegada Raisi a la presidencia, los partidarios de la línea dura habrán tomado todos los centros de poder: el poder ejecutivo, así como el legislativo y el judicial.
Irán será una sociedad más cerrada. Es probable que las libertades se recorten aún más que antes.
El régimen buscará a China para que ayude a su economía a salir de la profunda crisis y habrá más tensión con Occidente.
¿Quién es Ebrahim Raisi?
Nacido en 1960, Raisi se crió en el seno de una familia de clérigos en Mashhad, la segunda ciudad más grande de Irán y lugar del santuario chií más sagrado del país.
Raisi suele vestir siempre un turbante negro que lo identifica en la tradición chiíta como descendiente del profeta Mahoma. Este clérigo de 60 años ha ejercido como fiscal durante la mayor parte de su carrera.
Raisi se desempeñó en los últimos años como jefe del Poder Judicial de Irán. Fue nombrado jefe del poder judicial en 2019, dos años después de que perdiera en las elecciones presidenciales frente a Rouhani.
Durante la campaña de 2021 se presentó como el mejor candidato para luchar contra la corrupción y resolver los problemas económicos de Irán.
El meteórico ascenso de Raisi
Inició con 15 años sus estudios en Qom, el principal centro intelectual de esta rama del Islam. En un contexto de desencanto popular contra el régimen del sah, Raisi se encontraba en uno de los centros neurálgicos que apoyaba las ideas del ayatolá Ruhollah Jomeiní. El líder político-espiritual de la inminente revolución de 1979 que derrocó a la Dinastía Pahlaví (respaldada por Occidente) e instauró la república islámica que continúa hasta nuestros días.
Tras participar activamente en la revolución, Raisi continuó sus estudios. Obtuvo un doctorado en jurisprudencia y derecho islámicos. Eran tiempos de profundas turbulencias en la recién nacida república. Con Irak iniciando una guerra contra Irán en 1980.
Raisi ya está sancionado por EEUU
Para suprimir esa oposición a la revolución islámica Raisi participó en el evento por el que más es conocido a nivel internacional. Es también la principal razón por la que es el primer presidente iraní sancionado por EEUU antes de ostentar el cargo.
Muchos iraníes y activistas de derechos humanos han expresado su preocupación por su papel en la llamada "comisión de la muerte". Según Amnistía Internacional esa comisión ordenó en 1988 la ejecución extrajudicial de entre 4.000 y 5.000 presos políticos, .
Raisi era uno de los cuatro miembros de la comisión, de acuerdo con múltiples investigaciones y el relato de los pocos testigos que quedan de una de las épocas más oscuras de la historia de Irán. La cual continúa a día de hoy protegida por un extremo secretismo.en las ejecuciones masivas de presos políticos en la década de 1980.
Irán nunca ha reconocido las ejecuciones masivas y Raisi nunca ha abordado las acusaciones sobre su papel en ellas.
¿El próximo líder supremo?
Raisi es ampliamente considerado como el posible próximo líder supremo de Irán. Su cercanía con Jamenei es un factor determinante, pero no el único.
En la mente de todos está el único precedente del remplazo de la máxima autoridad del país: cuando el propio Jamenei, quien entonces era presidente, fue elegido como sucesor del ayatolá Jomeini el 4 de junio de 1989, un día después de su muerte.
La percepción de la presidencia como estación previa a la jefatura del estado está instaurada en el imaginario iraní desde entonces.
Con base en la Constitución
Pero hay otro motivo importante: el artículo 111 de la constitución iraní establece que tras la muerte (o incapacitación) de un líder supremo se debe formar un comité compuesto por tres miembros —entre ellos, el Presidente— que se encargue temporalmente de sus tareas hasta que la Asamblea de Expertos nombre a su sucesor.
Raisi forma parte de esta asamblea de 88 miembros desde 2007 y fue elegido como su vicepresidente en 2019. Por lo tanto, si Jamenei fallece o resulta incapacitado para la labor, Raisi no solo tendrá la oportunidad de demostrar públicamente que puede ejercer (parcialmente) su cargo, sino que será juez y parte en el proceso de selección.
Nada está escrito
Hay aires de cambio en Teherán. Analistas coinciden en que a lo largo de los próximos años van a producirse una reorganización y un realineamiento políticos cuya dirección y profundidad todavía son difíciles de predecir.
Ocupada toda la élite política en esta reestructuración del poder de puertas para adentro, es probable que Irán reduzca su actividad en el exterior. Una pausa que supone una decisión táctica, pero no un cambio de estrategia.
El principal punto de la agenda exterior iraní, es la restauración del pacto nuclear entre Teherán y las principales potencias extranjeras que Estados Unidos abandonó durante la Administración de Donald Trump.
Los partidarios de esta línea desconfían de Occidente, pero se cree que tanto Raisi como el líder supremo, Jamenei, son proclives a volver a un acuerdo internacional sobre la actividad nuclear de Irán.
Las sanciones
El Plan de Acción Integral Conjunto, firmado en 2015, otorgó a Irán un alivio de las sanciones occidentales a cambio de limitar sus actividades nucleares.
Estados Unidos se retiró del acuerdo en 2018, y la administración del presidente Trump volvió a imponer sanciones que afectaron a la capacidad comercial de Irán.
Las sanciones han contribuido a las dificultades económicas de los iraníes, lo que ha provocado un descontento generalizado.
Irán ha respondido reiniciando las operaciones nucleares prohibidas por el acuerdo.
Retomar el acuerdo
Las conversaciones para resucitar el acuerdo se han estado realizando en Viena, y el presidente Biden también está interesado en reactivarlo.
Al no tener nada que perder y mucho por ganar, Raisi ha argumentado a favor de revivir el acuerdo a través de las conversaciones que se están llevando a cabo actualmente en Viena.
Pese a que se reportó que para junio se habían logrado "avances sustanciales" sobre este nuevo acuerdo, en los últimos dos meses las conversaciones estuvieron suspendidas aparentemente a la espera del cambio de gobierno en Irán.
Lo que significa el gobierno de Raisi
En opinión de los analistas bajo el mandato de Raisi, los partidarios de la línea dura de Irán tratarán de establecer un sistema puritano de gobierno islámico.
Esto significa más controles sobre las actividades sociales, menos libertades y puestos de trabajo para las mujeres y un control más estricto de las redes sociales y la prensa.
Desde Occidente, la política iraní a menudo se da por sentada. El Gobierno político es descrito como un simple teatro de las apariencias para dar un barniz democrático a una teocracia en la que el líder supremo mantiene el control real del poder y la ideología permanece inmutable.
La realidad es más complicada y, sobre todo, menos estática. El objetivo manifesto de los principalistas es mantener el status quo en el interior del país (y cambiarlo en el exterior). Pero dentro de la facción las alianzas, las lealtades y las ideologías dominantes están inmersas en una lucha constante.
La realidad de la política iraní es que quien hoy está arriba, mañana puede ser un rival. Tras décadas de experiencia maquinando en las sombras para llegar a lo más alto, Raisi sabe mejor que nadie que el abismo acecha en cada esquina.