Dirigiéndose a la nación en tiempos extraordinarios, el presidente Donald Trump afirmó el martes que Estados Unidos “está más fuerte que nunca” mientras pronunciaba su discurso del Estado de la Unión en la víspera de su probable absolución del juicio político y después de un caótico caucus del Partido Demócrata en la contienda para reemplazarlo.
El Político
En su discurso sobre el Estado de la Unión, el presidente de EE.UU., Donald Trump, ofreció este martes al Congreso una visión del país optimista, basada en los datos económicos pero ignorando la realidad de un juicio político que mantiene dividido al país.
“El estado de nuestra Unión está mejor que nunca”, aseguró el mandatario ante la atenta mirada de la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, quien abrió la puerta a la posible destitución del presidente el pasado mes de septiembre.
Trump, que es primer presidente que busca su reelección tras ser sometido a un juicio político, recibió un cálido recibimiento partidista en la Cámara de Representantes, donde algunos republicanos corearon “Cuatro años más”, mientras los demócratas guardaban silencio.
“Los enemigos de Estados Unidos están huyendo, los haberes de Estados Unidos van al alza y el futuro de Estados Unidos resplandece”, declaró Trump. “En apenas tres cortos años, hemos destruido la mentalidad de un declive estadounidense y hemos rechazado una merma al destino de Estados Unidos. Estamos avanzando a un ritmo que era inimaginable hace poco tiempo, ¡y no vamos a regresar nunca!”.
Estableciendo un criterio para el éxito y luego afirmando que lo superó, Trump ha pasado de un discurso inaugural en el que criticó la “masacre estadounidense” a exaltar el “gran regreso estadounidense”, adjudicándose el crédito por el éxito económico del país como razón principal para un segundo mandato.
Los miembros republicanos del Congreso aplaudieron casi cada oración del discurso de Trump, a menudo poniéndose de pie para elogiarlo.
La comparecencia de Trump se produjo apenas un día antes de que el Senado se pronuncie sobre su posible destitución y coincide con sus cotas más altas de popularidad, al contar por primera vez con la aprobación del 49% de los estadounidenses, según desveló hoy la encuesta Gallup.
En el discurso transmitido a nivel nacional, Trump habló en la Cámara de Representantes. En el lado opuesto del Capitolio se tiene previsto que el Senado lo absuelva el miércoles.
Fortaleza económica de la Unión
Durante la primera parte de su discurso, Trump destacó la fortaleza de la economía, incluida la baja tasa de desempleo y cuestiones sobre cómo ha ayudado a los trabajadores de clase obrera y media, pese a que el periodo de crecimiento comenzó bajo su predecesor, Barack Obama.
Trump justificó su visión positiva en los avances económicos conseguidos por su administración, como la reforma impositiva, los datos de desempleo y el fin de numerosas regulaciones.
“En solo tres breves años, hemos acabado con la mentalidad del declive estadounidense y hemos revocado la degradación del destino de Estados Unidos. ¡Estamos avanzando a un ritmo inimaginable hace poco tiempo, y nunca volveremos!”, exclamó triunfal.
Uno de los puntos en los que Trump hizo énfasis fue la reciente firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), entre EE.UU., México y Canadá, que fue ratificado en la Casa Blanca a finales del mes pasado.
“Muchos políticos llegaron y se fueron, prometiendo cambiar o remplazar el NAFTA, para acabar haciendo absolutamente nada. Pero a diferencia de muchos de los que vinieron antes que yo -se jactó- yo mantuve mi promesa”.
Trump también celebró los avances en las negociaciones con China, que podrían poner fin en los próximos meses a la guerra comercial que mantienen ambas potencias desde que el neoyorquino asumió la presidencia.
La esperanza en Cuba, Venezuela y Nicaragua
Uno de los momentos álgidos de la noche se produjo cuando Trump anunció la presencia del presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, en la sala, una noticia que fue recibida con una cerrada ovación por representantes de ambas bancadas.
“Hoy tenemos aquí al presidente legítimo de Venezuela, Juan Guaidó. Por favor, señor presidente, póngase en pie”, instó Trump a Guaidó, quien no dudó en alzarse para saludar a los asistentes y en agradecerle al estadounidense su gesto.
Trump se refirió al presidente en disputa de Venezuela, Nicolás Maduro, como un “dirigente ilegítimo, un tirano que trata brutalmente a su gente”.
Asimismo, el presidente quiso expresar su apoyo a los pueblos de Cuba y Nicaragua a los cuales les aseguró que, al igual que en el caso de Venezuela, su administración les brindará su apoyo para que puedan “restaurar la democracia” en sus países.
Política migratoria
El presidente hizo referencia a uno de los temas que le han granjeado un mayor apoyo entre su base y se ha convertido en uno de los temas centrales de su presidencia: la inmigración.
“Estados Unidos debe ser un santuario para los ciudadanos que respetan las leyes, no para los inmigrantes ilegales”, sostuvo al pedirle al Congreso que apruebe una legislación que acabe con las ciudades santuario, que son aquellas que protegen a los indocumentados frente al gobierno federal.
La amenaza terrorista
El comandante en Jefe de EE.UU. celebró la desaparición del califato territorial del grupo yihadista Estado Islámico y se refirió, una vez más, a la muerte de su líder, Abu Bakr al-Baghdadi, a manos de las tropas estadounidenses el pasado mes de octubre.
“Hace tres años, los bárbaros del EI controlaban 20.000 millas cuadradas de territorio en Irak y Siria. Hoy, su califato territorial ha desparecido al cien por cien y su fundador y líder -el sangriento asesino -Al Baghdadi- ¡está muerto!”, sostuvo.
También se refirió al general iraní Qasem Soleimani, muerto en Irak a manos de las tropas estadounidenses, un acto que hizo temer a la comunidad internacional por una escalada de tensión entre Washington y Teherán.
“Nuestro mensaje a los terroristas es claro: jamás escaparéis de la justicia estadounidense. Si atacas a nuestros ciudadanos, perderás la vida”, concluyó.
El Muro avanza
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró este martes en su tercer discurso anual del Estado de la Unión que para principios del próximo año el muro fronterizo con México tendrá más de 800 kilómetros construidos.
‘Ya hemos completado más de 100 millas (165 kilómetros) y habrá más de 500 millas (805 kilómetros) a principios del próximo año’, sentenció el mandatario sobre su proyecto bandera para combatir la entrada de inmigrantes indocumentados por la frontera sur de su país.
‘A medida que el muro sube, las incautaciones de drogas aumentan y los pasos fronterizos disminuyen’, destacó el mandatario.
El diario The Washington Post reveló el pasado 13 de enero que Trump planea desviar otros 7.200 millones de dólares del presupuesto del Pentágono para la construcción del muro con México.
Esos nuevos fondos permitirán al Ejecutivo construir unos 1.400 kilómetros de muro para la frontera entre México y EE.UU., que mide unos 3.170 kilómetros, indicó el rotativo capitalino.
Cruces ilegales cayeron 75%
‘Si vienen ilegalmente, serán expulsados rápidamente. Entramos en acuerdos históricos de cooperación con los Gobiernos de México, Honduras, El Salvador y Guatemala. Como resultado de nuestros esfuerzos sin precedentes, los cruces ilegales cayeron un 75 % desde mayo, con una caída de ocho meses seguidos’, subrayó.
Trump ha calificado de ‘crisis humanitaria’ la situación en la frontera con México, donde solo en mayo del año pasado fueron detenidos 132.859 inmigrantes, una cifra no vista desde marzo de 2006.
Desde entonces, el Gobierno Trump puso en marcha una serie de medidas, entre ellas la expansión a todo el linde de su programa ‘Permanezcan en México’, que establece que los solicitantes de asilo esperen en el vecino del sur mientras se desarrolla el proceso en EE.UU., lo que puede demorar semanas o meses.
Washington ha alcanzado igualmente acuerdos de cooperación sobre asilo con Guatemala, El Salvador y Honduras, con los que busca restringir el flujo de inmigrantes indocumentados hacia su territorio.
Tras los acuerdos con estos países, que integran el Triángulo Norte de Centroamérica, la Administración de Trump reanudó la asistencia a esa región, de donde procede la mayoría de los inmigrantes que aspiran llegar a territorio estadounidense.
Rompiendo los papeles
Donald Trump llegó ayer a la tribuna de la Cámara de Representantes para dar su discurso anual ante diputados, senadores, jueces del Supremo e invitados, ante el grito de «¡cuatro años más!» de su partido, en referencia a las elecciones de noviembre. Fue la primera pista de que el discurso, que por mandato constitucional no debe ser más que la relación de prioridades de gobierno del presidente, iba a tener una gran carga política y partidista.
La principal razón de la acritud es que Trump ha sido sometido al juicio político del impeachment. Aunque este mismo miércoles será absuelto, el presidente se siente víctima de una «caza de brujas». La persona que inició ese juicio en septiembre es Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara, que como manda el protocolo tomó asiento junto al vicepresidente, Mike Pence, justo detrás de Trump.
El presidente, al llegar a la tribuna, dio dos copias de su discurso en dos carpetas al vicepresidente y a Pelosi. Cuando Pelosi le tendió la mano, Trump se dio la vuelta, sin corresponderle. Desde ese momento, Pelosi, que quedó con la mano tendida, rompió las normas no escritas que hasta ahora han mandado que aunque sea de un partido distinto al del presidente, quien ocupe la presidencia de la Cámara no hace gestos de desaprobación.
Al acabar Trump el discurso, y mientras recibía el aplauso de su partido, de forma visible, Pelosi cogió el discurso con ambas manos y lo rompió. Se tomó su tiempo en hacerlo, para que captaran bien las cámaras el momento. Al salir de la sala, acabada la ceremonia, los periodistas le preguntaron qué opinaba del discurso, a lo que ella respondió: «Lo he roto, era la opción más educada».
Pelosi, como el resto de mujeres demócratas en la Cámara, lucía ropa blanca en homenaje al movimiento sufragista, que defendió hace un siglo el derecho al voto de las mujeres. Trump llevaba su sempiterna corbata roja.
A pesar de que es habitual que el presidente y quien preside la Cámara sean de partidos distintos —Pelosi ocupó el cargo con George Bush hijo— esta guerra abierta, y la ruptura de las reglas más básicas de cortesía, son toda una novedad, signo de la creciente división entre los dos grandes partidos y sus bases.
Agencias /AP/VOA/EFE/ABC