Un oscuro banco estatal con sede en Moscú se ha convertido en un jugador clave en los esfuerzos del presidente venezolano Nicolas Maduro para evitar las sanciones de los Estados Unidos que están alejando a su país de la economía global.
El gobierno de Maduro ha elegido al Evrofinance Mosnarbank, que es propiedad conjunta de Rusia y Venezuela, pero no está sujeto a sanciones, como una alternativa para manejar los pagos a sus proveedores. Además, los funcionarios de Caracas están instando a los bancos y empresas locales a canalizar las transacciones internacionales a través del Evrofinance, de acuerdo con personas con conocimiento directo del asunto.
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Para Maduro, hay mucho en juego. Desesperado por contener un colapso económico brutal y restablecer un cierto sentido de normalidad, el líder autoritario necesita encontrar una manera de reinsertar a las empresas en los mercados internacionales para que puedan realizar tareas tan simples como importar y exportar productos o transferir dinero desde Caracas a Miami.
Las principales instituciones financieras con sede en Estados Unidos y Europa han cortado los lazos con las empresas venezolanas para evitar entrar en conflicto con las restricciones impuestas por Estados Unidos para castigar al régimen de Maduro por los abusos a los derechos humanos, la represión política y el robo corrupto. Pero Evrofinance, con su estructura de capital única y sus orígenes como una empresa conjunta creada durante la alianza entre Vladimir Putin y el fallecido Hugo Chávez, no se ha sido afectado por tales preocupaciones. En todo caso, se está involucrando cada vez más en los mercados venezolanos.
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