Nada ha cambiado en la posición del PSOE desde las elecciones del 26 de junio, según recalcaron este viernes fuentes socialistas. Las presiones para que el PSOE se abstenga y facilite un Gobierno del PP caen en saco roto, al menos por ahora. El único cambio se produjo en la tarde del jueves con la extraña fórmula que utilizó Rajoy para afrontar una posible investidura. No dejó claro para nadie si la aceptación del encargo del Rey significa para él subirse a la tribuna del Congreso y someter su programa a votación. “No cabe un depende, tiene que presentarse a la sesión de investidura porque así lo manda la Constitución”, defendió el portavoz parlamentario del grupo socialista, Antonio Hernando. Este recordatorio se lo hará el martes el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. El líder socialista le pedirá que se presente como él hizo. No hay duda al respecto por parte de los socialistas aunque son conscientes de que habrá otras interpretaciones como la que ya está haciendo el Gobierno. Si ya resulta difícil el diálogo entre Rajoy y Sánchez, este episodio complicará aún más la reunión del martes, señalan fuentes socialistas. Pocas horas antes de que compareciera Rajoy el pasado jueves, el secretario general del PSOE defendió como un fin en sí mismo la investidura “al margen del resultado”. Rajoy ahora debe buscar los apoyos y de acuerdo con la presidenta del Congreso, Ana Pastor, fijar una fecha.
Ciudadanos tampoco tiene intención de negociar nada. Este partido se niega a abrir conversaciones formales con el PP porque solo está dispuesto a abstenerse en segunda votación. Sí aceptaría interceder ante el PSOE para que pase del no a la abstención y evitar nuevas elecciones. “No va a haber negociación”, aseguró José Manuel Villegas, vicesecretario general de Ciudadanos, en conversación con EL PAÍS. “Le vamos a trasladar a Rajoy que él es ya el candidato y lo que está encima de la mesa es un Gobierno en minoría”. Villegas adelantó que su partido está dispuesto a colaborar para que otras formaciones “transiten del no a la abstención” como ha hecho Ciudadanos.
Esta intermediación aún no ha empezado, pero es verosímil por la buena relación de Rivera y Sánchez desde su acuerdo de Gobierno de marzo, aunque no llegara a ningún puerto. Primero Rivera quiere comprobar que Rajoy hace su trabajo e intenta convencer a Sánchez de que se abstenga. “No se me caen los anillos por tratar de buscar soluciones”, sostiene Rivera, aunque primero dejará que actúen Rajoy y Sánchez. Las perspectivas no son buenas.
Con información de El País