Quería que llenaran de flores su muro si partía…y las flores han inundado sus redes sociales, desde todos los rincones del país y allende los mares donde amigos, alumnos y colegas se han establecido. Se llamaba Rosana Ordoñez, periodista venezolana y ficha de este portal hasta que se lo pemitieron sus fuerzas.
Cecilia Pachano / El Político
Su rostro y su voz se volvieron familiares en los hogares venezolanos en la década de los ochenta. Cada mañana junto a su compañero Emilio Santana daban una mirada más ligera, desenfada y delicadamente irreverente de la política a sus televidentes quienes fielmente seguían su programa, Lo de hoy, en RCTV.
Tenía una sonrisa que iluminaba el set y una mirada llena de una candidez que mantuvo hasta el final de sus días. Dos recursos con los que, sin querer queriendo, lograba desarmar a sus entrevistados.
Porque detrás de esa candidez había un finísimo olfato periodístico que le permitía prever hacia donde se iba a mover el hecho noticioso y con el cual lograba sonsacar a sus invitados informaciones que pensaban guardarse.
Lo que le ganó enemigos poderosos que buscaron sacarla de la pantalla. Pero no fue Rosana una mujer que se amilanara. No le temía al poder, ni a los ascensos y descensos de la vida. No dejó nunca que la fama o el poder le hiciera perder la perspectiva. Ni como directora de medios, ni como ministra dejó de ser la colega de siempre, solidaria, solícita, colaboradora.
Tampoco permitió que los vaivenes, veleidades y desaires de antiguos aliados, colegas y conocidos, le amargaran.
Rosana y su mirada limpia
Conoció el éxito, la fama y el poder, de cerca. Como testigo privilegiado entrevistando a los protagonistas, y como directora de las dos revistas de política más importantes que circulaban en el país: Bohemia y Momento.
Pero también le tocó ser protagonista ella misma del acontecer nacional cuando formó parte del gabinete del Presidente Ramón J. Velásquez. Un periodo lleno de tensiones, rumores e incertidumbre. Diez meses críticos en la historia de Venezuela.
Como si esa experiencia no le hubiera enseñado las glorias y mezquindades de la política, luego presidió el que había sido uno de los partidos más poderosos del país democrático: Copei. Fue una prueba que la convenció que le gustaba más el rol de testigo que de protagonista.
Rosana la Jefaza
Nada del periodismo le fue ajeno. Fue reportera en El Nacional, fue conductora de espacios de Opinión en RCTV y VTV, Directora de revistas, corresponsal para medios internacionales, profesora y Directora de la Escuela de Comunicación Social. En todos esos cargos quienes tuvieron en suerte trabajar con ella la recuerdan con cariño por su solidaridad, esplendidez, don de gentes.
En momentos de crisis, cuando desde el poder presionaban por la salida de fichas de su equipo, la encontraron como una leona defendiendo a sus "muchachos". Quienes comenzaron sus pasos en la profesión con ella como líder la recuerdan con cariño. Era la "jefaza", con la que podían contar, quien les sabía orientar y llamar a botón con tino.
Un talento que se afinó aún más en su faceta como docente, primero en la USM y la Universidad Humbolt, y posteriormente en el Postgrado de la UCV. Creía en el hambre de aprender de sus alumnos a quienes daba segundas y terceras oportunidades para ser mejores.
Lo que seducía a Rosana
Aunque Rosana reconocía que lo que más le gustaba era cubrir la información política, sabía que era una fuente difícil que no todo el mundo quiere leer. "En Bohemia teníamos que regalar discos y libros para subir la circulación. Pero hasta eso dejó de funcionar", comentó en una ocasión.
Respetaba todas las fuentes. No entendía que alguien desmeritara la moda, gastronomía o el horóscopo. "Es importante, la gente lo lee", decía con la sensatez de quien ha llevado un medio. Ella misma escribía unas deliciosas crónicas de moda, especialmente de las pasarelas de las alfombras rojas. Era uno de esos temas con los cuales se divertía.
Una faceta desconocida por muchos fue su incursión en la astrología. Por años escribió la columna de Astrología de la Dra Aurora. Algo que reconocía que disfrutaba y que se tomaba muy en serio, como todos sus trabajos, aunque sus predicciones estaban cargados de consejos llenos de humor. Lo que hizo que se lo plagiaran en más de una ocasión. Cuestión que decidió tomarse como una broma del destino.
Buena cara
Siempre se recordará a Rosana por sus ocurrencias y sentido del humor y especialmente por su espectacular sonrisa.
Pero debió vivir momentos muy duros, en los que conoció el peor lado de personas que en algún momento fueron muy cercanas y queridas. Pero los afrontó calladamente, Porque si alguien tomó para sí la expresión "al mal tiempo buena cara" fue Rosana. Y para pasar los malos momentos se refugiaba en el trabajo. "Eso me relaja", comentaba.
No hay que equivocarse pensando que se tomaba a la ligera los problemas. Buscaba como resolverlos, sin armar mucho revuelo. Por que aunque no lo pareciera era una fuerza de la naturaleza para buscar y encontrar soluciones.
Sensible como era le preocupaba mucho la crisis del país, que por supuesto no le era ajena. Comentaba con dolor como veía enflaquecer a vecinos y amigos. Y se inventó un libro de recetas para con un presupuesto ajustado hacer ricos y balanceados platos.
Tenía centenares de seguidores en su Facebook, en donde publicaba relatos de sus anécdotas, la receta de la semana y consejos para mantener el jardín. Textos más personales, informales y muy divertidos.
Ella, tan amante de la familia, debió ver como esta se reducía a lo que llamó "los tres mosqueteros" (su esposo Apolinar, Gaby, su hija mayor y ella misma), cuando su hija menor, Luisana, tuvo que irse del país a buscar las oportunidades que este le negaba. Y con ella partió su más reciente compañero de aventuras y aprendizajes…su nieto.
Aprender y compartir
Por que Rosana se empecinaba en dos cosas: buscar la verdad y aprender. Mientras muchos colegas recelaron de los nuevos medios, a ella le parecieron una maravillosa oportunidad de seguir aprendiendo. Aunque no le parecían cosas fáciles. "Yo puedo ser lentica, pero aprendo, dame tiempo", decía riéndose, cuando había alguna tecnología nueva que usar.
Conocimientos que no dudaba en compartir. Por eso ser periodista estaba en su naturaleza.
Del equipo
En este portal tuvimos el honor de contar con ella como una redactora entusiasta que cuando veía una noticia de impacto, independientemente de la hora que fuera la escribía y la publicaba. "Es que estaba levantada y vi lo que estaba pasando y lo escribí por que eso va a traer lectores", dijo en más de una ocasión con una noticia montada en la madrugada.
Esa pasíón por la noticia la mantuvo hasta el final. El día antes de ingresar a hacerse los estudios para diagnosticar el mal que la estaba aquejando. Nos llamó. Uno de sus contactos le había dado una primicia y no quería que la perdiéramos.
Luego de pasarnos la información con todos los datos, cuando le preguntamos como se sentía soltó una de las de ella. "Lo bueno de todo esto es que perdí un montón de kilos. Estoy buenota", y se río con esa risa tan de ella.
Por esos día publicó en su facebook
"Y si me voy quiero que llenes esta página de poemas y flores, pues estaré cabalgando por las nubes del cielo en un unicornio azul".
Rosana se ha ido. Se fue con el mes. Se fue en la mañana del 31 de Julio a montar su unicornio azul. Para cumplir con su deseo, el de quien fuera una muy querida y respetada integrante de este equipo, hemos seleccionado este poema que resume la enseñanza que haberla conocido nos deja.
“Recuérdame”
Puedes llorar porque se ha ido, o puedes
sonreír porque ha vivido.
Puedes cerrar los ojos
y rezar para que vuelva o puedes abrirlos y ver todo lo que ha
dejado;
tu corazón puede estar vacío
porque no lo puedes ver,
o puede estar lleno del amor
que compartieron.
Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el
vacío y dar la espalda,
o puedes hacer lo que a ella le gustaría:
sonreír, abrir los ojos, amar y seguir.
David Harkins