Andrés Manuel López Obrador (AMLO) está empeñado en rehacer el sistema electoral al que todavía culpa de haberle hecho fraude hace más de 16 años.
El Político
López Obrador perdió las elecciones presidenciales en 2006 por menos de un punto porcentual. Denunció un fraude, se negó a aceptar la derrota incluso después de que los tribunales rechazaran de manera unánime sus alegatos y movilizó a sus simpatizantes para bloquear una concurrida vía en la capital del país.
Aunque al final cedió y presidentes de otros partidos gobernaron hasta 2018, López Obrador siguió obsesionado con las elecciones de 2006.
AMLO quiere cambiar sistema electoral en México
Según una investigación del Washington Post, las propuestas del presidente amenazan la independencia del sistema y con ello, la transición de México del autoritarismo a la democracia multipartidista que tanto le costó ganar.
La institución crucial que AMLO busca transformar, el Instituto Nacional Electoral (INE), legitimó su victoria de 2018. Sin embargo, el presidente retrata a la directiva del órgano como parcializada, elitista y derrochadora del dinero de los contribuyentes.
López Obrador quiere un nuevo sistema en el que los votantes elijan una directiva de siete miembros de 60 candidatos, de los cuales el presidente, el Congreso y la Suprema Corte seleccionarían unos 20 cada uno; servirían durante seis años, la duración de un mandato presidencial en México. La susceptibilidad a la politización de esa directiva es evidente.
¿Qué busca López Obrador?
El Washington Post descubre que un número cada vez mayor de mexicanos sospecha, con razón, que López Obrador está tratando de perpetuar el dominio de su partido incluso después del fin de su mandato en 2024, imitando así al sistema autoritario que prevaleció bajo el Partido Revolucionario Institucional durante el siglo XX.
El 13 de noviembre, decenas de miles de personas marcharon en la Ciudad de México y otras ciudades para protestar contra el plan del presidente.
AMLO los calificó de clasistas y racistas, y acto seguido movilizó a sus simpatizantes, muchos de ellos transportados en autobuses desde regiones periféricas, para una contramanifestación en la Ciudad de México ayer domingo, una evidente demostración de fuerza mientras el Congreso dabate el tema.
Aunque es probable que el presidente no tenga la mayoría de dos tercios requerida para enmendar la Constitución, López Obrador ha afirmado que intentará lograr sus objetivos a través de leyes secundarias, lo cual solo requiere de una mayoría simple.