Mientras afronta 36 casos de corona virus, el presidente, Alexandr Lukashenko, en una actitud que sorprendió propios y ajenos, recomendó a sus conciudadanos protegerse dela pandemia con vodka, sauna y trabajando duro, sobre todo en el campo. Lukashenko se enfadó este lunes cuando Rusia anunció el cierre de la frontera con Bielorrusia.
Entre sonrisas dijo que había que lavarse las manos cada dos horas, comer bien tres veces al día, y que el alcohool podría servire para algo mas que desinfectar.
El Político
Bielorrusia, país sin litoral de Europa Oriental, es conocido por su arquitectura estalinista, grandes fortificaciones y bosques primigenios. En la capital moderna, Minsk, el monumental cuartel general de la KGB se alza sobre la Plaza de la Independencia, mientras que el Museo de la Gran Guerra Patriótica conmemora el rol del país en la Segunda Guerra Mundial. La capital también cuenta con varias iglesias, como la Iglesia de los Santos Simón y Elena, de estilo neorrománico.
Cuando se desintegró la URSS, las empresas más importantes de este pequeño país de apenas 10 millones de habitantes siguieron bajo el control estatal, por lo tanto, su gobierno pudo mantener parte de los ecosistemas de protección social.
Su presidente, Alexander Lukashenko, conocido en Occidente como el último “dictador” de Europa, gobierna el país desde 1994.
Los que lo critican dicen que convirtió a Minsk en una especie de parque temático soviético porque los edificios de la época estalinista fueron restaurados y pintados; aunque para ser justos eso también ocurrió en el antiguo Berlín Oriental .También promovió una intensa vida cultural en la capital, además de abrirse en ella muchos cafés, restaurantes o tiendas de moda.
El proceso seguido por Lukashenko fue muy diferente a los llevados a cabo en otros países ex socialistas. Empezando por que, en la década de los años 90, se negó a privatizar de golpe toda la economía, evitando así una catástrofe social y la aparición de oligarquías que se adueñaran de las grandes empresas estatales.
Los actuales empresarios crearon y levantaron sus empresas a partir de cero, es decir, legalmente, con sacrificios e imaginación, lo cual marcó la gran diferencia con lo sucedido en otros lugares.
Por eso se dice que en Bielorrusia no hay oligarcas sino empresarios. Aunque bien es verdad que el presidente bielorruso pudo hacer todo eso gracias a los generosos subsidios de Moscú, expresados en los grandes descuentos del petróleo, que, además, refina y exporta a países de la UE.
Cosa insólita en un país que no tiene petróleo. Lo que ocurre ahora, dado que Bielorrusia pertenece a la Unión Económica Euroasiática, una institución supranacional parecida a la UE y que está en fase de desarrollo, es que las ventajas de esos descuentos se están viendo afectadas, a pesar de que en Moscú tratan de que el impacto social sea lo menor posible para los habitantes bielorrusos.
Bielorrusia está lista para fusionarse con Rusia, dijo el presidente bielorruso Alexander Lukashenko el tercer y último día de sus conversaciones bilaterales con el presidente Vladimir Putin el viernes.
Este año volvieron a surgir rumores de que Rusia podría anexarse a Bielorrusia, ya que los límites constitucionales del mandato de Putin le impiden postularse para la presidencia en 2024.
"Los dos podríamos unirnos mañana, no hay problema", dijo Lukashenko en un video compartido por un reportero del Kremlin del tabloide Komsomolskaya Pravda en Twitter el viernes.
"Pero, ¿están ustedes rusos y bielorrusos listos para eso?" Lukashenko dijo según lo citado por Interfax. "Estamos listos para unir y consolidar nuestros esfuerzos, estados y pueblos en la medida de lo posible".
Mientras tanto, Putin enfatizó que "los estados totalmente independientes simplemente no existen en el mundo", presentando a la Unión Europea como un ejemplo de interdependencia.
En fin, son cosas que también se pueden resolver on vodka, mucho trabao y una relajante sauna.
La realidad es que entre los dos países hay un tratado para fusionar ambas economías con vista a una futura unión, es decir, para formar un solo Estado. Esa idea empezó a fraguarse en 1997, todavía bajo el mandato de Boris Yeltsin.
Pero mientras eso no ocurra los descuentos por el petróleo contradicen directamente el tratado firmado por los países de la UEE.
En cuanto a la futura unión con Rusia, los bielorrusos parecen estar algo divididos. A pesar de todo, es muy probable que, si ahora mismo se llevara cabo un referéndum, ganase el sí mayoritariamente. La población que está en contra de esa unión todavía no es muy significativa.
En todo caso, Bielorrusia se enfrenta a una situación difícil y compleja si quiere seguir siendo un Estado independiente y al mismo tiempo mantener cierta igualdad social como hasta ahora.
Aunque es cierto que su economía todavía siegue creciendo al 1.7% anual, no es comparable con el 7.5% que tuvo en la primera década de este siglo. Ciertamente, el país posee industrias de alta tecnología, como TI Epam Systems Inc., que cotiza en la bolsa de Nueva York. Además, produce maquinaria agrícola de alta calidad, como la gigante MTZ que es capaz de fabricar 32.000 tractores anuales.
Pero, a pesar de todo eso, su economía sigue siendo muy dependiente de Rusia. Y eso lo sabe su presidente. Por lo tanto, eso implica que al final Lukashenko, o cualquier otro futuro gobernante bielorruso, pueda tener que decidirse por la integración definitiva con la Federación Rusa, es decir, formando parte de ella como estado federal.
Que, por otro lado, no sería ninguna anormalidad, ya que tanto rusos como bielorrusos tienen la misma historia y pertenecen al mismo grupo étnico y cultural; ellos mismos dicen que son una misma nación.