Jorge Rodríguez hizo la tarea. El ex ministro chavista, actual presidente del Parlamento que le es fiel a Nicolás Maduro, anunció, este 24 de agosto, la renovación del Consejo Nacional Electoral de Venezuela (CNE).
El Político
“No es cualquier cosa el papel que tiene encomendado este Consejo Nacional Electoral”, dijo Rodríguez, luego de juramentar a los rectores principales y suplentes que integrarán la nueva directiva del organismo.
En la República Bolivariana, el CNE es la institución encargada de pautar, organizar y desarrollar las votaciones para escoger, entre otros, al presidente de la nación. Por tal motivo, la junta que se posesionó este jueves será la responsable de los comicios de 2024.
Esas elecciones supondrán una confrontación entre Nicolás Maduro (quien buscará revalidarse como mandatario) y el candidato que surja del proceso de primarias que se adelanta en la oposición.
Desde esa acera, condenaron el anuncio de Rodríguez y a la nueva dirigencia del ente comicial. El grupo de rectores quedó presidido por Elvis Amoroso, un connotado chavista, que es miembro del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Antes de su asignación más reciente, Amoroso, hombre cercano a Cilia Flores (actual esposa de Nicolás Maduro), se desempeñaba como contralor general.
Desde ese despacho, fue autor de inhabilitaciones políticas contra varios de los dirigentes que hoy buscan representar a la oposición en las presidenciales de 2024.
Junto a Elvis Amoroso trabajarán los también chavistas Rosalba Gil y Carlos Quintero. El sector que adversa a Nicolás Maduro quedó, por su parte, con una representación minoritaria.
La abogado Aime Nogal Méndez y el ex rector (que ahora repite), Juan del Pino, encarnarán las voces opositoras.
El desbalance, que otorga a Nicolás Maduro un amplio control sobre el CNE, pone en tela de juicio la futura transparencia e imparcialidad del organismo comicial.
En la oposición venezolana piensan que el visible desequilibrio obedece a una bien concebida estrategia, con la que se buscaría ahuyentar la participación electoral.
Por esa razón, varios de los adversarios de Maduro (en el exilio y dentro de Venezuela) insistieron en la necesidad de fomentar el voto.
Los dirigentes coincidieron en que una oposición unida y una asistencia masiva el día de la votación permitirían desalojar al chavismo del Palacio Presidencial de Miraflores.