Venezuela ha decidido suspender la recepción de vuelos de deportaciones procedentes de Estados Unidos y México, generando una mayor presión sobre el presidente Biden para abordar la constante llegada de nuevos residentes a su país.
El Político
De acuerdo con informes del Wall Street Journal, los vuelos desde Estados Unidos hacia Venezuela se interrumpieron a finales del mes pasado, según funcionarios estadounidenses.
Las estadísticas de Aduanas y Protección Fronteriza indican que, en octubre, noviembre y diciembre, el gobierno enviaba entre seis y siete mil personas al mes en vuelos de repatriación. Sin embargo, este número disminuyó drásticamente a 2.727 personas en enero.
La administración de Nicolás Maduro anuló un acuerdo alcanzado en octubre pasado para permitir los vuelos a Venezuela, después de que Estados Unidos impusiera nuevamente sanciones económicas al país, argumentando que Caracas no había restaurado el orden democrático.
Además, Venezuela ha reclamado territorio a la cercana Guyana, aumentando las tensiones con Washington.
Esta decisión de Caracas también impacta a las autoridades migratorias de México, que recientemente habían reiniciado las deportaciones directas a Venezuela a finales de diciembre.
Anteriormente, las autoridades mexicanas transportaban a migrantes desde la frontera estadounidense hacia ciudades del sur como parte de un esfuerzo para desalentar la llegada masiva de venezolanos a Estados Unidos.
La suspensión de los vuelos de deportación no se ha formalizado, según fuentes cercanas al tema citadas por el Journal. En lugar de ello, se afirma que los diplomáticos bloquean las salidas de vuelos al no verificar la ciudadanía de los deportados. Algunos diplomáticos alegan falta de personal para realizar estas verificaciones, mientras que otros solo aceptarán a aquellos que se ofrezcan voluntariamente a regresar a su país.
A pesar de un acuerdo previo en otoño, Estados Unidos solo envió 15 vuelos con alrededor de 1.800 ciudadanos venezolanos, una cifra mínima en comparación con los casi 500.000 detenidos en la frontera sur en los últimos dos años, según el medio.
Aunque esta medida se percibió como una seria advertencia para posibles inmigrantes, algunos funcionarios estadounidenses reiteran su compromiso con el control fronterizo, indicando que los venezolanos que no utilicen vías legales están sujetos a expulsión, incluso siendo enviados a México.
Ante esta situación, Estados Unidos se ve obligado a depender más de la aplicación de la ley en México y Panamá, donde miles de venezolanos buscan eventualmente asilo en Estados Unidos, según informa el Wall Street Journal.
Según estimaciones, alrededor de 7,7 millones de ciudadanos venezolanos han abandonado el país desde que Maduro asumió el cargo en 2013, a pesar de las medidas para mejorar las condiciones y detener el flujo de nuevos residentes tras el levantamiento de sanciones a Caracas. No obstante, algunos expertos señalan que Maduro ha intensificado su autoritarismo desde el acuerdo inicial, con arrestos de figuras opositoras y la expulsión de organismos de derechos humanos.
Ante estas acciones, Estados Unidos ha vuelto a imponer sanciones a la industria del oro de Venezuela en febrero, y se insinúa la posibilidad de reimponer sanciones a la industria petrolera en la primavera.
El miércoles, el régimen de Nicolás Maduro instó a los migrantes venezolanos a regresar al país, afirmando: “Amamos a los migrantes venezolanos. Regresen. Estamos esperándolos; esta es su tierra”.