El adulterado entorno económico venezolano ha consolidado un hecho insólito: la ausencia casi total de dinero en efectivo. En una nación que sufre los efectos de una altísima inflación y que presenta embates cíclicos de escasez de productos, la falta de dinero líquido para pagar aquello que ya de por sí puede tener un enorme valor está convirtiendo cualquier gestión cotidiana en una titánica tarea que exige un inusual despliegue logístico.
ALONSO MOLEIRO / EL PAÍS DE ESPAÑA
La falta de billetes es tan notoria que, con mucha frecuencia, los bancos admiten retiros que no sobrepasan los 20.000 bolívares al día (apenas unos centavos de dólar) por usuario. La circunstancia convierte transacciones cotidianas elementales en operaciones de complejidad: en la Venezuela actual, el propietario de un carrito ambulante de helados puede admitir un pago a posteriori por transferencias digitales acordado con el comprador.
Para lo que quedó los bolívares de baja denominación que nadie quiere
https://t.co/W0nsLkOY5b— El Político (@elpoliticonews) February 11, 2018
El uso de los puntos electrónicos de venta es condición sine qua non para cualquier comerciante que quiera sobrevivir. Los cajeros automáticos permanecen precedidos de enormes colas en demanda de efectivo. Las monedas de metal, devoradas por el caos económico, tampoco existen. Aparcar un coche en un estacionamiento público puede requerir una intrincada operación previa para obtener los billetes que se necesitan para pagar el costo.
En la evaporación del dinero en efectivo concurren algunas de las mismas causas que han puesto en vigor el reino de la escasez en la Venezuela de Nicolás Maduro. La primera de ellas, un poderoso punto de fuga activado por bandas de contrabandistas y traficantes de productos que operan en la frontera con Colombia, que suelen aprovecharse del artificio que ofrece el sistema de subsidios y las asimetrías cambiarias promovidas por el Gobierno. Al ejercer operaciones ilegales, estos grupos precisan de efectivo para no dejar rastro bancario de sus coimas. Suelen contar con la colaboración o la anuencia de funcionarios militares y civiles corrompidos.
Hace poco, Maduro formalizó el anuncio de la denominada “billetera virtual”, que busca estimular y masificar el uso de pagos electrónicos. El carnet de la patria, la herramienta actual para la transferencia de recursos y la inversión en programas sociales que maneja el Gobierno chavista, tiene código digital y centraliza la prestación de varios servicios estatales con su uso.
De momento, de no tener punto electrónico de venta, un vendedor ambulante de perritos calientes tendrá que convenir con un cliente el pago posterior de la ingesta con una transferencia electrónica y resignarse a confiar en su buena voluntad.
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