Este año el Ministerio de Salud venezolano incumplió proyectos y promesas que derivaron en afectaciones directas a la población venezolana. La crisis económica y humanitaria, que no se admitió en 2016, no solo ocasionó un desabastecimiento de medicinas esenciales, sino que la falta de acceso a divisas para traer las medicinas de la Farmacia de Alto Costo del Seguro Social dejó excluidos al finalizar el año a quienes sufren lupus, hipertensión pulmonar, hemoglobinuria paroxística nocturna, artritis y colitis ulcerosa.
La activación del llamado Motor Farmacéutico comenzó el 17 de febrero de este año. Al finalizar 2016 aún no hay abastecimiento de medicinas y las deudas con la industria farmacéutica se mantienen. En noviembre el gobierno solo había saldado 10,4% de la deuda con las empresas productoras de medicinas esenciales. De las 30 empresas farmacéuticas que hoy operan en el país, que están asociadas a la Cámara de Industria Farmacéutica, solo pueden cubrir entre 34% y 40% de la demanda, pero faltando un mes para finalizar el año solo había logrado producir a la mitad de su capacidad.
El proyecto incumplido se traduce, por ejemplo, en que para el 16 de septiembre había ausencia total de los antihipertensivos Enalapril, Nifedipina, Amlodipina y Losartán usados para prevenir problemas cardíacos, primera causa de muerte en el país. Solo se encontraba Valsartán con 90% de escasez y Atenolol con 95% de desabastecimiento, según un estudio realizado por al ONG Convite en 40 farmacias del área metropolitana.
“En ningún momento hubo una pequeña aceptación de lo que ocurre en Venezuela en materia de salud y no se tomó ninguna acción. Ni siquiera se vio un programa para empezar a solventar la crisis, no solo de medicamentos, sino de insumos médicos y condiciones hospitalarias. En materia de cooperación internacional, aún no se sabe cuál es el alcance del acuerdo que hizo la canciller con la ampliación del Fondo Rotatorio y Estratégico con la Organización Panamericana de la Salud. No sabemos cuáles medicamentos traerán por esta vía ni cuántos”, denunció Francisco Valencia, presidente de la Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y Vida.
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Proyectos a la deriva
En marzo, el director de Salud del Distrito Capital, Earle Siso, asomó como proyecto que la red de atención primaria deBarrio Adentro dejará de existir de forma autónoma y paralela para unificarse en una red de “consultorios populares”, bajo la figura de Sistema Único Público de Salud. Dejaría de funcionar como fundación y pasaría a ser “una herramienta financiera”.
Este sistema único está establecido en la Constitución, pero nunca se ha puesto en marcha. Sin embargo, ayer el presidente Nicolás Maduro dio un informe de la primera misión impulsada por el fallecido presidente Hugo Chávez, y declaró que con este se salvó a 1.460.000 personas y la cobertura 100% de la misión está solo en 8 estados del país después de 17 años.
Pero sobre la reestructuración de la misión no dio detalles ni tampoco sobre la condiciones de los hospitales del país, ni cuántas vidas se perdieron en un año en el que no se admitió la crisis de salud ni se aceptó un canal humanitario.
La política de la omisión
Hubo errores que permanecieron en 2016. Las limitaciones al acceso a la información y la falta de transparencia en el Boletín Epidemiológico se mantuvieron como política en el Ministerio de Salud. La estadística oculta impidió el acceso a información sobre epidemias que reaparecieron en el país y que se retrocediera en el control de otras, como la difteria, la cual se había erradicado hace 24 años y que se prevenía con vacunación. La epidemia evidenció la baja cobertura en inmunizaciones que había en el país. Mientras que la malaria –que se logró controlar en la década de los años sesenta y solo quedaron pequeños focos en el sur del Orinoco, Apure y el sur del lago de Maracaibo– arropó el territorio.
“El balance es un tragedia nacional. Con los niños desnutridos. Con los enfermos sin atención, sin vigilancia epidemiológica, sin información ni respuestas. El caso de la difteria es un vergüenza mundial”, precisó el investigador del Cendes, Jorge Díaz Polanco.
Este año cierra con un balance de salud de 6 estados con casos de difteria propagados; 200.000 casos de malaria en 24 entidades; 90% de escasez de medicinas –según la Federación Farmacéutica– una infraestructura hospitalaria disminuida; una población con enfermedades crónicas desatendida; una deuda de Boletín Epidemiológico desde hace nueve meses y tres años sin un Anuario de Mortalidad para que los venezolanos y médicos sepan de qué mueren los venezolanos.
Con información de: El Nacional