Asesinato de una niña iraní desató el repudio colectivo, pero en Venezuela las mujeres mas emprendedoras e igualituarias del mundo, se niegan a aceptar las costumbres de los pueblos atrasados que se han instalado en las zonas petroleras.
El Político
Romina Ashhrafi, de 13 años fue decapitada por su padre “para preservar el honor” de la familia
Qué en el siglo XXI exista un país con leyes y costumbres tan atrasadas, en las que un padre pueda decapitar a su hijita de 13 años por haber cometido “un crimen de honor”, es algo inconcebible en cualquier nación civilizada e impensable que pueda ocurrir.
Pero así pasó en Irán donde la niña Romina Ashrafi huyó de su casa en la provincia de Gilan, al norte del país, con su pareja, Bahamn Khavari, de 35 años. La familia de Romina no aceptaba la relación, los jóvenes escaparon, pero la Policía les detuvo a los pocos días y ella fue devuelta a la custodia paterna, pese a que advirtió a las fuerzas de seguridad de que su vida corría peligro, según recogieron los medios iraníes.
Sus temores se hicieron realidad y una vez en casa, mientras dormía, su padre le decapitó con una hoz y después se entregó en la comisaría más próxima donde confesó lo sucedido.
Venezolanas temen la influencia iraní
Triunfantes en concursos de belleza, estudiosas, emprendedoras, las venezolanas han recorrido un largo camino de estudio y trabajo para ejercer sus derechos, sin embargo la influencia polìtica y econòmica de Iràn ya se hace sentir, basta con ver los vestidos que usa la vicepresidenta Delcy Rodrìguez cuando negocia con mandatarios iraníes.
En las mesquitas los hombres se sientan de una lado y las mujeres en otro, y para una familia procedente de estas lejanas tierras, una boda, o un simple amorìo con un chico venezolano es una vergûenza y es castigado.
En las mesas de negocio se obliga a la separación de las mujeres y no se permite la presencia femenina en ninguna actividad pública, según fuentes protocolares.
Conmocionada la población
El crimen fue portada en los periódicos nacionales y se convirtió en uno de los temas más comentados de las redes con el hashtag #Romina_Ashrafi. El mismo día en el que la república islámica celebró la primera sesión del nuevo parlamento, el propio presidente Rohani instó a su gabinete a acelerar leyes más severas contra este tipo de asesinatos y presionó para que se apruebe rápidamente la legislación pertinente, que se discute desde hace años.
Con la legislación actual en la mano, al padre de Romina le juzgará un tribunal especial y le puede imponer una pena de hasta diez años de prisión como máximo, pero no la pena capital que le podría acarrear un asesinato similar si no fuera su hija.
Shahnaz Sajjadi, asesora presidencial para temas de derechos humanos, declaró al portal khabaronline.ir que «debemos revisar la idea de que el hogar es un lugar seguro para niñas y mujeres». Shahindokht Molaverdi, exvicepresidenta y actual responsable de la Asociación de Protección de los Derechos de las Mujeres, escribió en su cuenta de twitter que «Romina no es la primera, ni será la última víctima de los crímenes de honor».
Esos crímenes son normales en Irán
Aunque no hay una estadística oficial, ni se trata de asesinatos que suelan salir a la luz pública, este tipo de crímenes se siguen produciendo sobre todo en las zonas más rurales, donde la tradición tiene un peso enorme. En estos lugares también se mantienen costumbres como la de casar a las niñas antes de los 14 años y, según datos recogidos por la web Entekhab, en la república islámica se registra una media de medio millón de matrimonios de este tipo. El código civil fija en 13 la edad mínima para que una niña se pueda casar y 15, un niño, pero si hay consentimiento familiar pueden rebajarse estas edades.