En represalia por los subsidios que ha otorgado al fabricante de aviones Boeing, la Organización Mundial del Comercio le concedió a la Unión Europea el derecho de imponer aranceles a productos estadounidenses por valor de USD 4.000 millones anuales,
El Político
El ganador de la más reciente batalla es Bruselas, que ahora tiene luz verde para imponer aranceles a importaciones anuales por 4.000 millones de dólares de productos estadounidenses.
La meta de la Organización Mundial del Comercio es compensar los subsidios indebidos otorgados por la Casa Blanca en favor de Boeing, agitando así una lucha trasatlántica apenas tres semanas antes de las elecciones presidenciales, según reportó france24
WTO arbitrator issues decision in Boeing subsidy dispute #TradeDisputes https://t.co/pIdSV17A8S pic.twitter.com/zhIvIw2PnE
— WTO (@wto) October 13, 2020
Un dato a considerar es que la decisión emitida este martes 13 de octubre de 2020 le sigue a un fallo de la OMC de hace un año que llevó a Washington a imponer aranceles a productos de la Unión Europea por valor de 7.500 millones de dólares anuales, esta vez por la ayuda estatal que recibió Airbus.
La evidencia histórica muestra que los aranceles aumentan los precios y reducen las cantidades disponibles de bienes y servicios para las empresas y los consumidores de EEUU, lo que resulta en menores ingresos, menor empleo y menor producción económica.
Los aranceles podrían reducir la producción de EEUU, ya que lo más probable es que se traslade el arancel a los productores y consumidores en forma de precios más altos. Los aranceles pueden aumentar el costo de piezas y materiales, lo que elevaría el precio de los bienes utilizando esos productos y reduciría la producción del sector privado. Esto resultaría en ingresos más bajos tanto para inversores como trabajadores. Del mismo modo, los precios al consumidor más altos debido a los aranceles reducirían el valor después de impuestos de los ingresos laborales y de capital. Debido a que estos precios más altos reducirían el rendimiento de la mano de obra y el capital, incentivarían a los estadounidenses a trabajar e invertir menos, lo que llevaría a una menor producción.
En miles de páginas de fallos emitidos por la Organización Mundial del Comercio, reposan 16 años de ires y venires en una batalla jurídica que comenzó con aviones y que ya incluye muchos otros productos.
En 2004, Washington y Bruselas se acusaron mutuamente de ayudar más de lo debido a sus productores aeronáuticos Boeing y Airbus, respectivamente, perjudicando los intereses de su contraparte.
Desde entonces, la OMC abrió dos casos por separado y descubrió que ambos violaron las normas: la Unión Europea por los subsidios que otorgó a Airbus y Estados Unidos por las exenciones fiscales de las que disfrutó Boeing.
Pero fue solo hasta 2019 que Estados Unidos comenzó su ofensiva arancelaria: gravó las importaciones de aviones Airbus fabricadas en Europa e impuso otras tarifas a productos que van desde el queso hasta las aceitunas y los licores. Y continuó incrementando impuestos y añadiendo unos más.
¿Posible acuerdo?
Robert Lighthizer, representante comercial de Estados Unidos,, dijo que no había una base legal para que el bloque de países imponga aranceles ya que se eliminó la exención fiscal impugnada.
Pero con las puertas abiertas para responder a Estados Unidos al mejor estilo de “ojo por ojo”, Europa no mostró intenciones de decretar aranceles, sino de negociar con su contraparte para ponerle fin a la guerra de casi dos décadas.
La Comisión Europea, respaldada por Airbus, firmó que dejaría de imponer aranceles si Washington retiraba los existentes.
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