El aumento de las desigualdades no sólo pone en peligro el crecimiento económico, la cohesión social y la democracia, sino que amenaza los grandes retos globales, como la sostenibilidad ambiental, las migraciones o la solución a diferentes conflictos, según la Unesco.
En el Informe Mundial sobre Ciencias Sociales publicado este jueves, la Unesco como coeditora destacó que reducir las desigualdades "es un imperativo en el campo de los derechos humanos y la justicia social".
"Además -añadió-, es un factor esencial para conseguir éxitos en otros ámbitos prioritarios globales, como la sostenibilidad ambiental, la solución de conflictos y las migraciones".
Insistió en que "es fundamental para erradicar la pobreza extrema, impulsar las transformaciones propicias para el desarrollo sostenible, promover el progreso social, reducir los conflictos y la violencia y fomentar una gobernanza inclusiva".
El Consejo Internacional de Ciencias Sociales, que preparó el informe junto con el Instituto de Estudios para el Desarrollo del Reino Unido, hizo notar que el poder económico y político "se concentra cada vez más en un número muy reducido de personas".
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Para ilustrar esa realidad, señaló que el 1 % de la población posee casi la mitad de la riqueza de los hogares y que los 62 individuos más ricos del planeta acumulan tanta como el 50 % de la población.
A escala internacional, reconoció que la desigualdad económica disminuyó durante la primera década del presente siglo, en gran medida por la disminución de la pobreza en países como China e India.
Pero a continuación advirtió de que "esa tendencia positiva se puede invertir si la desigualdad sigue aumentando en el interior de los países".
Los autores del estudio indicaron que las desigualdades no se limitan a las disparidades en materia de ingresos o de riqueza material, y que hay que prestar atención al carácter pluridimensional.
Así proponen que se analice la interacción entre siete dimensiones, la económica, la política, la social, la cultural, la ambiental, la territorial y la cognitiva.
Igualmente se señalan fallas porque la mayoría de estudios de ciencias sociales sobre esta cuestión se realizan en países industrializados donde existen datos fiables, algo que no ocurre en el mundo en desarrollo.
Prueba de ello es que entre 1992 y 2013, un 80 % de esas investigaciones en ciencias sociales se publicaron en Norteamérica y en Europa occidental, y sus autores eran sobre todo economistas, psicólogos y sociólogos.
En contraste, el África subsahariana y Latinoamérica únicamente representaron un 3 % y un 2 % de esos estudios.
A ese respecto, la directora general de la Unesco, Irina Bokova, consideró que este trabajo es "una llamada de atención" y que "es vital colmar la brecha en materia de investigación sobre las desigualdades para hacer realidad la ambición transversal contenida en la Agenda 2030″ de la comunidad internacional, para que no se deje a nadie en la estacada.
El Informe Mundial sobre Ciencias Sociales de 2016, titulado "Afrontar el reto de las desigualdades y trazar vías hacia un mundo justo", contiene contribuciones de más de un centenar de expertos, supervisadas por un comité consultivo formado por académicos de todas las regiones del mundo, entre los que figuran un Premio Nobel de Economía, el estadounidense Joseph Stiglitz.
Con información de EFE