Casi 2.000 personas con enfermedades terminales murieron con la ayuda de un médico, en el primer año desde que Canadá legalizó el suicidio asistido, según un informe publicado el viernes.
Desde que Ottawa aprobó la ley en junio de 2016 al 30 de junio de 2017, 1.982 personas terminaron sus vidas de esta manera, según la agencia gubernamental Health Canada.
La mayoría tenía cáncer, agregó.
Extrapolando los datos recolectados en el primer semestre de 2017, se espera que el número de muertes asistidas aumente, pero permanezca en menos de 2% de todas las muertes en el país este año, "de acuerdo con la experiencia internacional", dijo la agencia en un comunicado.
El suicidio médicamente asistido está reservado en Canadá a adultos con problemas de salud graves que quieren terminar con su sufrimiento, y consiste en una inyección letal en el hospital o en casa.
Días después de que la ley fuera cambiada para permitir la práctica, fue impugnada en la Corte en un intento de expandirla para incluir a los canadienses que sufren de una enfermedad debilitadora pero que no enfrentan una muerte inminente.
Estas incluyen personas que sufren de atrofia muscular espinal, esclerosis múltiple, estenosis espinal, síndrome de enclaustramiento, lesión traumática de la columna vertebral, enfermedad de Parkinson y enfermedad de Huntington.
Obispos canadienses han instruido a su clero a negar funerales religiosos a las personas fallecidas por suicidio médicamente asistido.