La presión ejercida este jueves por el presidente estadounidense, Donald Trump, a Israel para que prohibiera la entrada de dos congresistas musulmanas, las demócratas Ilhan Omar y Rashida Tlaib, tuvo efecto casi inmediato, ya que el Gobierno israelí las vetó a los pocos minutos.
El Político
A pesar de que Jerusalén llevaba estudiando la situación desde hace unos días, la decisión final se produjo escasos minutos después de que Trump dijese por Twitter que sería una "muestra de debilidad" de Israel recibirlas.
"Israel mostraría una gran debilidad si permitiera la visita de las representantes Omar y Tlaib. Odian a Israel y a todo el pueblo judío, y no hay nada que pueda decirse o hacerse para que cambien de opinión", señaló Trump en esa red social.
Poco después de ese mensaje, el ministro israelí de Interior, Arie Deri, anunció la prohibición de la entrada a ambas miembros de la Cámara de Representantes de EE.UU., en una medida que aseguró que se tomó conjuntamente con el primer ministro en funciones, Benjamín Netanyahu, y el titular de Asuntos Estratégicos, Guilad Erdan.
"La decisión se tomó después de que el ministro Deri se diese cuenta de que se trataba de una actividad de boicot contra Israel y que debía impedir que entrasen, de acuerdo a la Ley Israelí de Entrada", explicó el Ministerio de Interior, que agregó que consideran que las congresistas demócratas usan su visibilidad para "apoyar las organizaciones de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) que llaman a boicotear a Israel".
En esa línea se mostró Netanyahu, que acusó a Omar y Tlaib de "querer hacer daño a Israel" y defendió que su país "está abierto a recibir críticas" menos cuando se trabaja "para imponer boicots sobre Israel".
La llegada de las dos representantes estadounidenses estaba prevista para este domingo y se esperaba que Tlaib se quedara unos días más en Cisjordania, donde reside su abuela.
Aunque ni Omar ni Tlaib han reaccionado todavía de manera pública, uno de los pesos pesados del Partido Demócrata, Chuck Shumer, líder de los progresistas en el Senado, tachó la decisión de "signo de debilidad".
"Solo va a dañar la relación entre EE.UU. e Israel y el apoyo hacia Israel. Ninguna sociedad democrática debería temer un debate abierto. Muchos partidarios de Israel estarán profundamente decepcionados con esta decisión, que el Gobierno israelí debería revertir", apuntó Schumer en un comunicado.
En el mismo sentido se expresó la presidenta de la Cámara Baja, la demócrata Nancy Pelosi, firme defensora de Israel en EE.UU.
"Como alguien que ama Israel, me entristece profundamente la noticia de que Israel haya decidido evitar que miembros del Congreso ingresen al país", destacó en un comunicado.
Incluso el principal grupo de presión proisraelí en EE.UU., el Comité de Asuntos Públicos Estadounidense-Israelí (AIPAC), rechazó la decisión del Ejecutivo de Netanyahu.
"No estamos de acuerdo con el apoyo de las representantes Omar y Tlaib al movimiento BDS contra Israel y contra la paz (…) También creemos que todos los miembros del Congreso deberían poder visitar y experimentar de primera mano a nuestro aliado democrático Israel", opinó el AIPAC en su cuenta de Twitter.
A pesar de la polémica generada, Trump mantuvo su posición y celebró la decisión de Jerusalén.
"Las representantes Omar y Tlaib son la cara del Partido Demócrata, y ellas ODIAN a Israel", tuiteó el mandatario, que ha criticado ampliamente a las congresistas desde su llegada al Congreso estadounidense en noviembre del año pasado.
Omar, nacida en Somalia y representante por Minnesota, y Tlaib, hija de palestinos y congresista por Michigan, han cuestionado a Israel e instado a empresas, artistas y universidades a boicotearlo.
De hecho, Omar estuvo en el centro del debate nacional después de denunciar la influencia política del AIPAC en algunos legisladores estadounidenses.
Sus comentarios resultaron en una resolución bipartidista de la Cámara Baja en marzo contra "el antisemitismo, la islamofobia, el racismo y otras formas de intolerancia".
Esta no es la primera vez que Trump carga contra Omar y Tlaib.
Fuente: El País