Latinoamérica muestra una falta de rumbo conjunto y desorientación ante el nuevo escenario internacional, a la luz de la agenda y participación en la V cumbre de la CELAC, principal mecanismo de diálogo político regional, que se inició hoy en República Dominicana.
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Los cancilleres de los países la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) iniciaron hoy en la localidad turística dominicana de Punta Cana su reunión previa a la de presidentes, a la que asistirán un día después apenas 11 gobernantes, de los 33 países miembros, sin un tema central ni otros concretos a tratar establecidos a priori.
Los presidentes de Argentina, Brasil, Chile, Perú y Uruguay, entre otros, estarán ausentes en esta cumbre, a la que República Dominicana, como organizador en su calidad de país que ha detentado en 2016 la presidencia protempore de este foro regional, no ha sabido o no ha podido dotarle de una agenda concreta de asuntos a tratar.
La especialmente delicada situación de México ante la llegada de Donald Trump a la presidencia de EEUU no ha concitado en principio la voluntad de los países de la Celac de establecer una postura de apoyo conjunto a su socio.
Las amenazas de Trump en general a los emigrantes latinoamericanos a EEUU tampoco es algo sobre lo que esta cumbre haya previsto pronunciarse, independientemente de que finalmente se vea en la obligación de hacerlo.
La intención de Trump de expulsar a millones de migrantes y de impedir la llegada de nuevos supone, entre otras consecuencias económicas y sociales, el final de la recepción de millones de dólares en remesas a muchos países latinoamericanos.
Además de México, Guatemala, Honduras y El Salvador son los países más afectados por la cruzada de Trump contra la inmigración en EEUU, pero de esos países solo los gobernantes mexicano, Enrique Peña Nieto, y el salvadoreño, Salvador Sanchez Cerén, asisten a la cita de Punta Cana.
Tampoco está en la agenda de esta cumbre de la CELAC una respuesta a la decidida voluntad del nuevo gobernante estadounidense de sancionar a las multinacionales que quieran seguir invirtiendo y fabricando en Latinoamérica para vender en EEUU en virtud de los también amenazados tratados de libre comercio vigentes.
En el discurso de inauguración de la reunión de sus colegas pronunciado por el canciller dominicano, Miguel Vargas, ha sido llamativa la ausencia de referencia alguna a Estados Unidos, principal socio político y comercial de Latinoamérica, y las numerosas alusiones a las grandes oportunidades abiertas para esta región en sus relaciones con Rusia o la Unión Europea.
Las fuentes consultadas entre los coordinadores encargados de confeccionar el borrador de declaración política de esta cumbre han coincidido en que no existe aún un consenso sobre una postura a adoptar en torno a la situación de Venezuela y el diálogo en marcha a duras penas entre el gobierno y la oposición de ese país.
Los multimillonarios sobornos recientemente admitidos por la constructora brasileña Odebrecht en varios países latinoamericanos ha evidenciado una clara vulnerabilidad regional ante la corrupción, de lo que tampoco ha considerado oportuno ocuparse en esta cumbre la presidencia protempore dominicana de la Celac.
En definitiva, y al margen de las salidas de tono que a título individual pueda protagonizar alguno de los escasos presidentes participantes en esta cumbre, en República Dominicana la Celac parece encaminada a su ensombrecimiento y la pérdida de poder de convocatoria y de establecer consensos.
Y cuando menos, Latinoamérica parece inicialmente haber renunciado con esta cumbre a la primera oportunidad que ha tenido de establecer una postura conjunta y contundente ante el nuevo escenario mundial creado por el nuevo presidente de Estados Unidos.
La cita de Punta Cana renueva además, en este caso con inusitada intensidad, la cada vez más recurrente pregunta sobre la utilidad de estas cumbres, celebradas en lujosos complejos turísticos en medio de grandes y costosos despliegues de seguridad, con acceso de los medios de comunicación a la información cada vez más restringido y desordenado y vacías de contenido y resultados.
La CELAC nació oficialmente en Caracas el año 2011 mediante una declaración que plasmaba finalmente el éxito de los esfuerzos por unir en un mismo mecanismo de acción política conjunta a los países de América Latina y el Caribe.
Con información de EFE