La amenaza de Donald Trump contra México ya es un hecho. En su primera semana de gobierno, el presidente de Estados Unidos (EEUU) firmó las órdenes ejecutivas para iniciar la construcción de un muro en la frontera con su país vecino, una medida que comprometería las relaciones históricas de ambas naciones.
Félix R. Gutiérrez Rodríguez / El Político
"Lo que estoy haciendo es bueno para Estados Unidos. También va a ser bueno para México. Queremos tener un México muy estable y muy sólido", aseguró Trump en su primera entrevista desde su llegada a la Casa Blanca.
La orden del gobierno de Washington es crear una muralla de cuatro metros de altura por los 3.000 kilómetros de extensión que comparten en su frontera los dos países. Esta barrera física será pagada “de alguna forma” por el gobierno mexicano, como aseguró el propio presidente estadounidense. Sin embargo, el jefe de Estado de México, Enrique Peña Nieto, se ha negado a aceptar el pago.
Estas condiciones de EEUU han ofendido a México, que, de acuerdo con algunos analistas, debería hacerse respetar por la indignante medida.
Decisión errada
Iliana Rodríguez, directora del Departamento de Derecho y Relaciones Internacionales del Tec de Monterrey, instó al gobierno mexicano a protestar como forma de negociación jurídica. “México tiene que ejercer una protesta enérgica a nivel internacional, aunque si bien no genera una sanción, exhibe una condición que es de suyo injusta y debe hacerlo en un foro en el que pagamos membresía y del cual también forma parte Estados Unidos, que es la Organización de Estados Americanos (OEA)”, detalló la especialista. Para ella, no actuar de esta forma condenaría a la sumisión al país latinoamericano.
Mónica Vera, investigadora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), cree que construir un muro solo aumentará la presencia de los traficantes de personas (conocidos como “polleros” o “coyetes”): “No necesariamente el muro va a frenar a los indocumentados, sino que va a encarecer el tráfico de corruptos. Un muro que enriquecerá más a quienes trafican con personas”.
Vera recordó que la migración centroamericana hacia EEUU ha sido superior, desde 2010, a la cantidad de mexicanos que han atravesado la frontera de manera ilegal. Esta información se evidencia en un informe del Instituto de Estudios Latinos de la Universidad de Notre Dame. “Si México abre la frontera y deja pasar a los inmigrantes internacionales, esto provocaría un gran conflicto al gobierno de Estados Unidos, y aunque no se diga públicamente puede ser un elemento retórico de la negociación que México debería de usar en un momento crítico en donde Estados Unidos no se está tocando el corazón”, expuso.
Los “males” que argumenta Trump para cerrar la frontera también llegan en sentido contrario: más de 73 mil armas de fuego entraron a México por la frontera con EEUU entre 2009 y 2014. Esta situación amerita mayor atención por los dos gobiernos, según José Luis Valdés, investigador del CISAN de la Universidad Nacional Autónoma de México: “México tiene que pedir que se verifique la cantidad de armas que pasan por la frontera y que alimentan el tema de inseguridad en el país”.
Golpe económico
El Reporte del Estado de la Frontera del Centro Wilson, dirección de estudios independiente de EEUU, indica que el intercambio comercial en la frontera con México genera 1.000 millones de dólares diarios. Además, 300.000 vehículos y un millón de personas trabajan, estudian, comercializan o hacen turismo del lado estadounidense.
Este tránsito natural por los 40 puntos fronterizos legales podría alterarse con las decisiones del nuevo gobierno estadounidense, que ha propuesto cancelar visas a los mexicanos y elevar las tarifas para el cruce fronterizo. Francisco Lara-Valencia, investigador de la Escuela de Estudios Transfronterizos en la Universidad Estatal de Arizona, explica las razones: "En una región que es muy interdependiente económicamente, que tiene fuertes vínculos culturales, que tiene fuertes relaciones comerciales, (el muro) es muy negativo en un contexto donde tienes una fuertísima integración".
Un millón de dólares por minuto genera la relación comercial entre ambos países. El comercio con México genera seis millones de empleos en EEUU y las exportaciones mexicanas dependen 40% de la nación vecina.
Relaciones a prueba
El historiador mexicano-estadounidense David Carrasco asegura que "esta es la peor crisis (entre México y EE.UU.) en décadas, pero va a tener varias ramificaciones: va a unir a los mexicanos en una posición defensiva".
La incertidumbre reina en la población mexicana ante un poderoso país vecino que se ha tornado más hostil que nunca. Soledad Loaeza, investigadora del Centro de Estudios Internacionales del Colegio de México, cree que México “está en una situación de fragilidad, de vulnerabilidad, verdaderamente terrible” y no descarta que las relaciones con EEUU lleguen a congelarse.
El consejero principal del Instituto México en el Centro Wilson, Andrew Selee, explicó que “por primera vez estamos viendo una relación mucho más recia, más tensa entre los gobiernos de México y EEUU", después de casi tres décadas de colaboración entre ambos países.
"La confianza se ha visto afectada, pero además esto genera reacciones en las dos sociedades, entonces hay cada vez más un sentido en un sector de la población estadounidense de que México es un peligro y el mismo sentido en gran parte de la población de México de que EEUU es una amenaza para ellos. Y eso es más difícil de revertir", explica.
Alejandro Poiré, decano de la Escuela Nacional de Ciencias Sociales y Gobierno del Tec de Monterrey indicó que "es indispensable que los actores del gobierno de Estados Unidos valoren y razonen lo que está en riesgo desde el punto de vista comercial, seguridad fronteriza, seguridad nacional para Estados Unidos, e ir estabilizando esas áreas para poder dar cauce a los diferendos".