Ucrania ha instado insistentemente a los países europeos a poner fin a su dependencia del gas de Rusia, un año después de la invasión rusa, argumentando que estas compras están financiando de hecho el esfuerzo bélico del presidente Vladimir Putin.
El Político
"Por favor, no patrocinen las armas de guerra de este país, de Rusia", dijo el Presidente ucraniano Volodymyr Zelenski al Parlamento Europeo el pasado mes de marzo.
"Nada de euros para los ocupantes. Cerradles todos vuestros puertos. No les exportéis vuestras mercancías. Nieguen los recursos energéticos. Presionen para que Rusia abandone Ucrania" comentó en su momento el presidente de Ucrania.
Europa sin respuesta a petición de Ucrania
Europa ha respondido, aunque no con la contundencia que algunos desearían, reduciendo su consumo de petróleo y gas rusos, invirtiendo en otras fuentes de energía y prometiendo eliminar por completo las importaciones rusas para 2027, reportó Grid.
Las agencias de inteligencia estadounidenses y europeas sospechan ahora que un grupo proucraniano está detrás de la explosión que dañó los gasoductos Nord Stream, que unen Rusia y Alemania. De ser cierto, sería el indicio más profundo de hasta dónde llegarán al menos algunos ucranianos para detener estas exportaciones. (El Gobierno de Kiev ha negado cualquier implicación).
Menos discutido es el hecho de que la gran mayoría de estos recursos energéticos pasan ahora por la propia Ucrania. El propio sistema de gasoductos de Ucrania transporta ahora casi todas las exportaciones de gas ruso que quedan en Europa Central y Occidental.
Esto significa que cada día, 44 millones de metros cúbicos de gas, por valor de más de 100 millones de dólares, pasan a través de gasoductos que son propiedad y están mantenidos por el mismo país que bombardean a diario.
Infraestructura ucraniana
La infraestructura gasística de Ucrania es una red entrecruzada de unos 45.000 kilómetros de gasoductos. El sistema data de la época soviética y llegó a suministrar el 80% del gas natural de Europa. Mucho antes de esta guerra, Europa estaba preocupada por la fiabilidad de este suministro en una época de tensiones entre Rusia y Ucrania.
Durante el invierno de 2009, una disputa sobre precios entre Rusia y el gobierno proeuropeo de Ucrania provocó un corte del suministro durante casi dos semanas, con el resultado de casi una docena de muertes por frío en Europa.
Con el tiempo, Europa empezó a diversificar sus suministros de gas ruso lejos de Ucrania, en parte mediante la construcción de nuevos gasoductos como Nord Stream (bajo el mar Báltico) y Turk Stream (a través del mar Negro y Turquía). Aun así, alrededor del 40% de las exportaciones de gas ruso a Europa siguieron fluyendo a través de Ucrania.
Guerra energética dentro de la guerra
En mayo, Ucrania interrumpió los flujos de gas a través del punto de tránsito del gasoducto de Sokhranivka, en la frontera ruso-ucraniana, que anteriormente gestionaba alrededor de un tercio del gas ruso que circulaba por el sistema.
Parte de la ruta de Sokhranivka atraviesa territorio ocupado por tropas rusas y la empresa ucraniana que opera el sistema de gasoductos declaró "fuerza mayor", acusando a las fuerzas de ocupación de desviar gas a las regiones separatistas respaldadas por Rusia en el Donbass. Los ucranianos dicen que no reabrirán la ruta cerrada hasta que Ucrania tenga el control total de su sistema de gasoductos.
En septiembre, la empresa energética estatal ucraniana Naftogaz inició un procedimiento de arbitraje contra Gazprom, acusando a la compañía rusa de impago de sus tarifas de tránsito. Entretanto, el gobierno ruso ha amenazado con sancionar a Naftogaz por el cierre del gasoducto, lo que podría provocar la interrupción total del suministro de gas a través de Ucrania.
Por ahora, sin embargo, el gas sigue fluyendo. Las exportaciones se desplomaron en enero, cuando un invierno suave y los esfuerzos europeos por acumular reservas de energía hicieron que los clientes aceptaran menos gas en virtud de los contratos existentes, pero el volumen empezó a repuntar de nuevo en febrero.