Ucrania y los separatistas prorrusos negocian un nuevo alto el fuego, que entraría en vigor a partir del próximo 1 de septiembre, fecha en la que tradicionalmente empieza el curso escolar.
"Instamos a los dos bandos en conflicto a declarar un completo cese del fuego para el inicio del curso escolar", declaró Borís Grizlov, representante ruso en las negociaciones de Minsk, según medios locales.
En la misma línea, Ucrania llamó a los insurgentes a cesar las hostilidades a lo largo de la línea de separación en las regiones de Donetsk y Lugansk.
"Todos los niños de Donetsk y Lugansk, independientemente de su lugar de residencia, deben tener derecho a protección y seguridad. Hay que dejar de disparar a partir del 1 de septiembre", dijo Daria Olifer, portavoz de la delegación ucraniana.
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Estimó en 150.000 a los niños que acudirán a escuelas y guarderías sólo en la zona controlada por las fuerzas gubernamentales ucranianas.
"La parte ucraniana cumple con los Acuerdos de Minsk y exhorta a la Federación Rusa y a los separatistas a no incumplir sus compromisos y dejar de disparar a partir de esa fecha", agregó.
Según medios locales, los representantes separatistas están dispuestos a sellar una nueva tregua, aunque en principio en la zona rige un alto el fuego desde la firma de los Acuerdos de Paz de febrero de 2015.
En las últimas semanas decenas de soldados y milicianos rebeldes han muerto en combates entre ambos bandos, en su mayoría en los alrededores de Donetsk, principal bastión rebelde.
Sólo en la última semana han muerto once insurgentes, según admitieron hoy representantes de la autoproclamada república popular de Donetsk, quienes cifraron en tres las bajas civiles en la zona bajo su control.
Hace unas semanas el prorruso Ígor Plotnitski, el líder separatista de Lugansk, resultó herido en un atentado con bomba, en el que Kiev negó toda implicación.
A la actual escalada tensión han contribuido sin duda las acusaciones del presidente ruso, Vladímir Putin, de que Kiev preparaba una campaña de atentados terroristas en Crimea, península ucraniana anexionada por Moscú en marzo de 2014.
En respuesta, el líder ucraniano, Petró Poroshenko, puso en "máxima alerta de combate" a las tropas ucranianas en la frontera administrativa con la península y en la línea de separación en Donetsk y Lugansk.
Las negociaciones de paz están estancadas, entre otras cosas, por la falta de acuerdo sobre las elecciones en las zonas controladas por los separatistas, ya que Kiev exige garantías de seguridad y la presencia de observadores internacionales.
Además, Ucrania demanda el control de la frontera entre las regiones de Donetsk y Lugansk y el territorio ruso, mientras Moscú pide a Kiev que apruebe antes una ley que otorgue un estatus especial a las zonas separatistas.
Con información de EFE