El frustrado intento de golpe de Estado en Turquía concluyó en un baño de sangre con al menos 265 muertos y 1.154 heridos, entre ellos civiles y policías que anoche salieron a las calles a defender al gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan.
Tras horas de bombardeos y combates en Estambul y Ankara, los militares golpistas se rindieron. Pero su derrota aparecía ya clara durante la noche, cuando el avión de Erdogan aterrizó en el aeropuerto Ataturk de Estambul, que pocas horas antes había estado en manos de los sublevados.
El jefe de los servicios secretos (MIT), Hakan Fidan, declaró que la operación contra los golpistas concluyó en líneas generales aunque advirtió que algunas operaciones aisladas continuarán durante unas horas.
Entre los fallecidos hay 161 civiles o miembros de las fuerzas de seguridad fieles al Gobierno. Además murieron 104 golpistas, según círculos gubernamentales.
Los militares arrestados son más de 2.800, según las cifras suministradas por el ministro de Justicia, Bekir Bozdag. Y apenas inició también la purga en el ejército, con cinco generales y 29 coroneles ya destituidos de sus cargos y la designación relámpago del nuevo jefe del Estado mayor, Umit Dundar, que remplaza -al menos por ahora- a Hulusi Akar.
De él, que habría sido tomado como rehén durante el golpe, incluso Erdogan dijo no tener noticias seguras. Luego la agencia oficial Anadolu hizo saber más tarde que fue liberado del lugar donde estaba detenido, una base aérea a las puertas de Ankara.
De regreso a Estambul, el presidente tuvo una recepción multitudinaria en la zona del aeropuerto. Aclamado por miles de partidarios, que saludó con el gesto de la rabia del tipo de los Hermanos Musulmanes. El "sultán" -como lo llaman sus detractores- agradeció a su pueblo por haberlo sostenido manifestando en las calles, mientras una multitud en fiesta agitaba banderas turcas y elogiaba a Alá.
A ellos les prometió que "los traidores" que intentaron derrocarlo "pagarán un caro precio". El ideólogo detrás del golpe, al que Erdogan acusó directamente, es su ex aliado, ahora enemigo número uno, el imán y magnate que se autoexilió en Estados Unidos, Fethullah Gulen.
Sin embargo éste, en un comunicado, condenó el intento de golpe, jurando ser ajeno a él: "para cualquiera como yo que sufrió bajo varios golpes militares en las últimas décadas, es particularmente ofensivo ser acusado de tener vínculos con un intento del tipo", escribió.
Con Información de La Razón