Un informe publicado este lunes reveló que científicos y empleados de los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) recibieron acoso del Gobierno del expresidente de Estados Unidos Donald Trump.
EL Político
La Administración de Trump escondió información sobre el coronavirus al público y acosó reiteradamente a sus trabajadores.
El informe fue elaborado por un subcomité de la Cámara de Representantes de EEUU tras entrevistas a exempleados de los CDC.
¿Hubo presión de Trump?
En las 91 páginas del informe se detallan los intentos generalizados por la designación de perfiles políticos durante la era Trump dentro del Departamento de Salud y Servicios Humanos para interferir con los CDC, incluida "la manipulación de la ciencia", reportó El Confidencial.
Además del uso indebido de la autoridad de cuarentena de la agencia de una manera que un director de la división de la agencia ha llegado a describir como "moralmente incorrecta".
Entre otras cosas, algunos de los empleados de los CDC se quejaron de que responsables gubernamentales les hicieron sentir "amenazados" y temer por sus puestos de trabajo si no se ceñían a la narrativa sobre el covid-19 impulsada desde la Casa Blanca.
Influencia en los informes científicos
La Administración Trump también habría tratado de influir en los informes científicos de los CDC sobre la pandemia en el período comprendido entre mayo y septiembre de 2020, editando el contenido o bloqueando la publicación de al menos 19 diferentes informes que creían que podrían haber sido perjudiciales electoralmente para el expresidente.
Además, según detalla el informe, el Gobierno de Trump trató en varias ocasiones de reescribir las publicaciones emitidas por los CDC, especialmente aquellas que dibujaban un panorama sombrío en los primeros meses de la pandemia.
En uno de los episodios más concretos narrados en el informe, se describe cómo en el verano de 2020 los CDC tenían un plan para exigir que todos los usuarios de transporte público y aviación comercial llevasen mascarillas, pero que el propio Gobierno se encargó de bloquearlo.
Aunque la mayoría de aerolíneas y sistemas de transporte público ya requerían para entonces a los pasajeros usar mascarillas, esta obligación partía de las propias entidades, sin que existiese por entonces una normativa gubernamental a la que ajustarse.