El conglomerado tecnológico nipón Toshiba se desplomó este miércoles en el arranque de negociación en la Bolsa de Tokio, después de anunciar en la víspera una estimación de pérdidas multimillonarias para el actual ejercicio y la dimisión de su presidente.
Transcurrida una hora y cuarto de negociación en el parqué tokiota, las acciones de la histórica compañía con sede en Tokio caían más del 12 por ciento y se situaban en 201,7 yenes (1,66 euros), lo que contrasta con las ganancias generalizadas en la principal bolsa nipona gracias a la devaluación de la divisa local.
Los inversores reaccionaron así a la delicada situación financiera que atraviesa el gigante nipón, debido a la devaluación de su rama de energía nuclear en Estados Unidos, Westinghouse Electric, a raíz de su adquisición a finales de 2015 de la constructora CB&I Stone & Webster.
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El martes, la empresa tenía previsto presentar sus resultados correspondientes a los primeros nueve meses del ejercicio fiscal nipón 2016, pero decidió posponerlos por problemas en su auditoría.
Para el período en cuestión, entre abril y diciembre de 2016, la empresa prevé incurrir en un déficit neto de 500.000 millones de yenes (4.144 millones de euros), lo que incluye unas pérdidas de 712.000 millones de yenes (5.902 millones de euros) derivadas de la devaluación de su rama nuclear, según anunció la empresa.
En base a esta estimación de resultados aún sin auditar, Toshiba prevé registrar unas pérdidas netas de 390.000 millones de yenes (3.232 millones de euros) para todo el ejercicio fiscal 2016, más del doble de los 145.000 millones de yenes (1.202 millones de euros) que calculó anteriormente.
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Asimismo, el presidente de la empresa, Shigenori Shiga, presentó en la víspera su dimisión al asumir la "responsabilidad por la gestión" que ha llevado a estas sombrías perspectivas financieras, una decisión que se hará efectiva desde hoy.
La devaluación de su rama de energía nuclear se debe al incremento de los costes laborales y de construcción de proyectos para construir nuevas centrales atómicas en Estados Unidos.
EFE