El Gobierno Metropolitano de Tokio anunció hoy que retrasará al menos un año el traslado del mercado de Tsukiji, una de las principales atracciones turísticas de la ciudad, debido a los problemas de contaminación detectados en la nueva sede.
El controvertido proyecto se integra en el proceso de renovación de la capital de cara a los Juegos Olímpicos de 2020, y quedó en el aire después de que la nueva gobernadora de Tokio, Yuriko Koike, emprendiera una revisión de sus costes a raíz de los fallos hallados en la construcción de las nuevas instalaciones.
El traslado de la lonja de Tsukiji, considerada la mayor del mundo y ubicada desde 1935 entre el céntrico barrio de Ginza y el río Sumida, estaba inicialmente previsto para el pasado noviembre, pero no se realizará hasta que se verifique la seguridad de su próxima sede.
Este proceso podría alargarse al menos un año debido a la complejidad de estas comprobaciones después de que se hallaran altos niveles de benceno y otras sustancias tóxicas en las nuevas instalaciones, explicó hoy Koike en rueda de prensa.
El nuevo mercado de pescado tokiota se ubicará en unas instalaciones construidas en la isla artificial de Toyosu, a 3,4 kilómetros en la Bahía de Tokio y situadas sobre una antigua planta de gas de donde proceden las sustancias tóxicas.
La iniciativa se remonta a 2001, cuando el Gobierno tokiota decidió trasladar la lonja conocida por sus subastas de pescado debido a que las instalaciones han quedado obsoletas y son inseguras.
Su retraso también conllevará posponer la construcción de un túnel bajo el actual Tsukiji destinado a conectar el Tokio central con Toyosu -donde también se ubicará la Villa Olímpica- y otras instalaciones para los Juegos de 2020 en la Bahía de la ciudad.
El proyecto ha costado al gobierno de la capital más de 85.000 millones de yenes (unos 745 millones de euros/832 millones de dólares), en los que se incluyen la construcción de las nuevas instalaciones y la limpieza de los tóxicos hallados en el subsuelo.
Con información de EFE