El secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, aterrizó el viernes en Corea del Sur en un ambiente marcado por las tensiones en la península, el reciente lanzamiento de misiles norcoreano y el distanciamiento de Seúl con Pekín a cuenta del escudo THAAD.
Redacción El Político
Tillerson aterrizó en la base de Osán, al sur de la capital surcoreana, y visitó a continuación la zona desmilitarizada que divide las dos Coreas, en guerra desde que el conflicto que las enfrentó (1950-1953) se cerró con un armisticio en vez de un tratado de paz, según confirmaron a Efe fuentes diplomáticas de EEUU, reseña EFE.
Durante su visita de dos días, Tillerson tiene previsto reunirse hoy con su homólogo surcoreano, Yun Byung-se, y el presidente en funciones del país asiático, Hwang Kyo-ahn.
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El principal foco del viaje del representante de Exteriores estadounidense reside en analizar las últimas acciones norcoreanas y reforzar la coordinación entre Seúl y Washington, dos aliados que en estos momentos realizan en territorio surcoreano sus mayores maniobras militares conjuntas hasta la fecha.
Esta prueba de fuerza llega después de que en 2016 el régimen de Pyongyang, que ya respondió a estos ejercicios lanzando cuatro misiles el pasado 6 de febrero, realizara un número récord de pruebas armamentísticas.
El nuevo enfoque de la Administración Trump para gestionar la nuclearización de Corea del Norte estará también sobre la mesa.
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Tillerson planteó en la víspera en Tokio un cambio de rumbo tras lo que consideró como dos décadas de políticas fracasadas.
Aunque dejó entrever que apuesta más por la presión que por los incentivos, el nuevo enfoque de Washington hacia la península sigue siendo un misterio en un momento en el que además Seúl parece a punto de cambiar de Gobierno y de apostar por una mejora de sus pésimos lazos con Pyongyang tras una década de Ejecutivos conservadores.