La crisis brasileña tomaba un respiro antes de las batallas decisivas que en las próximas semanas podrían decidir el destino del presidente Michel Temer, acorralado por denuncias de corrupción.
El mandatario conservador busca dar una idea de normalidad en medio de la tormenta y el jueves en la noche destacó el avance de los trabajos legislativos, en espera de los debates sobre las polémicas reformas del sistema de jubilaciones y de la legislación laboral, reclamadas por el mercado.
"Brasil no paró ni va a parar. Continuamos avanzando y votando cuestiones importantísimas en el Congreso Nacional", dijo el mandatario en un vídeo colgado en sus redes sociales, en su tercera aparición desde el inicio de la crisis una semana atrás.
Visiblemente tenso, Temer enfatizó en ese breve vídeo que la Cámara de Diputados había aprobado siete medidas provisorias y se congratuló por esa "expresión de compromiso en superar la crisis" que estalló el pasado día 17, con la revelación de una grabación en la que el mandatario parece dar aval a la compra de silencio de un exdiputado preso.
Temer se abstuvo de hacer cualquier referencia directa al contexto de agitación política y social que rodeó esos debates, dentro y fuera del recinto legislativo.