El presidente brasileño, Michel Temer, quien enfrenta cargos de corrupción que le pueden costar el cargo, afirmó hoy que el país se recupera de una grave crisis económica y que "no se puede dejar" que se interrumpa ese proceso.
Brasil está prosperando. Brasil está respirando" y "no se puede dejar que nada impida esa respiración extraordinaria que Brasil está teniendo", declaró Temer en un acto público en el que se celebró un año de la aprobación de una ley que impuso reglas de transparencia a las empresas públicas.
En su discurso, aunque pareció aludir varias veces al asunto, Temer evitó referencias directas a la denuncia por corrupción pasiva formulada en su contra por la Fiscalía, que fue remitida hoy por la Corte Suprema a la Cámara de Diputados, la cual decidirá si las acusaciones proceden.
En caso de que los diputados avalen la denuncia, que se apoya en confesiones hechas por directivos del grupo JBS que implican a Temer en graves asuntos de corrupción, el mandatario sería sometido a un juicio penal y suspendido de sus funciones por un lapso de 180 días.
Según Temer, Brasil "vive tiempos que exigen responsabilidad", pues "la falta de responsabilidad destruye empresas y corroe a las instituciones", que deben actuar con la "mayor seriedad" en "todos" los planos de la vida pública.
El momento que atravesamos exige responsabilidad de todos, con la cosa pública, con las palabras y los actos", ya que "lo que está en juego es la superación de una crisis sin precedentes y el futuro de Brasil", declaró Tmer.
Temer aseguró además que la ley de transparencia impuesta a las empresas públicas ha permitido recuperar las finanzas de muchas de ellas, que eran objeto de "un cierto asedio ilegítimo", según apuntó en una clara referencia a escándalos de corrupción como el destapado en la estatal Petrobras.
El gobernante afirmó que al imponer la transparencia "fueron frustrados los intereses de mucha gente poderosa que se servía de las empresas públicas para asuntos ilícitos", aunque aclaró que "el objetivo no era sólo moralista, sino también salvar un patrimonio que pertenece a todos los brasileños".
El presidente manifestó su convicción "absoluta" de que el país "seguirá en el camino seguro de la responsabilidad", en el marco de un estado de derecho en el que "todos responden por sus actos".