Los helvéticos rechazaron con claridad (entorno a un 60% de los votos) la propuesta del Gobierno y del Parlamento de reformar el régimen fiscal de las empresas multinacionales. Sólo cuatro cantones la han aceptado.
El Ejecutivo había actuado presionado porque la OCDE y la Unión Europea (UE) consideran que el sistema tributario suizo para con las grandes corporaciones es demasiado beneficioso para éstas y por lo tanto representa una competencia desleal para el resto de países.
Sin embargo, el Partido Socialista se opuso argumentando que la reforma acabaría beneficiando a las empresas y perjudicando a los ciudadanos porque el contribuyente pagaría lo dejado de recaudar a las corporaciones, que podrían beneficiarse de otras rebajas tributarias.
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Las empresas multinacionales -las llamadas sociedades holdings, sociedades de domicilio o sociedades mixtas- gozan de un "estatus especial" por el que se benefician de una tasa impositiva reducida, dado que pagan unos impuestos que oscilan entre el 7,8 y el 12 %.
Ante la amenaza de medidas de represalia, en 2014, Berna pactó con la UE abolir este "estatus especial" y modificar el sistema para que, de media, la presión fiscal se sitúe en torno al 14 %.
No obstante, muchos cantones se planteaban bajar el impuesto sobre los beneficios para poder seguir siendo fiscalmente competitivos, y las compañías habrían obtenido otros tipos de rebajas fiscales.
La medida hubiera afectado a unas 24.000 firmas instaladas en Suiza que emplean a unas 150.000 personas y contribuyen a la mitad de las tasas corporativas federales.
Ahora se abre la incógnita sobre si éstas permanecerán en la Confederación a pesar de la incertidumbre creada por el rechazo a la reforma o la abandonarán para instalarse en otro lugar.
Con información de EFE