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¿Se ha acabado la luna de miel entre Estados Unidos y Cuba, y sus respectivos lazos económicos? Hace sólo un año, el Gobierno de Obama anunció una serie de cambios en la política de EE.UU. dirigidos a estimular el comercio, la inversión y los viajes entre ambos países. A pesar del establecimiento de las relaciones diplomáticas de Estados Unidos con la isla en julio del año pasado y la visita realizada por el presidente Obama en marzo de 2016 a Cuba -la primera de un presidente estadounidense en ejercicio desde Calvin Coolidge en 1928- algunos de los posibles exportadores e inversores estadounidenses ya están expresando impaciencia por la lentitud en el ritmo de los resultados concretos. Algunos se preguntan si se dio una importancia exagerada al embargo norteamericano como una barrera para el progreso, y se dijo muy poco sobre la importancia de los propios impedimentos del Gobierno cubano para abrir el mercado del país al comercio y la inversión extranjera. Dada la historia social y política específica de Cuba, y su desconfianza tradicional de los EE.UU., ¿cuáles son los niveles apropiados de expectativas?
En febrero de 2016, las exportaciones de Estados Unidos a Cuba ascendieron a unos modestos $ 19.2 millones, frente a los $ 14.5 millones en 2015, pero muy por debajo de los $ 44,5 millones registrados en febrero de 2014. Después de alcanzar una cifra record de $ 464,4 millones en el ejercicio fiscal de 2012, la cifra se redujo a $ 180.2 millones en 2015, debido a los temores cubanos de que las importaciones de pollos de Estados Unidos estuvieran contagiados de la gripe aviar. En comparación, las exportaciones de Estados Unidos a la vecina República Dominicana ascendieron a $ 7.100 millones en 2015. Hasta marzo de 2016, EE.UU. no había registrado ninguna importación procedente de Cuba desde marzo de 2012, en comparación con los $ 4.600 millones de la República Dominicana solo en el año 2015.
¿Por qué está tardando más tiempo el mercado cubano en abrirse a los productos estadounidenses y las inversiones en dólares que muchos habían anticipado? Por un lado, un nuevo informe de la Comisión de Comercio Internacional de EE.UU. (USITC) dice que "las restricciones norteamericanas al comercio y los viajes a Cuba han impedido en gran medida que los proveedores e inversores estadounidenses accedan al mercado cubano". De forma más positiva, sin embargo, el informe también señala que "las exportaciones nuevas o más voluminosas de Estados Unidos en varios sectores de bienes y servicios podrían ocurrir si las restricciones estadounidenses fueran levantadas". El informe de 449 páginas ofrece un análisis exhaustivo de las oportunidades y retos para las firmas de Estados Unidos en Cuba.
¿Pero tal conclusión implica que el levantamiento del embargo proporcionaría una solución rápida al problema? No, en absoluto, por desgracia. El informe añade: "Incluso si las restricciones estadounidenses fueran levantadas, las medidas cubanas no arancelarias, los factores institucionales y de infraestructura, y otras barreras -incluyendo aquellas asociadas con una economía de mercado, controlada por el Estado- todavía existen y pueden afectar a la capacidad de los socios extranjeros para comerciar o invertir en el país".
El problema de la Infraestructura
Para que el comercio se produzca entre los dos países, es necesario que haya una infraestructura moderna en ambos, explica Mauro Guillén, profesor de Gestión de Wharton y director del Instituto Lauder. El fin del embargo proporcionará un importante paso adelante en la consecución del objetivo. "Mientras que EE.UU. ha estado construyendo su infraestructura a lo largo de los últimos años -sobre todo para el comercio- Cuba no lo ha hecho", dice. Una vez que se levante el embargo, la construcción de la infraestructura necesaria para la normalización del comercio "sería parte de la evolución en Cuba", dice. El proceso requerirá enormes flujos de capital. "Después de que se levante el embargo, la infraestructura se construirá … infraestructura portuaria, aeropuerto, todas las instalaciones necesarias" para permitir que Cuba participe plenamente en la economía mundial.
"Cuba aún tiene que decidir cuánto quiere abrir su mercado en áreas específicas, y lo mucho que quiere privatizar el mercado", añade Jay Brickman, vicepresidente de servicios gubernamentales y de servicios cubanos en Crowley Maritime, que estableció el primer servicio de transporte público regular de carga con licencia de los EE.UU. a Cuba en 2001, unos 40 años después de que este tipo de servicios fueran suspendidos. "No ha habido un crecimiento significativo en el comercio entre los dos países. Un número de compañías han expresado un enorme interés y van a seguir desarrollando su relación con el Gobierno cubano, pero no hasta el punto de decir que hay un enorme incremento en el comercio". A pesar de la ráfaga de anuncios alentadores y el establecimiento el año pasado de lazos diplomáticos, "las cosas no han cambiado mucho", señala Brickman.
Los embarques de Crowley de hecho se redujeron en 2015, explica Brickman, porque "el Gobierno cubano estaba muy preocupado por la gripe aviar, y no estaban seguros de si querían comprar aves de corral a EE.UU. Con el fin de protegerse, compraron las aves de corral a Brasil. Ahora volvemos a tres embarques al mes, lo que es una cosa positiva para nosotros. Esto refleja que Cuba está de nuevo aumentando sus importaciones agrícolas de los EE.UU., que es la carga mínima …. [Cuba] volvió a comprar a EE.UU. porque el país es un productor muy competitivo de aves de corral".
Brickman está de acuerdo en que poner fin al embargo de EE.UU. no proporcionará un impulso rápido para los exportadores e inversores estadounidenses. "De la parte cubana, todavía hay un número de diferentes cosas que tienen que resolverse. ¿Cuánto quieren privatizar? ¿Cuánto va a seguir siendo [controlado por el] Gobierno?", pregunta. "Están diciendo que el 80% de la economía aún debería estar bajo el control de las entidades gubernamentales, liberalizándola poco a poco".
Cuba se enfrenta a algunas de las cosas más difíciles en el corto y mediano plazo, agregó Brickman. La primera es: "¿Qué va a pasar con Venezuela? Eso es muy importante para ellos debido a la ayuda económica que reciben de Venezuela. Si pierden ese apoyo, es necesario reemplazarlo, y sin duda una de las maneras es mediante el aumento del turismo, y también [aumentar] las remesas de los cubano-americanos y cubano-españoles, y así sucesivamente". En la medida en que Cuba sea capaz de reemplazar las contribuciones de Venezuela y otros tipos de contribuciones, probablemente el país será más conservador y más lento a la hora de realizar otros cambios, dijo. "Si calculan que cada vez llega más dinero, que se puede utilizar para los programas sociales, esto les proporciona más tiempo para realizar otros cambios poco a poco, en lugar de apresurarse al hacer cambios".
David Lewis, vicepresidente de Manchester Trade, una empresa de servicios de consultoría de Washington, D.C, aconseja a los exportadores e inversores de Estados Unidos estudiar el informe de la USITC con cuidado. "Por primera vez en muchos años, tenemos lo más parecido a una investigación económica independiente sobre lo que está pasando en la economía de Cuba y cómo se vincula con los cambios en la relación entre EE.UU. y la isla. Y, por lo tanto, lo que se puede pronosticar en términos de perspectivas económicas". Lewis añade que el informe divide el mercado cubano por industrias y sectores, con miras a que los futuros exportadores tengan antecedentes que "les ayude a decidir si sus planes podrían funcionar o no".
El final anticipado del embargo de EE.UU. no va a poner fin a las múltiples limitaciones políticas, jurídicas y administrativas que existen dentro de la economía socialista cubana, señala Lewis. "Debido a la atención en el proceso extremadamente arduo de liberalización de las restricciones del embargo, una gran cantidad de personas se dejó llevar por el pensamiento de que el embargo era el asunto más crucial en la relación económica y comercial entre Estados Unidos y Cuba", dice. "Ese no es el caso. Es uno de los muchos temas. Es probablemente el asunto clave, pero [el informe de la USITC muestra] que incluso si tuviéramos que eliminar muchas de las restricciones en el embargo, no tiene nada que ver con el hecho de que se trata de un modelo de economía socialista gestionada por el estado con sus propias reglas y regulaciones sobre cómo hacer negocios.
"Los cubanos gestionan un sistema individualista de arriba-abajo; no es como cuando vas a Colombia, que tiene la ley de inversión extranjera promulgada", añade Lewis. "En Cuba, tienen una ley de inversión extranjera de este tipo, pero nadie sabe si funciona. Yo digo a los cubanos, "Chicos, necesitan ayudarnos a mostrar a la gente que pueden hacer negocios con éxito y ganar dinero en Cuba. De lo contrario, esto va a apagarse rápido. Y si se apaga, no vamos a tener a nadie en la nueva administración de Estados Unidos -demócrata o republicana- argumentando que es importante continuar con lo que está pasando aquí, y que ‘eventualmente vamos a deshacernos del embargo’. No hay ningún incentivo [ahora ] … y mucha gente está diciendo que el Gobierno de Estados Unidos habló demasiado, y ahora no tiene nada que mostrar".
Apertura controlada
Faquiry Díaz Cala, presidente y consejero delegado del Grupo Tres Mares, que invierte junto con capital riesgo, fondos de capital privado y organizaciones multilaterales, está de acuerdo en que muchas reacciones iniciales a las iniciativas de Estados Unidos fueron demasiado optimistas. "Al final del día, la apertura del Gobierno cubano es una apertura pequeña realizada de manera muy controlada. Ellos quieren -y necesitan- los dólares que se derivarán de ello", dice. "Pero ellos están todavía en control". Cuba no es un país que ha pasado por algún tipo de transición en la que el Gobierno ha perdido el control y los nuevos actores del mercado están haciendo las reglas, añade. "Esto es mucho más que un Gobierno que está abriendo la puerta con cautela porque Venezuela y otros países no están ahí para proporcionar apoyo financiero".
Díaz Cala señala que Cuba es también un país que ha aprendido las duras lecciones de depender de un país como fuente de financiación. "Funcionarios del Gobierno cubano dicen una y otra vez que Cuba va a tener un conjunto diversificado de socios comerciales. No va a depender sólo de los EE.UU. como principal socio comercial", dice. "Tal vez, casi hasta la exageración, está tratando de seguir esa política. Se dieron cuenta de que, desde 1961 hasta principios de 1990, dependían de la Unión Soviética y el bloque soviético y que, en la década de los 90, pasaron por un período muy difícil cuando el bloque soviético desapareció. Entonces ellos dependían en gran medida del comercio con Venezuela y del petróleo que Venezuela les proporcionaba. Ahora, no quieren empezar a hacer cambios en su modelo económico para caer presos del turismo norteamericano, convirtiéndolo en la única fuente de financiación".
Pero Guillén no está de acuerdo con aquellos que restan importancia al papel del embargo. "Obviamente, si se levanta el embargo, las cosas no volverán de inmediato a la normalidad", dice. "En cuanto al cambio estructural en la economía de Cuba, con el control de las empresas de propiedad estatal, tendría que haber alguna evolución para alejarse de eso". Sin embargo, advierte, "no es fácil, lo vimos en Europa del Este, donde, en primer lugar, la mayoría de los países entraron en una recesión. Muchos de ellos siguen teniendo problemas, 25 ó 26 años después de la caída del muro de Berlín. No será fácil, pero esperar resultados en un año y medio o dos años es totalmente irreal".
Lecciones de Europa del Este
Según Guillén, la experiencia de Europa del Este ayuda a dar sentido a los retos económicos actuales y oportunidades en Cuba. "Cuando la Unión Soviética retiró su fuerte control sobre esos países, un país tras otro comenzó a hacer la transición política", dice Guillén. "El apoyo de los partidos en el poder simplemente se desmoronó. En Cuba, hay un régimen represivo que tiene a su disposición todos los instrumentos de poder. No es una situación normal y tiene este gran desajuste entre lo que la mayoría de la población quiere y lo que está haciendo el Gobierno".
A pesar de que no se ha producido un cambio de régimen abrupto en Cuba, tal y como hubo en Europa del Este, Guillén dice: "Está muy claro que el nivel de información que la mayoría de los cubanos tienen hoy en día sobre la situación real es mucho mayor; Cuba no es tan impermeable como antes. Hay mucho más flujo de información y noticias de las que había en la antigua Alemania del Este o Rumania…." En cuanto a la ausencia de presión externa para que Cuba se reforme, añade, "no olvidemos que Cuba solía estar apoyada por la Unión Soviética económicamente pero, en años más recientes, estuvo apoyada por Venezuela. Ahora Venezuela no está en posición de ayudar a nadie más; ni siquiera pueden ayudarse a sí mismos. "Según Guillén, la cuestión central es cómo va a tener lugar la transición, no si la transición va a tener lugar. "Lo que deberíamos preguntarnos es si va a ocurrir muy rápidamente o de forma gradual; Si va a haber derramamiento de sangre o no", dice. "Mira donde estábamos hace dos años, y donde estamos ahora. Es la noche y el día".
Por su parte, Brickman es optimista y dice que las cosas serán más fáciles para los proveedores de Estados Unidos. "A medida que Cuba decida lo que quiere comprar a EE.UU., que los términos comerciales y condiciones de crédito estén mejor definidos y se construya la confianza, debe haber ciertamente espacio para el crecimiento en el sector agrícola y en otros sectores comerciales tales como maquinaria y productos envasados. "¿Participará Crowley en en el crecimiento? "Deberíamos. Si no es así, ¿qué hemos estado haciendo aquí? Crowley ha hecho una gran inversión en el desarrollo y su permanencia en el mercado cubano, tanto en tiempo como en gastos operativos. Es cierto que esperamos que el mercado se abra y crezca, vamos a seguir para permanecer en el mercado y nuestra meta es ser uno de los líderes en el desarrollo del comercio entre los dos países".
El fomento de la confianza es muy importante y sigue siendo en gran medida un trabajo en progreso, dice Brickman. "Los dos gobiernos seguirán teniendo diferentes agendas, hasta cierto punto, con un Gobierno [los EE.UU.] del tipo que desea que el otro cambie toda su estructura y el otro Gobierno pensando, ‘Eso no es realmente lo que vamos a hacerâ". A medida que el comercio intenta entrar, seguirán surgiendo preguntas, añade Brickman. "El fomento de la confianza está todavía ocurriendo, y es un proceso lento. Pero ha habido avances", dijo. "Cosas como el Carnival Cruise Line, con sus naves entrando en el país, son sin duda el progreso. El crecimiento en la zona industrial de Mariel, también. Los cambios que EE.UU. ha hecho son grandes pasos sin duda en el proceso".
¿Qué pueden hacer los inversores estadounidenses para aprender de la paciencia mostrada por otros países capitalistas en Cuba? Díaz Cala dice: "La realidad es que ningún otro país tiene la proximidad o los vínculos con Cuba que tiene los EE.UU. Los españoles han estado desde la década de 1990 en la industria hotelera. Las empresas charter han estado volando a La Habana desde hace mucho tiempo, pero va a ser minúsculo en comparación con lo que sucederá una vez que los turistas estadounidenses comiencen a llegar a la isla. "¿Qué han hecho los primeros impulsores bien? "En primer lugar, establecer relaciones en el terreno desde el primer día. En segundo lugar, ser paciente y estar ahí mientras los cubanos han pasado por todo tipo de procesos", señala Díaz Cala. "Los cubanos respetan eso. Los cubanos quieren ver el compromiso de las empresas estadounidenses y no quieren ser percibidos como un mercado que se inunde de productos … Ellos están buscando empresas que quieren desarrollar proyectos y estar allí para el largo plazo. De lo contrario, se dan cuenta de que se convertirán en otra isla del Caribe que es solo una escala para quienquiera que aparezca".
Vía Universia Knowledge Wharton
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Con Información de: La Patilla