El líder de centroizquierda Alberto Fernández asumió el martes la presidencia de Argentina con la misión de enderezar el rumbo de una economía en crisis que lo obligará a hacer un delicado equilibrio entre las amplias demandas sociales y las de los inversores, informó Reuters.
El Político
Con la presencia de mandatarios y funcionarios de algunos de los principales socios de Argentina, Fernández, de 60 años, juró como presidente ante el Congreso al mediodía localy por la tarde tomará juramento a sus ministros en la Casa Rosada.
Una multitud con banderas de apoyo colmaba la plaza frente al Parlamento y comenzaba también a llegar a la histórica Plaza de Mayo, frente a la casa de Gobierno, donde se realizará un extenso festival con bandas musicales y se esperan las palabras del nuevo presidente.
“Yo trabajaba en una empresa de tarjetas de crédito que cerró más de 15 sucursales y nos quedamos todos sin trabajo. Nosotros como pueblo tenemos mucha esperanza puesta en Alberto”, dijo a Reuters Verónica Quintana, una vendedora ambulante de 34 años, en Plaza de Mayo.
Con una inflación superior al 50% anual, una economía en recesión y una pobreza cercana al 40%, la renegociación de una deuda pública cercana a los 100.000 millones de dólares -que parece impagable en el corto plazo- será clave para el futuro de su Gobierno.
“Lo primero que vamos a hacer es empezar a trabajar con el tema del hambre. Al mismo tiempo, vamos a ponernos a trabajar en el tema de la deuda”, dijo Fernández el martes a la local Radio Con Vos.
Como las discusiones con el Fondo Monetario Internacional (al que Argentina adeuda alrededor de 44.000 millones de dólares) son vitales, Fernández eligió para el Ministerio de Economía a un académico especializado en deuda, Martín Guzmán, un joven discípulo del Premio Nobel Joseph Stiglitz.
Mientras que ABC Internacional destaca que a la investidura de “los Fernández” hubo ausencias importantes. La más sonada, quizás, sea el portazo de Jair Bolsonaro. El presidente de Brasil rechazó la invitación de asistir a los actos oficiales, pero ordenó a última hora que su vicepresidente, Hamilton Mourano viajara a Buenos Aires. El ministro Osmar Terra tuvo que anular un viaje y una agenda destinada a suavizar las tensiones bilaterales.
El Gobierno de Fernández tendrá que hacer malabares para reconducir las relaciones con su principal socio comercial y evitar que el agónico Mercosur (Mercado Común Suramericano) desaparezca y con él se esfume el tratado de libre comercio con la UE.
Fuentes: Reuters y ABC Internacional