Una huelga general convocada por la Confederación General del Trabajo (CGT), la mayor central obrera de Argentina, logró paralizar el país suramericano en una fuerte advertencia al Gobierno de Mauricio Macri, al que piden un cambio de las políticas económicas ejecutadas.
Redacción El Político
"El paro general es contundente", sentenció Héctor Daer, uno de los tres secretarios generales de la CGT, sindicato de orientación peronista que forzó la primera medida de fuerza general contra Macri desde que asumiera en 2015, en protesta por la delicada situación económica que atraviesa gran parte de la población.
Los gremios denuncian la caída del poder adquisitivo de la población a causa de la fuerte inflación, que en 2016 superó el 40 %, y de una actividad económica que todavía no arranca, pese a las promesas de crecimiento que esgrimieron desde el Gobierno durante el año pasado.
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Mientras el sindicalista hablaba en una rueda de prensa, la Policía intentaba controlar los piquetes y cortes de carreteras que comenzaron a desarrollarse desde la madrugada de este jueves en las entradas a las principales urbes del país, aunque la tensión se vivió sobre todo en los accesos a la ciudad de Buenos Aires.
Con un amplio despliegue de agentes antidisturbios y camiones hidrantes, la Gendarmería nacional reprimió esta mañana con gases lacrimógenos a un grupo de manifestantes que había cortado el tráfico en la ruta Panamericana, uno de los principales accesos al norte de la capital.
El incidente, que se saldó con varios heridos y nueve detenidos, ocurrió después de que la ministra de Seguridad argentina, Patricia Bullrich, ordenara liberar la carretera: "Si no responden, actuarán. Actuar significa desalojar para que la gente pueda trasladarse", expresó.
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Luz Díaz, una manifestante, expresó su opinión sobre el Ejecutivo de Macri "no escucha" y "sólo gobierna para los empresarios": "La realidad es que el pueblo sale a hablar y quieren ningunearnos porque no quieren toma los reclamos de quienes estamos sufriendo estas políticas", añadió.
Gran parte del éxito de la huelga radicó sobre todo en la amplia adhesión que tuvo la medida de fuerza entre los trabajadores del transporte público, que provocó la paralización de todos los viajes de autobús y tren en las diferentes ciudades del país y de metro en la capital argentina.
Además, todos los vuelos de los diferentes aeropuertos del país fueron cancelados o retrasados hasta mañana, según fuentes aeroportuarias.
La huelga general tuvo también fuerte seguimiento en sectores clave como la educación, con gran parte de las escuelas del país sin clases, sanidad, industria o la banca.