Si algo hay que "agradecerle" a la dictadura de Nicolás Maduro Moros, entre muchas desgracias, es el incremento de las operaciones de los grupos hamponiles y la narcoguerrilla en Venezuela.
Mario A. Beroes Ríos/El Político
El río Orinoco, cuyas aguas nacen cerca de la frontera con Brasil, dividen buena parte de la frontera entre Venezuela y Colombia y desemboca en el Océano Atlántico, cerca de las costas de la Zona en Reclamación del Esequibo con Guyana, son el tránsito perfecto para las actividades mercantiles de todos estos grupos.
ELN quiere el control total
El Ejército de Liberación Nacional (ELN), grupo narcoguerrillero colombiano, es el más interesado en expandir su control a lo largo de los 2.250 kilómetros de las aguas del Orinoco.
Es parte de una estrategia más amplia para controlar las economías criminales en Colombia y Venezuela.
El 1 de enero, un ataque alrededor de la ciudad de Barrancas del Orinoco, en el noreste de Venezuela, fue atribuido al Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Según datos recabados por es.insightcrime.org, no había terminado de concluir las celebraciones por la llegada del 2022, cuando hombres armados con brazaletes negros y rojos aparecieron cerca de las entradas de la ciudad, abriendo fuego y lanzando granadas.
El enfrentamiento armado dejó al menos ocho muertos y varios heridos más.
Según informes de los medios de comunicación, el ELN trató de desafiar a una banda local hamponil conocida como el Sindicato de Barrancas por el control de esta zona a lo largo del río Orinoco, clave para el transporte de contrabando, minería ilegal y tráfico de drogas.
El 13 de enero, otro tiroteo dejó dos muertos en Barrancas del Orinoco, presuntamente miembros del Sindicato.
Aunque no se ha informado de ningún incidente de violencia desde entonces, la ciudad sigue viviendo atemorizada. Mientras las autoridades tardaban casi 2 semanas en llegar con funcionarios a intentar restaurar el orden.
La mayoría de los habitantes de Barrancas no han regresado desde que huyeron a principios de enero.
Los que se quedaron deben cerrar sus negocios a las 4 p.m. y la fuerte presencia policial, enviada por el Estado después de los tiroteos, se ha retirado casi en su totalidad.
Pero cúal es la importancia de ese pequeño puerto fluvial al sur oriente de Venezuela y porqué el ELN y grupos de delincuentes se disputan el territorio.
La importancia de Barrancas del Orinoco
Barrancas del Orinoco es un territorio estratégico que ha estado firmemente en manos del Sindicato de Barrancas durante los últimos 10 años.
El río Orinoco es el principal atractivo que ofrece este territorio a la criminalidad. Allí, el río ya ha recorrido los estados venezolanos de Amazonas, Apure, Bolívar, Guárico y Anzoátegui, al igual que parte de la frontera con Colombia.
Esto hace del río una autopista binacional con poca vigilancia y control, clave para el tránsito de drogas, gasolina, contrabando, insumos, oro y personas.
En Barrancas del Orinoco, el río comienza a abrir sus ramas, en el Delta del Orinoco, hacia el océano Atlántico. Esto hace que, en este punto del estado de Monagas, la navegabilidad por diferentes rutas fluviales que salen al océano sea más fácil y se conecte con los mercados criminales internacionales.
Esta población de Monagas, además, es un punto importante para el acceso a insumos químicos y de mano de obra para la minería, por lo que conecta con los intereses criminales que el ELN tiene en zonas mineras aledañas, como el estado de Bolívar.
Sindicato de Barrancas no le teme al ELN
Controlando cinco municipios en los estados de Monagas y Delta Amacuro y contando con al menos 300 hombres, el Sindicato de Barrancas tendrá que adelantarse al ELN.
El grupo es la mayor amenaza criminal en Colombia y Venezuela, y podría superar en efectivos y armas al Sindicato.
Pero tiene varias ventajas competitivas cruciales. Ha estado presente en Monagas durante al menos 10 años, aunque algunos residentes de Barrancas del Orinoco afirman que el grupo ha existido durante 15 años.
Según medios de comunicación venezolanos, el grupo comenzó como un sindicato que reunió a trabajadores de empresas e instituciones municipales de la zona.
Cuando uno de sus miembros fue puesto a cargo de la seguridad en la zona por el gobierno local, el Sindicato desarrolló vínculos con los funcionarios y estableció profundas conexiones sociales que duran hasta el día de hoy.
Con los años, la comunidad supuestamente comenzó a depender del grupo para resolver conflictos y garantizar la seguridad, según el Caracas Chronicles.
Pero para 2016, la naturaleza criminal del grupo se había revelado plenamente, ya que participaban en el contrabando, el tráfico de drogas y el suministro de productos químicos, suministros y mano de obra para las operaciones mineras ilegales.
“Lo que hemos conocido al conversar con habitantes de los caños del Orinoco es que los miembros de esta organización delictiva usan sus embarcaciones para llevar hasta Trinidad y Tobago a los venezolanos que huyen del gobierno de Nicolás Maduro.
Los indígenas también nos han dicho que es un grupo que comercializa hacia Guyana oro, gasolina, armas y explosivos”, relató un investigador de la policía a El Pitazo.
Una disputa más en la estrategia de consolidación del ELN
Lo que sucede actualmente en Barrancas del Orinoco no es un hecho aislado. El ELN se la está jugando por territorios claves para su engranaje económico y criminal.
En Venezuela, el ELN ha logrado consolidar una presencia estable, y en algunos casos dominante, en zonas de los estados de Amazonas, Apure, Guárico y Bolívar, principalmente en las poblaciones aledañas al río Orinoco.
Al hacerse al control de Barrancas del Orinoco, el ELN ganaría fuerza en el estado de Monagas, donde no es fuerte actualmente.
A cientos de kilómetros de allí, en el departamento colombiano de Arauca, el ELN ha librado desde comienzos del 2022, una cruenta guerra con facciones disidentes del Frente Décimo de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Barrancas del Orinoco y Arauca tienen algo en común: el paso del río Orinoco por sus territorios.
El control del Orinoco le permitiría al ELN hacerse a una gran ruta criminal para el tráfico de drogas desde el interior de Colombia, atravesando Venezuela y saliendo por el Atlántico.
Si bien no se han reportado ataques en Barrancas del Orinoco en varias semanas, esta tregua puede no durar mucho, dada la importancia que podría tener Monagas para el poder criminal del ELN.