La crisis venezolana pareciera agudizarse. Salir del Madurismo es un largo camino hasta el 2024. La improcedencia de la reciente activación de un referendo revocatorio contra Nicolás Maduro, las amenazas con encarcelamiento a figuras opositoras; la difícil realidad institucional, económica, social y política; la violación sistemática de los derechos humanos; así como la fragmentación de los sectores opositores no pinta bien para el ciudadano de a pie en Venezuela.
El Político
Las próximas elecciones presidenciales en el país caribeño son en el año 2024. Faltan un poco más de dos años para que los destinos de ese país sean asumidos por un nuevo mandatario. Pero la realidad que viven sus habitantes requiere cambios cuanto antes.
Los dos bandos que representan las fuerzas políticas del país caribeño: el régimen y los sectores opositores, intentaron encontrar puntos en común con el diálogo, para buscar juntos soluciones y respuestas para los múltiples problemas que enfrentan los venezolanos.
Se dieron cita en varias rondas de conversaciones, en una Mesa de Diálogo en México, con la facilitación de Noruega y el acompañamiento de los gobiernos de Rusia y los Países Bajos, para lograr acuerdos políticos que le permitieran manejar la crisis y encontrar soluciones conjuntas a la brevedad, sobre todo en materia de gobernabilidad.
Luego de varias rondas de conversaciones, esa Mesa de Diálogo en México fue suspendida abruptamente por el régimen de Nicolás Maduro, como reacción a la deportación hacia Estados Unidos, de Alex Saab, acusado de conspiración por blanqueo de capitales.
Los dos puntos de vista
Por una parte, los diputados chavistas exigen "celeridad, eficiencia y eficacia en la aplicación de la justicia en contra de Juan Guaidó. También contra parlamentarios que se ha dedicado —según ellos— a violar la Constitución, a atentar contra los bienes de la República".
Juan Guaidó, por su parte, hizo esta semana un "llamado desesperado” a la unidad de la oposición, para poder enfrentar a Nicolás Maduro. “Es ahora o nunca”, dijo el líder opositor. En este sentido, fue convocada para el próximo 12 de febrero a una movilización de las fuerzas opositoras al régimen.
Por su parte, el propio Nicolás Maduro ha publicado en su cuenta de Twitter que: “es momento de unión y trabajo conjunto, sin tintes políticos, sin partidismos, para garantizar el vivir viviendo de las y los venezolanos con total articulación y gobernando desde las bases. Avancemos en el ganar – ganar del Pueblo con entendimiento, diálogo y coordinación".
Es momento de unión y trabajo conjunto, sin tintes políticos, sin partidismos, para garantizar el vivir viviendo de las y los venezolanos con total articulación y gobernando desde las bases. Avancemos en el ganar – ganar del Pueblo con entendimiento, diálogo y coordinación. pic.twitter.com/ecLDHZL8fI
— Nicolás Maduro (@NicolasMaduro) January 25, 2022
En otro post publicó: "Este año lograremos la consolidación de la Revolución Bolivariana por el camino pacífico y democrático".
En la lucha diaria se aprende y se forja la conciencia, la inteligencia, los valores, el coraje, el patriotismo, la fuerza moral y espiritual de un Pueblo. Este año lograremos la consolidación de la Revolución Bolivariana por el camino pacífico y democrático. pic.twitter.com/MV6gQO8PzF
— Nicolás Maduro (@NicolasMaduro) January 24, 2022
Por su parte, Transparencia Internacional, organización no gubernamental que promueve medidas contra crímenes corporativos y corrupción política en el ámbito internacional, publicó recientemente una nueva edición de su Índice de Percepción de la Corrupción. Allí se clasifica a 180 países y territorios, de acuerdo con la percepción que se tenga del nivel de corrupción. Venezuela se sitúa entre los cuatro países más corruptos del mundo.
Adicionalmente, la organización no gubernamental Foro Penal informó que en Venezuela hay 245 presos políticos. Además, hay más de 9 mil personas que siguen sujetas, de forma arbitraria a medidas restrictivas de su libertad.
Toda esta situación trajo como consecuencia, entre muchas otras, que seis millones de venezolanos se hayan convertido en una de las diásporas más grandes del presente, con todo el impacto generado en la región.
¿Salir del Madurismo?
Para Federico Finchelstein, profesor de Historia en la New School for Social Research, de Nueva York, la pregunta es: "cómo se puede democratizar una dictadura, o cómo hacer que esa dictadura madurista sea menos dictadura. Estamos hablando de eso, no de una democracia en peligro, sino de una democracia destruida".
Adicionalmente, Finchelstein indicó que: “el tema es cuándo estas dictaduras dejan de tener legitimidad, porque las dictaduras funcionan no solo con represión, sino con legitimidad, entonces lo que vemos es un cierto apoyo, una cohesión".
"¿Hasta qué punto —continuó Finchelstein— el poco apoyo que tiene esa dictadura le permite seguir manteniéndose en el poder? La respuesta no es fácil, porque en democracia un gobierno se va cuando pierde elecciones. En una democracia que funciona un gobierno deja de serlo cuando aumenta su autoritarismo y las instituciones no permiten que se cruce esa línea. Pero en Venezuela ya se cruzó hace mucho tiempo".
Sobre los sectores de oposición Finchelstein comentó que: "hasta qué punto los opositores pueden dejar de lado sus diferencias, para presentarse en conjunto. Pero esto es un problema, porque las elecciones en Venezuela no son limpias. Hay casos de dictaduras cuya legitimidad ha sido tan baja, que la represión no puede mantenerlas en el poder. Esa es la cuestión en Venezuela, hasta qué punto Maduro tiene ciertos apoyos”.
Para Finchelstein: "la venezolana no es una dictadura convencional, pues se permiten ciertos espacios en los que puede haber oposición, pero en una cancha muy marcada por injusticias".
Por su parte, el analista, consultor y escritor José Rafael Vilar considera a Venezuela como una "dictadura electoral".
Vilar comentó que: "al neutralizar a la Asamblea Nacional de 2017, con amplia mayoría opositora, realizar y ganar elecciones fraudulentas, como la Constituyente de 2017, las presidenciales de 2018, parlamentarias de 2020 y regionales de 2021, Maduro instituyó su dictadura electoral, a la usanza de los Somoza, Trujillo y, en Venezuela, Juan Vicente Gómez y Marcos Pérez Jiménez".
Para Vilar, el rol unificador de la oposición más importante desde 1998 fue la Mesa de la Unidad Democrática – MUD, que aglutinó a gran parte de la oposición, desde 2008 hasta 2018.
Posteriormente fue inhabilitada electoralmente y dio paso —primero— al Frente Amplio Venezuela Libre, promovido por Juan Guaidó. Pero su vida fue muy corta. Después, en 2021, entra en escena la Plataforma Unitaria, que estaba integrada por la sociedad civil, sindicatos, militares retirados, partidos políticos y diputados de la Asamblea Nacional electos en 2015.
Vilar considera que: “la victoria electoral de 2015, que aprovechó el diseño electoral para beneficio chavista, fue consecuencia del trabajo de la MUD, como lo fue también la Presidencia Encargada de Juan Guaidó y su reconocimiento internacional, así como las multitudinarias protestas populares entre 2016-2018.
¿Pero qué pasó con la unidad?
Según Vilar: "lamentablemente, el desgaste por falta de más logros y la inexperiencia de Guaidó y su equipo, más decisiones improvisadas, sumadas a las ambiciones de sectores y dirigentes de partidos opositores, así como el atornillamiento que sus aliados, dieron oxígeno a Maduro y reforzaron la posición del Partido Socialista Unido de Venezuela – PSUV en el Poder.
Sin embargo, Vilar considera que: "las elecciones regionales de 2021 demostraron que una oposición medianamente articulada arrebata espacios de poder al oficialismo".
El analista Vilar concluye su análisis dando algunas luces: "el triunfo en la gobernación de Barinas no debe ilusionar a los opositores. Falta mucho trabajo de unificación y organización, para las elecciones presidenciales de 2024. La Plataforma Unitaria debe lograr cohesionar a todos los desafectos con el chavismo-madurismo; se deben desechar opositores ambiciosos como Ramos Allup y Falcón; se tienen que renovar los liderazgos, incluyendo Juan Guaidó, cuya emergencia política ya se cumplió, y debe demostrar a todos los que los apoyan que la lucha democrática en Venezuela es transversal y horizontal para todos y no la oportunidad de negociar verticalmente poder por élites enquistadas en los partidos. Sólo así, habrá esperanza".
Para el politólogo y columnista venezolano, Esteban Oria: “a los actuales actores políticos les cuesta entender esta premisa llamada libertad. Ellos han relativizado y adaptado sus propias metas, con el fin de compatibilizarlas con lo que suponen es el modelo dominante, y eso significa Maduro. Se trata de la política del señuelo y los cobardes, la idea es no confrontar al régimen de Maduro, no molestarlo. Así que ahora convivimos mientras les echamos tierra y tapamos los delitos del régimen".
Por su parte, para el sociólogo venezolano, José Antonio Gil Yepes: "lo viable es atender, desde ya, la ruta de la elección presidencial del 2024. En este camino, tanto la oposición como el oficialismo pueden hacerlo de maneras que beneficien o perjudiquen a la población".
A juicio de Gil Yepes: "el camino para los sectores de oposición es unificarse, elegir un candidato unitario atractivo, con tiempo, apoyarlo, formular un Plan País y educar a la población sobre ese plan, ofreciéndolo para la solución de las necesidades cotidianas".
Por su puesto, todo esto dependerá de las condiciones electorales de cara a las elecciones de 2024. Esto pasa por exigir mejores condiciones al gobierno, tales como habilitación de dirigentes opositores, no ventajismo en la propaganda oficial, ni usos de recursos públicos para hacer campaña.
Según Gil Yepes: "para el régimen la ruta seguida hasta ahora ha sido arruinar el país con los peores servicios públicos, malas políticas económicas, inseguridad personal y jurídica, tolerando la ineficiencia y corrupción para que un pueblo ahogado en problemas sea fácil presa de dominación. Pero esta ruta ha implicado la pérdida del apoyo popular y que el chavismo, en vez de ganar elecciones con alrededor del 55% de los votos, hoy tiende a perderlas todas; a menos que la población se abstenga de votar y se divida el voto opositor".
Para Gil Yepes existe sectores chavistas: "que quieren recuperar su movimiento, saben que no puede seguir montados en semejante disparate. Su opción es que el gobierno descentralice, gire sus políticas económicas hacia el centro y se entienda con el empresariado nacional y extranjero. Esto posibilita el moderar las sanciones, para recuperar la economía y su conexión con la población".
Mientras no exista unidad opositora no habrá cambios en Venezuela. Ya la hubo en un pasado reciente y fue exitoso todo lo que se logró. Ese debe ser el norte inmediato para los adversarios del régimen, de cara a las elecciones presidenciales del 2024.