Apenas estaba comenzando la mañana cuando la noticia me golpeó de manera muy dura: "Acaba de fallecer Apolinar", me dice mi esposa Cecilia con los ojos aguados; "me lo confirmó su hijo".
Mario Beroes/El Político
No es fácil escribir con tanta tristeza y, sobretodo, sobre alguien que uno quiere y respeta como ser humano y como profesional.
Apolinar Martínez nació en Tucupita, capital del estado Delta Amacuro en 1938. Su trayectoria profesional la desarrolló principalmente en El Bloque De Armas, donde fue director de los diarios Meridiano, Abril y 2001.
También laboró en Venezolana de Televisión (VTV); Radio Continente, Rumbos, Sensación, y Radio 1 entre otras. Fue de los primeros periodistas en cubrir unos Juegos Olímpicos.
Justo le tocó estar presente en los de Munich, Alemania, en 1972, donde transmitió la masacre del grupo terrorista Septiembre Negro contra la delegación de Israel.
Incursionó en la política como senador por su estado, Delta Amacuro, por el partido Copei, presidiendo la Comisión de Cultura y Deportes.
"Amistad heredada"
Con Apolinar me une una "amistad heredada." Nos conocimos cuando ambos trabajábamos en el Bloque De Armas, a finales de los años 80. Él, era el director de Meridiano y yo era redactor en las revistas Bohemia y Momento, dirigidas por Rosana Ordoñez.
Afable, inteligente y buen amigo, volvimos a reencontrarnos años después cuando buscaba un periodista para que trabajase conmigo en un portal enfocado hacia la comunidad hebrea; Israel Internacional.
Sus contactos con dicha comunidad en Venezuela, sus conocimientos de la situación árabe-israelí y el saber ya quién era, conformaron la combinación perfecta y durante 4 años laboramos juntos acrecentando los vínculos informativos y sociales, no solo con la población judía venezolana, sino internacional; justo en momentos de mucha tensión por la cercanía con el mundo palestino y el régimen venezolano.
De ahí seguimos juntos a El Político; inclusive compartíamos la guardia de fin de semana. Me daba mucha risa que me llamase temprano en la mañana y me dijese: "jefe, que pauta me tienes", o me informaba de algún reportaje o entrevista sin desperdicio para ser publicada.
Su nivel intelectual y ese saber cuál es el detalle noticioso estaban presentes en sus trabajos. Y si era en el plano deportivo más todavía, ya que esa fuente era su especialidad, particularmente en beisbol y boxeo, donde nos deja reportajes que son referencia de un periodismo acucioso, bien escrito y mejor elaborado.
Hoy, revisaré su última nota. No será fácil hacerlo por las lágrimas y los recuerdos. Le agradezco sus enseñanzas, consejos y trucos a la hora de hacer una entrevista o un reportaje, sobretodo en lo que respecta a deportes, que no era mi fuerte.
Seguiré recordando por siempre esa risa tan particular y ese hablar atropellado, típico de Apolinar. Lamento el que nunca concretásemos ese almuerzo con Cecilia y Rosana, pero me quedo con su recuerdo, su cariño, sus anécdotas sobre el Delta Amacuro, el periodismo y muchas otras cosas.
Adios Apo ¡Se te quiere mucho!