La crisis del diésel en Venezuela convirtió en un calvario surtir, ya que implica incertidumbre y larga espera. Durante días, centenares de conductores hacen fila en los alrededores de estaciones de servicio, especialmente en el interior del país.
El Político
Según resela el diario El Espectador, a Caracas, capital venezolana, ingresaban diariamente unos 110 vehículos de carga pesada; cifra que ahora se ubica en 40. De acuerdo con la ONG Ciudadanía en Acción (CA), citada por este medio, la mitad de los vehículos que transportan alimentos e insumos están paralizados; la razón: falta de combustible.
Esta crisis del diésel se da en un país con la mayor capacidad de refinación por habitante del continente. Las refinerías venezolanas pueden procesar 1.300.000 barriles diarios de crudo; sin embargo, actualmente se procesan alrededor de 70.000, según cifras del economista José Guerra publicadas en Finanzas Digital.
De este total se obtienen alrededor de 35.000 barriles de diésel y Venezuela necesita al menos 50.000 para garantizar el traslado de productos e insumos. Esto implica que Pdvsa debe importar al menos 15.000 barriles diarios y ahí está el origen de la crisis.
Realizar esa importación pasa por el centro de la disputa política. Por un lado la oposición atribuye la crisis se debe al deterioro de Pdvsa, onsecuencia además de la mala gestión chavista; por lo que promueven la posición de Estados Unidos de prohibir las exportaciones petroleras.
El chavismo, por su parte, culpa a las sanciones de Estados Unidos "promovidas por lobbys" oposicionistas de la baja capacidad de refinación de crudo.
Agudización del problema
Desde 2017 Estados Unidos impone sanciones a la industria petrolera venezolana. En 2020 se agudizaron con el énfasis en las exportaciones petroleras del régimen de Maduro; las cuales se limitaron gradualmente hasta prohibir los "Swaps" que el gobierno intercambiaba por petróleo por derivados con empresas de Asia y Europa.
En lo que coinciden los dos sectores es en la incapacidad de Pdvsa de recuperar la capacidad de refinación a corto plazo. En ese sentido, la única solución que se vislumbra es un consenso para pedir el levantamiento de sanciones; escenario improbable en este momento.
La organización The Washington Office in Latin America advirtió este año al entonces secretario de Estado, Mike Pompeo, sobre los efectos de la falta de diésel. Destacaron las afectaciones en el traslado de insumos; situación que perjudica a millones de familias venezolanas.
Sectores afectados
De acuerdo con datos de Ciudadanía en Acción, en marzo se movilizó 66% menos queso a centros de consumo; 62% menos carne de res; 53% menos pollo y 64% menos hortalizas. Los gremios de productores, por su parte, destacan que las perspectivas para la agricultura no son alentadoras. Alexis Algarra, directivo de Fedenaga, resalta que el diésel es indispensable para las maquinarias que usan en el campo. "Sin el combustible, nuestro trabajo se hace extremadamente difícil, cuando no imposible…”, dijo a la Agencia Anadolu citado por El Espectador.
En ese sentido, la paralización agropecuaria sería inminente. Representates gremiales como Fedenaga piden permiso para importar combustible desde Colombia; sería una solución temporal mientras se resuelve el problema.
Una solución de fondo pasa por una flexibilización de la postura de Biden, según Algarra. Esta sugerencia ya la había hecho Elliot Abrams, exdiplomático para Venezuela, al actual mandatario estadounidense. Este funcionario sugirió levantar las prohibiciones de las Swaps.
El senador estadounidense Chris Murphy, miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara Alta, también pidió revisar las sanciones. Considera que son equivocadas y pidió restablecer los Swaps como un "salvavidas" los venezolanos.
El desabastecimiento de diésel afecta también al sector eléctrico, porque este combustible sirve del respaldo al sistema; ya que pese a que en Venezuela está basado en la generación hidroeléctica su estabilidad depende del diésel. También se verían comprometidos el gas doméstico y el agua. De seguir escalando esta inédita crisis del diésel, también se paralizaría el transporte público superficial usado por el 70% de los venezolanos.