Desde hace algún tiempo los expertos en política internacional están esperando el momento en el cual el primer mandatario de los Estados Unidos intentara romper los vínculos entre los intereses petroleros de Rusia con Venezuela, ¿Llegaría ese momento con las nuevas sanciones que le impuso el Departamento del Tesoro a la empresa Rosneft?
El Político
Una de las preguntas de los expertos es ¿Se atreverá a correr el riesgo de ofender a Vladimir Putin, acusado por los demócratas de interferir en las elecciones de 2016, para debilitar la democracia estadounidense (y de insistir en este 2020) y ayudar a la elección de Trump?, destaca univision.com en un artículo de opinión en su portal informativo.
Cuando el Departamento del Tesoro de Estados Unidos anunció que les impediría a las compañías de su país realizar negociaciones con una subsidiaria en Ginebra de la empresa petrolera rusa, Rosneft, la cual es acusada de ayudara la dictadura de Nicolás Maduro a evadir las sanciones estadounidenses, los analistas indicaron que hubo un cambio en la forma de actuar de la administración de Trump.
El ex director del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca para América del Sur, Fernando Cutz, aseveró, "Envía un mensaje muy claro de que estamos entrando en una nueva etapa de sanciones secundarias", luego agregó, "De repente, la situación ha cambiado completamente".
Pero, algunos analistas aseveran que es poco probable que las medidas detengan el flujo de petróleo de Venezuela debido a que existen muchas maneras turbias de comercializar, transportar y contrabandear el petróleo en el mercado mundial, y la dictadura de Maduro se ha vuelto experta en usarlas.
Sin embargo, esas sanciones será problemáticas para Rosneft, porque tendrá que intentar evitar las penalizaciones, que adicionalmente le bajan -a]un más- el valor a las exportaciones petroleras venezolanas.
Cabe destacar que el régimen de Maduro intentará atraer a sus aliados con precios muy bajos por su crudo pesado, el cual es muy denso además tienen un alto contenido de azufre, que lo hace más difícil de refinar.
Para el analista de AKE International, una consultoría de seguridad y riesgo político en Londres, Maximiliam Hess, "Esto le provocará dolores de cabeza a Rosneft, pero no es suficiente para cambiar las cosas. No va a cortar el cordón".
Hess y otros analistas indican que la empresa Rosneft es un objetivo muy grande para ser sancionado, es poco factible que la actual administración de EE.UU. se arriesgue a comenzar una pelea con esta gran compañía considerada el segundo mayor productor de petróleo del mundo, sólo la supera la empresa de Arabia Saudi, Aramco.
Las recientes sanciones sólo fueron a Rosneft Trading, cuya sede está en Ginebra, una de las más de media docena de subsidiarias comerciales de Rosneft, cuya sede se encuentra en Moscú, repartidas por todo el mundo que compran y venden petróleo.
Las sanciones no afectaron al resto de las operaciones internacionales de Rosneft en 25 naciones como Canada, Iraq, India y Venezuela, ni a las empresas conjuntas con la empresa petrolera de Estados Unidos, Exxon, ni la compañía británico-holandesa, Shell.
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