China se ha convertido en uno de los principales proveedores de Latinoamérica. Mientras la cuota de mercado de Estados Unidos ha disminuido.
El Político
José Ignacio Torreblanca, director de la oficina en Madrid del `think tank´ ECFR, señaló que «el mundo es un terreno de competición que no se puede dejar desatendido», reportó ABC.
¿Por qué es importante?
El especialista sostiene que el balance es que Xi Jinping ha visitado más veces los países suramericanos que el expresidente Barack Obama en dos mandatos.
Y añade: "El final de la Guerra Fría y el 11-S dejó a Latinoamérica postergada".
Y en el caso de la UE dijo que este bloque busca recuperar el tiempo perdido, con un margen discutible para hacerlo. Y podría encontrar en la zona un destino de diversificación energética a futuro.
En ese proceso, España puede jugar un papel considerable dado que el próximo año le toca asumir la presidencia rotatoria del Consejo de la UE. Y pretende introducir el tema de América Latina en la agenda europea.
En contexto
Y concretamente, América Latina ha sido vista durante mucho tiempo como el patio trasero de EE.UU. Así que lo que falta es convencer a los países latinoamericanos de que hay un verdadero interés por mantener relaciones constructivas, y a largo plazo.
A este reto se une el que la respuesta de los países latinoamericanos es dispar, sin una voz única, lo que puede condenar a la región a un papel secundario, a pesar de sus posibilidades.
Y es que Latinoamérica, como remarca Inés Gaviria para la IEEE, es una de las regiones del mundo con mayor potencial económico.
Tiene una superficie de 20 millones de km2, equivalente al doble de la de Europa o EE. UU., «en ella se encuentra el 40 % de la biodiversidad del planeta, el 28 % de las reservas naturales de agua.
También cuenta con el 43 % de las de cobre y el 40 % de las de níquel. Y tiene una población de más de 64 millones de habitantes, el 9 % de la población mundial», dice Gaviria.
De ahí que China y Rusia, cada una con métodos y objetivos distintos, haya puesto su punto de mira en las posibilidades que ofrecen los diversos países de la zona para la consecución de sus intereses y para lanzar un mensaje simbólico a EE.UU. : el de que esta región ya no está bajo monopolio de Estados Unidos.
Especialmente en el caso de China con un despliegue diversificado y de cortejo, materializado en la Nueva Ruta de la Seda, a la que ya se han unido 21 países suramericanos.
El gigante asiático presta ya más a los gobiernos de Latinoamérica que el Banco Interamericano, el Banco de Desarrollo de América Latina y el FMI juntos. La actividad de Pekín tiene a Washington preocupado.
Esto se hizo evidente con el Canal de Panamá, bajo control de EE.UU. durante gran parte del siglo XX. Pero en 2017, el consorcio chino Landbridge firmó un acuerdo para la construcción de un puerto de aguas profundas.
Alda recalca que «nadie podía prever que un régimen comunista iba a poder entender tan bien el proyecto capitalista de la globalización. Occidente por una cuestión casi de prepotencia ha subestimado su capacidad».
El diario ABC de España plantea que la crisis del coronavirus abrió una ventana de oportunidad para China y Rusia, mientras EE. UU. y la UE estaban centradas en su situación interna.
Añade que Rusia y China usando la «diplomacia de la salud», suministraron a Latinoamérica vacunas y equipamiento médico. Esto ha permitido al país asiático ganar apoyos en el tema de Taiwán.
La República Dominicana o El Salvador han pasado de reconocer a Taiwán a hacerlo con China. Y las licitaciones que antes ganaban estadounidenses, españoles u otros países europeos, ahora las obtiene el capital chino.
Carlos Malamud, investigador principal del Real Instituto Elcano y catedrático de Historia de América en la UNED, señala que «en este momento complicado para la región, marcado por la pospandemia y las consecuencias de la guerra de Ucrania, contar con un mercado seguro para su exportación de commodities es algo muy importante».
Y los investigadores de Elcano en un informe afirman que «América Latina está ante el dilema de ratificar a Occidente o acercarse a otros que portan nuevas oportunidades comerciales», y no quieren verse obligada a elegir. Así, muchos países latinoamericanos no han seguido las sanciones a Rusia.
La relación de Moscú con América Latina y el Caribe se ha centrado sobre todo en sus aliados históricos: Venezuela, Cuba y Nicaragua. En enero Sergei Ryabkov, el viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, dijo que no descartaba el despliegue de fuerzas militares en Venezuela y Cuba.
El posicionamiento de China se da tras la firma de tratados comerciales con Perú, Chile, Panamá y Costa Rica, explica Sara Wong, directora del Centro de Estudios Asia Pacífico, de la Escuela Politécnica de Litoral (Espol).
En ese contexto, Estados Unidos busca un acercamiento con Venezuela con el objetivo de:
- Contrarrestar el avance de China en la región.
- Atender la demanda de petróleo ante la decisión de prohibir la importación de crudo desde Rusia en respuesta a la invasión a Ucrania.
La China de Xi Jinping
China, con un apetito voraz por lo que tiene que ofrecer Latinoamérica, procede con grandes proyectos en infraestructuras y conectividad, compra empresas latinoamericanas o presta dinero con indiferencia de la ideología política.
Convirtiéndose en el banquero del mundo y en el principal destino de las exportaciones de países como Brasil, Chile, Cuba, Uruguay o Perú. A los que se les abre un mercado gigantesco que crece con rapidez.
Su acción es diversificada, construye una estación espacial en Argentina, un metro elevado en Colombia, un puerto en Perú, una central hidroeléctrica en Ecuador, tiene una participación del 23% en la tercera empresa de energía más grande de Brasil o despliega fibra óptica en Chile.
Y entre los años 2001 y 2018, Venezuela ha suscrito 500 acuerdos con Pekín. China prestó alrededor de 137.000 millones de dólares a América Latina.
Los créditos – que ahora están en pausa-tenían como condición pagar una parte con petróleo, usarlos para compras a China y cerrar contratos solo con empresas chinas para las obras en la zona.
Y especialmente a partir de 2018 el gigante asiático empezó a hacer hincapié en la Ruta de la Seda digital. Sin embargo, Malamud matiza que «en el marco de la inversión directa EE.UU y Europa siguen siendo superiores a China, y esto les da a ambos una posición de partida importante».
Borrell subrayó que la UE tiene previsto destinar 3.400 millones de euros a América Latina y el Caribe en el marco del programa Global Gateway, con el objetivo de financiar infraestructura global y las transiciones verde y digital.
Por último indicó que «Si Europa quiere tener influencia como actor geopolítico debe prestar más atención a lo que ocurre en Latinoamérica y el Caribe», y España debe colocar esa cuestión en el punto de mira.