Esta historia se inicia un 18 de agosto de 2011, cuando el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, decide, con el visto bueno del presidente del BCV, Nelson Merentes "sacar" de los países que la custodeaban las reservas internacionales en oro.
Mario A. Beroes R./El Político
Reservas que se encontraban seguras en bancos de Estados Unidos y Europa para colocarlas en economías "sólidas" como China, Rusia y Brasil.
También anunció en ese momento la nacionalización del oro "para convertirlo en fondos nacionales".
El objetivo, según él, era "incorporar la producción aurífera a las reservas internacionales de la Nación," algo que nunca concretó y que el actual régimen se ha encargado de dilapidar y entregar a Rusia.
En aquel momento el oro alcanzaba niveles históricamente altos, superando los 1.700 dólares por onza, como consecuencia de la crisis de la deuda en Estados Unidos y ante los temores una recesión mundial.
En la lógica de ex golpista, sacar el oro "del Norte" es una medida "sana", tomando en cuenta la crisis económica que azotaba para el 2011 a ese país y Europa, y trasladarlas a "naciones aliadas, como China, Rusia y Brasil que sí poseían economías sólidas".
Chávez, Giordani y Merentes: Los cómplices
En el 2011, Jorge Giordani era el ministro de Finanzas, y el presidente del Banco Central de Venezuela (BCV), era Nelson Merentes. Ambos, avalaron la decisión de Chávez.
Para la época el total de oro venezolano en el exterior alcanzaba a 11.000 millones de dólares.
El país tenía 99,21 toneladas de oro en bancos de Inglaterra, lo que equivalía, con una onza a 1.800 dólares, a 4.595 millones de dólares.
"En Estados Unidos tenemos 800 millones de dólares en oro (…); en Toronto (Canadá) tenemos 381 millones de dólares desde 1992, y desde 2004 en un banco de Francia tres toneladas de oro, 184 millones de dólares," dijo el ex dictador en ese entonces, según los cálculos que manejaba de manera oficial.
Los traslados a Rusia, China y Brasil
En un primer momento el régimen transfirió 6.300 millones de dólares en efectivo que poseía en diferentes bancos, principalmente europeos, a entidades financieras de China, Rusia y Brasil, países afines en lo ideológico al régimen venezolano.
La mayoría de esas reservas exteriores estaban depositadas en el BIS (Banco de Pagos Internacionales) en Basilea (Suiza), pero también habían reservas en el Barclays Bank en Londres, JPMorgan, Bank Of Nova Scotia o el propio Banco de Inglaterra.
Actualmente
Venezuela, que mantenía 85,7 toneladas de oro en el Banco Central, con un valor estimado de 5.053 millones de dólares, según su último balance de diciembre 2020, tiene serios problemas de liquidez, agravados por el derrumbe de su producción y el precio del petróleo, así como por las sanciones de Estados Unidos.
Las reservas de oro venezolano ha caído en su nivel más bajo, de acuerdo al más reciente balance ofrecido por el Banco Central de Venezuela (BCV), que al cierre de 2021 registró un valor de 4.560 millones de dólares, lo que representaba 493 millones de dólares menos que en 2020.
En las notas referentes a los estados de cuenta divulgados por el máximo ente financiero del país se entiende que la disponibilidad de oro en barras hasta finales del año 2020 era de 79 toneladas.
En 2019, las reservas ya habían descendido 19 toneladas, aunque sin mayor información sobre el destino de este retiro mineral.
El Gobierno tiene además un proceso legal en curso para repatriar unas 30 toneladas de oro venezolano del Banco de Inglaterra, recursos que, según ha asegurado, destinará a atender la crisis humanitaria generada por la pandemia.
Nacionalización del oro y reservas en picada
"Vamos a nacionalizar el oro y vamos a convertirlo, entre otras cosas, en reservas internacionales", aseguró Chávez en alocusión telefónica transmitida durante un acto militar de entrega de 324 misiles y 25 tanques adquiridos a Rusia, por cierto.
Chávez aprobó la reglamentación sobre la nacionalización del mineral en el marco de la llamada Ley Habilitante que le fue otorgada en diciembre del 2010, y que le permitió legislar sin el consentimiento del Parlamento.
La historia siguió su curso. Chávez muere el 5 de marzo de 2013. Asume Nicolás Maduro y sin reparo alguno, su gobierno traslada el 80% de las reservas de oro de Venezuela a la Federación Rusa y el otro 20% en Turquía.
Rusia y sus historias sobre robos de oro a otros países
Cuando la dictadura de Maduro decide mudar la sede de Petróleos de Venezuela SA (PDVSA), ubicada en Lisboa, Portugal, a Moscú, Federación Rusa; sede que por cierto era la encargada de llevar, organizar y facturar todos los contratos y facturación con Europa y Asia, comienza también la entrega del oro de las reservas del BCV al banco central de Moscú.
Rusia tiene una larga historia de apropiación del oro de otros países. Se quedó con el oro que las tropas republicanas tenían antes de estallar la Guerra Civil española y no lo devolvieron, a pesar de los esfuerzos hechos por el dictador Francisco Franco.
También se apropiaron del oro, joyas, obras de arte y demás objetos de valor de Alemania y otros países donde el Ejército Rojo estuvo o peleó cuando la II Guerra Mundial. No lo devolvieron, aduciendo "pagos por costos de guerra."
Hay historias similares con las escasas reservas de oro del banco central de Cuba, en los primeros años de la revolución liderada por Fidel Castro, y que terminaron en las bóvedas del banco central ruso, por recomendación del entonces presidente de la institución antillana, Ernesto Guevara.
Igual ha sucedido con las reservas en oro de Angola y Afganistán.
De Carmelitas al Kremlin
La extracción de lingotes, que estaban en el Banco Central de Venezuela (BCV), se hizo en ocho vuelos que se hicieron a través de un avión ruso “que pertenece a una compañía que le presta servicios personales al presidente ruso, Vladimir Putin”, acusó en su momento, el dirigente de Primero Justicia, Julio Borges.
La misma aeronave volaba hasta Mali, donde descargaba el oro venezolano, que luego era llevado a una refinería cercana al aeropuerto maliense para ser derretido y, posteriormente, trasladado a través de otro avión, en este caso de Emiratos Árabes Unidos (EAU).
En Mali, se realizaba el intercambio de lingotes por euros. De ese modo, el dinero regresaba a Caracas en el mismo avión ruso, mientras que el oro se iba a EAU o, en algunos casos, a Libia, donde presumen que era recibido por el mariscal Jalifa Haftar, que controla el este del país africano.
Otro involucrado es el ministro de Petróleo de Venezuela, Tareck el Aissami. La trama habría sido diseñada por el empresario colombiano Alex Saab, quien está señalado como presunto testaferro de Maduro y que actualmente espera por su juicio en una cárcel estadounidense.